Matías Córdoba tiene 29 años, es docente de Historia y Geografía en el Nivel Medio y viene de cumplir un enorme desafío junto a cuatro amigas de San Francisco y Frontera: pedalear 650 kilómetros para unir en bicicleta San Carlos de Bariloche y Las Grutas. No es un deportista profesional, sino un aficionado de las dos ruedas que le agarró el gustito a esta disciplina hace un año y medio, en plena pandemia.

Pese a que siempre utilizó la bicicleta como medio de transporte, Córdoba comenzó a darle un uso deportivo y regido por la disciplina. Con ello comenzó a notar cambios que –asegura- vinieron rápido. Incluso decidió competir en carreras y pasó de participar de una regional de 48 kilómetros al “Desafío de la ruta 23” en tan solo un mes y medio de diferencia entre una y otra.   

“Siempre usaba la bicicleta para moverme. En pandemia me invitó una amiga y empecé a pedalear. En octubre del año pasado comencé a entrenar con Daiana Almada (destacada ciclista y hoy entrenadora). Dentro del grupo de entrenamiento, con compañeras salimos a pedalear y con el tiempo realizamos este desafío de Bariloche a Las Grutas”, resaltó.

En total fueron 650 kilómetros para una carrera que constó de cuatro etapas: 205 km. el primer día, 147 el segundo, 190 el tercero y 105 el tramo final.

Córdoba (de naranja) junto a los demás integrantes de la ciudad y la región.
Córdoba (de naranja) junto a los demás integrantes de la ciudad y la región.

Junto a Córdoba corrieron las sanfrancisqueñas Marisa Macello, María Eugenia Acebal, María José Apendino; también Mariela Chávez, de Frontera, sumándose Romina Tissera y Andrés Lioi, ambos de Freyre.

Unir Bariloche con Las Grutas

El “Desafío de la ruta 23” fue una prueba de fuego para los ciclistas locales, no solo por la distancia sino por un trayecto con vaivenes. El plus era recorrer un paisaje inigualable en el sur del país.

Córdoba admitió que junto a sus compañeras analizaron la participación con detenimiento: “Cuando nos decidimos empezamos a hacer averiguaciones, ver hospedajes y nos dicen que desde Córdoba salía un motorhome a cargo de un ciclista y nos sumamos”.

Sobre la competencia, contó: “Era una distancia larga a ritmo de carrera, nuestro objetivo era cumplir el recorrido, llegar pero sobre todo pasarla bien, no padecerlo. Al finalizar de la carrera nos dimos cuenta que estábamos bien preparados. El spinning (agradeció a la profe Carolina Berastegui) nos ayudó muchísimo y pudimos llevar la carrera de la mejor manera posible”. Cabe destacar que tres de sus compañeras hicieron podio.

Lo llamativo de la historia fue lo rápido de la preparación, que fue entre octubre y noviembre. La competencia, cabe aclarar, comenzó el 1º de diciembre: “Se trabajó en la optimización de los tiempos. Eran muchas horas sobre la bici, por día podías llegar a estar casi diez horas, aunque después fueron menos”, señaló el docente.

Experiencia

Córdoba aseguró que no tuvo temor de participar de esta competencia, pese a que era un gran desafío: “El objetivo era llegar y en el momento me di cuenta que podía. Con las compañeras aprendimos mucho, nos juntamos con otros ciclistas que te van enseñando algunas técnicas. Creo que me animé a hacerlo porque soy corajudo”, afirmó.

Matías Córdoba en la competencia realizada en el sur del país.
Matías Córdoba en la competencia realizada en el sur del país.

Luego aclaró que estar preparado físicamente es clave, aunque le dio un gran valor a la cabeza: “Lo fundamental es el control a través de la cabeza, la mente; físicamente podés estar preparado pero son distancias muy largas, hay que tener claridad del objetivo. Uno quiere llegar, como sea, en más o menos tiempo, con más o menos esfuerzo, pero la cabeza y las emociones juegan un montón”, definió.

También, el profesor, que da clases en la Ipet 264 “Teodoro Asteggiano” y en la escuela José María Paz (Devoto), indicó que en los cuatro días de carrera atravesó muchas emociones y recuerdos: “Analizás lo que enfrentaste en la vida y fuiste superando. Y esta era otra situación más. Fue un desafío personal”.

Acceso al deporte

Córdoba destacó otro aspecto en este año y medio que comenzó a usar la bicicleta con otro fin: “Me cambió el cuerpo, si bien siempre me sentí cómodo, satisfecho. Desde que empecé a tomar la bici desde el lado de la disciplina, sentí el bienestar físico, psicológico y emocional. Me sirve mucho, cuando uno se sube a la bici la mente olvida muchas cosas”, contó.

Matías aclaró que recién ahora empezó a hacer deportes en su vida y subrayó la necesidad de que todos puedan tener acceso a realizar la disciplina que quiera: “Me pienso a mí mismo y digo ‘toda la vida sin hacer deporte’. Por diferentes motivos, por gusto o no. Pero interpreto que todos deben tener acceso. Días atrás participé de la charla que se hizo en Proyecto Crecer a cargo de Kurt Lutman que hablaba de deporte e inclusión y pienso siempre en el acceso; cualquier persona debería tenerlo, sobre todo en las infancias”.

En el final, Córdoba dio un consejo a quienes quieran y puedan sumarse al ciclismo: “Es bueno sumarse a un grupo de entrenamiento, mejorar la técnica, el pedaleo. También ponerse objetivos que no deben ser profesionales”, dijo.

“En mi caso lo tomo todo tranquilo. Mi claridad es que vivo y trabajo de otra cosa y lo que me queda de tiempo trato de dividirlo. La bici significa una descarga en este momento de mi vida”, concluyó Matías.