Este fue un año que puso a prueba a la humanidad en lo que refiere al manejo, gestión y respuesta frente a una pandemia y un virus desconocido, altamente contagioso y potencialmente mortal como lo fue y lo sigue siendo el SARS-CoV-2, popularmente identificado como coronavirus.

En este contexto global y nacional que viene siendo conflictivo, distintos sectores de la sociedad lo vivieron de una manera parecida, aunque con diferencias y singularidades. El Periódico dialogó con diferentes vecinos de la comunidad que hicieron un balance del año que se fue y que, como a todos, nos marcó de diferentes formas.

“Nos vimos desbordados”

El rol de los grupos solidarios, merenderos y comedores comunitarios fue fundamental para contener a las familias más marginadas del sistema en los meses de cuarentena rigurosa y cuando aquellos que viven de lo que trabajan en el día a día, no podían salir a la calle a ganarse el pan.

Gonzalo Giuliano Albo, docente y referente social, integrante del merendero La Amistad de Frontera, remarcó que se vivió un año muy intenso y en el que tuvieron que dejar de lado la contención de los niños “para llenar los tapers de comida”.

“No tuvimos descanso, fue un año bastante complicado, estábamos todos pidiendo la hora, como se dice. Para nosotros fue muy desgastante estar cocinando, preparando las cosas, buscando las donaciones y pensando en las siguientes tardes para entregar la comida. Recibimos a 250 personas tres veces por semana y ya no había dinero que alcance. El número de donaciones no aumentó y desde las comunas hubo una indiferencia absoluta”, se quejó.

El 2020, el año de la pandemia en la mirada de diferentes protagonistas en San Francisco

En este sentido subrayó que el merendero se tuvo que alejar de sus principales propósitos: “Nos hemos tenido que olvidar la cuestión del ropero solidario, del apoyo escolar, las actividades lúdicas para los chicos, nuestros cometidos originales ya no los pudimos cumplir para asistir a las familias”.

En este aspecto, se mostró preocupado por “síntomas alarmantes”: “Que un chico desatienda el juguete y se enloquezca por el alimento que le entregás, es un mal síntoma, no es natural”, admitió.

Del año que se fue, Giuliano Albo solo destacó “cierto interés por parte de la Nación de dar una cobertura mínima para que la situación no haya sido desesperante, pero de cualquier manera, el costo de los alimentos excedió los niveles de inflación y eso hizo que a nosotros nos haya desbordado la situación”.

Por último, para el 2021 pidió que los merenderos sean registrados dentro de un padrón para recibir una ayuda presupuestada de los municipios y comunas. “Que no sea una ayuda especial como una gauchada. Los espacios comunitarios tienen que ser respaldados por los gobiernos, que a la hora de ver la realidad muestran una irresponsabilidad y una desatención muy importante”, cerró.

“Terminamos trabajando bien pero con muchísimos temores”

El sector industrial fue uno de los que pudo volver a trabajar casi dos meses después de la cuarentena obligatoria y si bien por aquellos meses el panorama no era el mejor, algunas firmas terminaron redondeando un buen 2020 en materia económica, aunque con muchas dudas sobre el devenir del 2021. 

El empresario Roberto Macchieraldo, director ejecutivo de Macoser S.A, definió al año que quedó atrás como “difícil y muy raro”. “Después de pasar dos meses paralizados totalmente, la especulación de ese momento era que íbamos a tener un año muy malo y de a poco se fue revirtiendo la situación, porque todas las empresas que estaban en el rubro electrodomésticos tuvimos una demanda anormal, te diría, para el momento que se estaba viviendo”, admitió.

Para el reconocido empresario, la reactivación de la actividad junto con los primeros contagios y aislamientos de personas por contactos estrechos fueron situaciones que impactaron en la tarea diaria de la industria.

“Cuando reactivamos los trabajos, allá por junio, llegamos a tener más del 20 por ciento de ausentismo del personal, no tanto por casos positivos de coronavirus sino por situaciones de aislamientos por contactos estrechos”. Aunque en este aspecto resaltó: “Creo que hemos consolidado un grupo directivo de trabajo en la fábrica que ante esta situación hizo frente con mucha capacidad de gestión. Y por parte del personal hubo muchísima responsabilidad en cuanto a avisar sobre la enfermedad y cuidarse, hubo un cambio en la forma de actuar de la gente”.

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Incertidumbre

Si bien Macchieraldo destacó que la empresa se recuperó económicamente respecto a lo que había proyectado, aclaró que el cierre de año fue con “muchísimos temores”. “No por la falta de demanda o trabajo, sino por la situación epidemiológica, en el mundo no está fácil la cosa y en los países donde ya había pasado un poco la situación, volvió a resurgir, entonces no sabemos dónde estamos parados. Además estamos teniendo muchos problemas con los proveedores externos que nos dificulta la posibilidad de hacer pronósticos para el 2021”, comentó.

“La escuela estuvo, enseñó y cuidó”

La escuela nunca había estado tan dentro de los hogares como en el 2020, año escolar teñido por el aislamiento social impuesto ante la pandemia y en el que los desafíos fueron muchos, entre ellos, adaptar los contenidos a la contingencia que implicó la educación a distancia.

