Nostálgicos, coleccionistas y amantes de publicaciones del pasado y del presente ahora tienen un espacio para la lectura donde a su vez pueden acceder a materiales a buenos precios y en excelentes condiciones.

“Las antigüedades o lo usado tiene un mercado, hay gente que busca ya sea desde libros a objetos usados. Lo que queremos es que este sea un espacio de referencia más allá de los libros y lo comercial”, explicó Ezequiel Blanda (37), un profesor de Historia que abrió el primer local de libros y revistas usados de la ciudad en bulevar 9 de julio 2108 y al que bautizó Viejos Libros San Francisco. “Trabajo con libros usados tratando de mejorarlos y devolverles su función: que vuelvan a ser leídos”, le dijo a El Periódico.

El emprendimiento surgió por la inquietud y el placer de Ezequiel hacia las ediciones de libros antiguos y las editoriales independientes. Empezó con una simple mesita de ejemplares usados en el exterior de la escuela de Bellas Artes, y por el interés de los estudiantes y docentes, abrió su fan page en Facebook que tuvo una gran aceptación y ahora su local.

Casualidad y sorpresa

“Esto tiene mucho de casualidad, de búsqueda y mucho de sorpresa”, comentó Blanda. A veces los mismos clientes terminan siendo también proveedores de revistas y libros.

“Hay gente que ofrece sus libros o revistas porque ya no tiene lugar donde colocarlos y no sabe qué hacer”, aseguró.

La idea del propietario de Viejos Libros San Francisco es darle al espacio una estética de anticuario. “Estamos decorando como para darle una utilidad y un estilo, no solo queremos que la gente venga a mirar, queremos que sea también un lugar de encuentro y de intercambio”, sostuvo.

En el lugar también se pueden encontrar libros nuevos de editoriales económicas y ediciones de escritores locales y regionales.

Joyitas

En el local pueden encontrarse algunas joyas. Por ejemplo, un álbum de figuritas de próceres argentinos que data de 1934, revistas de los ‘70, `80 y libros infantiles en excelente estado de la década del `60. Ediciones que seguramente han marcado a varias generaciones.

En una de sus recorridas en búsqueda de material, Blanda llegó hasta una vivienda cuyos propietarios se disponían a tirar varios libros y se los ofrecieron. “Ahí encontré una primera edición de ‘La Razón de mi vida’, de Eva Perón, con una tarjeta postal”, aseguró.

Preferencias de la gente

El vendedor confiesa que la gente a la hora de comprar busca sobre todo novelas, libros policiales e históricos: “No he tenido gente buscando una edición en particular de un libro. Pero si se valoran las ediciones antiguas de tapa dura que están en excelentes condiciones”.