El frío comenzó recién en la segunda semana de junio y eso complicó un poco las cosas, piensan en las tiendas de indumentaria y calzados de la ciudad. En el centro los distintos negocios proponen una infinidad de ofertas y descuentos que se vuelven un atentado a las billeteras de los consumidores.

Las vidrieras proponen descuentos del 20, 30 y hasta el 50 por ciento. “Tuvimos que largar las liquidaciones antes, a mediados de junio”, reconoce un vendedor cuyo local está ubicado sobre bulevar 25 de Mayo.

La lógica de las ventas suele marcar que las liquidaciones comienzan más tarde, a fines de julio y principios de agosto. Pero los comerciantes están algo desorientados. Sí, cómo lo debe estar usted: ¿o de antemano pensaba que iba a comer la “bagna cauda” con 30 grados a la sombra? ¿O intuyó que las vacaciones de julio iban a ser muy parecidas a las de enero?

De todos modos, aunque las liquidaciones comenzaron temprano hoy siguen vigentes y cada vez son más jugosas. En los negocios le manifestaron a EL PERIÓDICO que la temporada invernal no fue tan cruda, por lo que mucha mercadería quedó sin venderse. Por eso hay que “sacársela de encima y renovar el stock”. En otros, por ejemplo, explicaron que si bien hubo días cálidos, en aquellos donde hubo bajas temperaturas el frío se hizo sentir y mucho, lo que generó buenas ventas.

El titular del Centro Empresarial y de Servicios (CES), Elvio Venier, aseguró que “este invierno fue flojo”. El comerciante indicó que existió en el primer semestre del año una merma del 25 por ciento en las ventas promedio y que los rubros más afectados fueron el textil y el de insumos de computación. En ambos la traba a las importaciones fue un factor clave.

Ya hablamos del calor invernal y de las trabas a las importaciones del gobierno nacional. Pero falta un tercer punto, que es tan importante como los demás: algunos se cuidan al momento de gastar.

A comienzos del mes de junio EL PERIÓDICO informaba que el consumo de bienes y servicios entre los habitantes de San Francisco estaba en baja porque los gastos fijos, tanto de los consumidores como de los comerciantes, habían aumentado significativamente como causa de los impuestos, tasas y servicios. Esto sumado a la inflación derivada del aumento del costo de vida, lo que retrajo el consumo.