En barrio La Milka dicen sentirse “olvidados”. Es que a los problemas estructurales de este sector de la ciudad se le suman constantes hechos de robo en la propiedad privada y de vandalismo en los espacios públicos como la plaza o la sede del centro vecinal.

Los vecinos se quejan por el mal estado de las calles de tierra y la falta de badenes para que escurra el agua de lluvia. Todavía se pueden observar pequeñas “lagunitas” en distintas calles del barrio luego de la última gran lluvia caída en la ciudad. Se formaron frente a las viviendas y se convierten en un verdadero foco infeccioso para los vecinos.

Una vecina de calle Rioja fue contundente: “Yo ya me acostumbré, creo que nunca vamos a tener soluciones. Hace muchos años que vivo acá y el barrio en vez de mejorar, empeora”.

La inseguridad y los problemas de infraestructura fueron los reclamos anónimos que dejaron los vecinos tiempo atrás en urnas que se ubicaron en distintos comercios del sector.

“Las urnas eran para recibir denuncias anónimas por el tema inseguridad. La idea era escuchar a la gente que se manifestó no solo por este tema, sino además pidió el arreglo de las calles y en algunos casos la conexión del agua corriente”, explicó a EL PERIÓDICO Héctor Vera, presidente del centro vecinal.

Vera aseguró que “la gente piensa que el barrio está un poco olvidado. Otros barrios también están en la misma situación. No sabemos si es porque no hay tanta gente disponible en la Municipalidad para hacer los distintos trabajos; es una lucha constante”.

Sorpresita

Es la que se llevaron los vecinalistas de La Milka y también una familia que había alquilado el salón para festejarle el cumpleaños a uno de sus hijos. El último fin de semana, autores desconocidos rompieron los barrotes de una ventana de la sede del centro vecinal y se llevaron todas las sorpresitas que había para los invitados al cumpleaños.

Además, en el galpón colindate, donde se erige la obra del Salón de Usos Múltiples (SUM) se llevaron dos farolas de aluminio que cuestan en el mercado 700 pesos cada una. Las demás, que todavía quedan pero que están a punto de sacar para que no corran la misma suerte, habían sido dañadas: “Practican tiro al blanco con éstas”, señaló Vera.

Una cosa atrasa la otra

La obra del SUM está paralizada desde hace un año. En febrero del año 2011, la Municipalidad le entregó al centro vecinal 200 mil pesos para su finalización, sin embargo, la institución necesita 150 mil pesos más para poder cerrarlo, hacerle el piso y los sanitarios.

Según se prometió, la obra debería haber estado completa para mediados del año pasado: “Hace un año que la obra está en espera, mientras tanto le doy gracias a la Municipalidad porque nos dio un subsidio de 200 mil pesos para poder llegar a lo que tenemos hoy. Nos prometieron unos fondos más, la inquietud es terminarlo y entregar el centro vecinal para que funcione ahí el destacamento de policía”, dijo el vecinalista.

Este destacamento fue prometido en el año 2008, en una jornada donde además se anunció que en esta dependencia se trabajaría las 24 horas con guardias permanentes, y con tres efectivos y un móvil permanente.

“La gente en el barrio lo pide porque hay mucha inseguridad, por eso hace falta”, subrayó el vecinalista.