Para irse de viaje de fin de año a Bariloche los estudiantes venden desde pastelitos y pastafrolas hasta alfajores de maicena o chocolate. Sus padres organizan eventos para poder aminorar el gasto que implica el paquete con el viaje, la estadía, la comida, las excursiones y los boliches. Todo, pero todo, sirve para poder llegar a los 20 mil pesos promedio que cuesta estar ocho noches en la ciudad donde los jóvenes duermen poco pero disfrutan mucho.

Con respecto al año pasado, la suba del costo del paquete es de un 15 por ciento. Y para aquellos alumnos que hoy cursan el quinto año y piensan viajar el próximo, se les recomienda que lo paguen ya, sino deberán sus padres desembolsar más dinero.

Para los gastos extras se estima que hay que contar con unos 4.000 o 5.000 pesos más. Esto incluye regalos, recuerdos, chocolates y la bebida que consumen dentro de un boliche, ya que solo tienen cubierta la ingesta de gaseosas. Un vaso de fernet con coca, por ejemplo, puede llegar a costar 200 pesos.

“Los chicos tienen el chip de Bariloche, es difícil sacárselo”, comentó a el Periódico Javier Gambino, de la empresa de viajes que lleva su nombre. El operador turístico informó que los chicos tienen otras opciones, como Camboriú en Brasil y sus playas, en la previa al verano, a un costo 17.800 pesos, pero que prefieren cerrar su etapa como estudiantes secundarios en el sur argentino.

Ya no van todos

No hace tantos años, era común que viaje todo o casi todo el curso. Sin embargo eso cambió. Algunos no van porque no pueden pagarlo y otros porque prefieren usar esa inversión en otra cosa.

Brisa, que cursa un quinto año de la escuela Ravetti, contó que ya comenzaron a pagar el viaje para irse en 2017. La estudiante manifestó que solo tres alumnos de los 17 del curso piensan viajar a Bariloche, es por ello que deberán integrar otro contingente con alumnos de otros quinto y de otro colegio. Así las cosas, es prácticamente imposible que un curso completo pueda ir.

Santiago cursa el sexto año del colegio Pablo VI y contó que es difícil costear e viaje porque además este año tienen los gastos de la recepción: “Nosotros fuimos haciendo ventas intercaladas. Además, la empresa contratada nos ofrece la posibilidad de vender rifas para el sorteo de viajes, televisores, entre otras cosas -que corren por cuenta de ellos- y el dinero queda para quien las vende. Es una buena forma de cambiar la propuesta de venta y para nosotros es dinero neto”, aseguró. Con lo recolectado en una buena venta –agregó Santiago- pueden llegar a costear una cuota y media del viaje.

Pese al costo del viaje y los fluctuantes precios por la inflación, el destino de Bariloche no pasa de moda. Lo apuntala el imaginario colectivo que han ido construyendo, a lo largo de los años, las diversas generaciones de estudiantes.

Para este 2016, según datos oficiales, se espera que lleguen a la ciudad 135 mil estudiantes. Se trata de un negocio mueve cerca 4000 millones de pesos por año.