Sabrina Alegre, docente de nivel medio y superior, contó su experiencia: “Desde hace ocho años laburo con el cuerpo y los pibes. Cuando digo cuerpo digo voz, movimiento, mirada, sonrisas, lágrimas. Y mi cuerpo tenía una construcción con ‘le otre’, la frontera era ‘le otre’. Y la verdad que este año, siento que perdí la frontera de mi cuerpo que se encontraba con ‘les pibes’. Y también, fui bastaste escéptica en el momento de seguir laburando dando clases de esta manera. Pero como ‘les’ docentes, estamos ‘construides’ para sostener y pusimos ‘nosotres mismes’ todo el aparato para que funcione”.

Alegre refirió que se sintió olvidada por el Estado y que sus principales sostenes fueron sus compañeros docentes y sus alumnos, “que de alguna manera te pedían que sigas ahí”.

“Aunque mi insatisfacción parece un poco burguesa -continuó-, sentimentalista, nunca pude dejar de pensar a dónde iban ‘les’ pibes que tenían como espacio de cuidado la escuela. Creo que ese territorio escuela para habitar, no solo desde el aprendizaje que ha sido difuminado por la virtualidad, es esencial”.

De todos modos, la docente remarcó que "no me cabe duda que la escuela estuvo, enseñó y cuidó. El Estado también somos los docentes”, afirmó.

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Dificultades

Alegre se refirió también a la complejidad que se vivió frente a la desigualdad social ante muchos “pibes que no tenían acceso a las tecnologías”. Lo que la llevó a preguntarse: “¿Lo virtual es real? ¿Puede el cuerpo ser significante en lo virtual? Desde mi lugar de docente, la verdad que siento que no. Yo necesito el aula y todo ese mundo que acontece y que uno tiene la capacidad de crear”.

“Destaco que la gente no ha perdido las esperanzas”

Entre tantos rubros de la producción afectados por la pandemia de coronavirus, la hotelería fue, tal vez, uno de más golpeados. Tanto que al día de hoy no pueden los hoteleros trabajar a pleno.

Gabriel Vicentini, administrador del hotel Dunhill, realizó su balance del 2020 sosteniendo que “fue un año marcado por una pandemia con muchas consecuencias y complicaciones para nuestra vida diaria, el resultado no pudo ser bueno para nadie. Todo lo que destaquemos en el año está marcado por un flagelo que ha cambiado nuestras vidas y la forma en la que nos manejábamos”.

Criticó luego lo que llamó “cuarentena eterna” dispuesta por el Gobierno nacional, “que detuvo nueve meses la totalidad de la economía y que ha dejado consecuencias muy graves en todo el sector productivo, por lo que, si realmente hacemos un balance, no es bueno”. E insistió: “Muchas veces el plan del gobierno nacional fue incierto, errático, de todas formas en este marco destaco mucho a la gente del país, porque fuimos capaces de soportar este flagelo sin perder las esperanzas, siempre tratando de salir adelante”.

Para el 2021, Vicentini pidió que el Gobierno nacional implemente una “planificación urgente que integre a todo el sector productivo y privado, hay que apostar por la producción y salir de este estancamiento económico que trajo la pandemia y la cuarentena, con trabajo”.

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Una luz al final del túnel

Así definió la vicedirectora del Hospital Iturraspe, Verónica Pepino, la llegada de la vacuna Sputnik V, cuyo cargamento llegó a San Francisco el último 29 de diciembre y ese día comenzó a ser aplicada al personal de salud.

En medio de un 2020 al que definió como “vertiginoso y sin descanso”, la referente del área de epidemiología destacó el compañerismo entre colegas y voluntarios del COE, para dar “batalla” al coronavirus.

“Me he sentido muy acompañada por un montón de personas, por mis compañeros del Hospital Iturraspe, por mi director, Valentín Vicente, que para mí es un placer y un orgullo trabajar a su lado, la gente voluntaria del COE que realmente no ha bajado nunca los brazos, fue un año muy difícil para todo el mundo por el impacto económico y sanitario que ha tenido esta pandemia”, expresó horas después de la llegada de la vacuna.  

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El sentirse acompañada en momentos duros fue lo que la ayudó a no claudicar en momentos difíciles, según manifestó. “La vorágine del día a día ha sido realmente vertiginosa, no hemos tenido descanso, hemos estado noches en vela planificando cómo darle batalla a esta pandemia, pensando qué iba a ser lo mejor para la población de San Francisco y del Departamento San Justo. El hecho de estar acompañado te hace sentir mejor en esos momentos más difíciles”, admitió. Y agregó: “El cuidado y el amparo de la familia fue otro punto muy importante, más allá de que he visto muy poco a mis padres que integran el grupo de riesgo, siempre tuve palabras de aliento de ellos, por supuesto mi marido y mis hijos que han sido los pilares fundamentales para darme la contención que necesitaba”.

Pese a la llegada Sputnik V, la médica alertó que la convivencia con el virus continuará durante un largo tiempo: “Vamos a tener que respetar la enfermedad y convivir con esto, la vacuna nos va a ayudar un montón por eso su llegada fue un momento de mucha emoción y sensaciones, marcó el cierre de un año para mí con muchísimo trabajo. Su llegada fue como esa luz que uno avizora cuando el túnel está muy oscuro”, comparó.