El historiador local, ya fallecido, José Alberto Navarro, definió como “una epopeya urbana” la historia del Centro Cívico de San Francisco.

Es que donde hoy se observa un imponente edificio como la Tecnoteca, que aún no fue inaugurado, además de la tradicional fuente de agua –en la actualidad sin uso- existía el ferrocarril. Sí, justo en el centro de la población pasaba el tren, lo que conllevaba una serie de riesgos para quienes transitaban a diario sobre el lugar.

En la introducción de su libro “Historia del Centro Cívico y Comercial de San Francisco”, Navarro escribió: “A la par de los problemas de planificación y funcionalidad urbana que su actividad provocaba, convivían las dificultades de seguridad pública, derivadas del peligro latente que encerraba el movimiento ferroviario en pleno centro”.

La muerte de un adolescente que volvía de la escuela en 1913 fue un detonante para la construcción de un puente en el lugar que pase por encima del tren.

Este escenario generó protestas por parte de la ciudadanía. El pensamiento era que el paso del tren, justo en el medio del pueblo, no ayudaba al desarrollo de lo que tiempo después sería una ciudad. Además, se pensaba que dividía.

Por ese entonces, la zona privilegiada de San Francisco era la sur porque allí se encontraba la iglesia, la plaza, la policía, el correo, entre otros sitios. En el norte, más allá de 25 de Mayo, salvo la escuela Iturraspe no había mucho más.

Pese a que las protestas por su asentamiento comenzaron en 1898, recién el ferrocarril se mudó en 1951. Luego comenzó la otra etapa, donde se llamó a concurso para presentar proyectos para el armado del Centro Cívico.

Para Navarro, “la zona sur era privilegiada, tanto es así que en una oportunidad Iturraspe puso como condición para hacer ciertas donaciones que se hicieran obras en este sector”. La actualidad muestra otra realidad, una zona noroeste que avanzó urbanísticamente sin freno y que en muchos casos espera por servicios clave. A contramano, los barrios más al sur siguen aguardando por obras prometidas de antaño, las cloacas por ejemplo, y la inauguración del Complejo Procrear donde se levantan 432 viviendas, sin fecha de entrega, lo que ayudará a paliar un poco el gran déficit habitacional que sufre San Francisco. No hay que olvidar tampoco a los beneficiarios del Lo Tengo, que hoy reclaman a viva voz por sus terrenos.