Horacio “Bachi” Mitrojovich no es un abogado más en San Francisco. Comenzó a ejercer de grande mientras también trabajaba como verdulero. Además es la contracara de sus colegas al momento de vestirse: evita el traje, la corbata y luce una melenita detrás en la nuca, pese a ser calvo de frente.

Extrovertido, se maneja dentro de sus principios: “Nunca me importó lo que diga la gente de mí, pero tampoco me meto en la vida de nadie”, destacó.

La vida del “Bachi” es y ha sido una montaña rusa de experiencias, y este 2023 su historia fue de las más leídas en El Periódico.

Desde sus inicios como estudiante de abogacía y verdulero, su pasión por el rock and roll, su relación conflictiva con la Policía, sus viajes, la amistad con el legendario músico Norberto “Pappo” Napolitano, su colección de discos de vinilo y su afición por el whisky, su bebida predilecta, hacen un combo que lo convierten en un personaje excéntrico, de luces pero también sombras.

“Verdulero, primero, y abogado, después. Pero hago los dos trabajos, me gustan las dos cosas, es como que una actividad me ayuda a desenchufarme de la otra. La abogacía parece una actividad algo más liviana pero no, es tremendo, si no tenés para frenar un poco la cabeza, chau”, reconoció.

Pese a que le iba bien como comerciante cuenta por qué decidió terminar Abogacía: “La verdad… me cansé que me lleven preso. Entonces me quería defender. Laburaba como un animal, sábado, domingo, viajaba, manejaba un camión. Era de la idea que la plata que ganaba me la gastaba, por eso no tengo bienes y me la gastaba en salidas. Como me gustaba la joda, la Policía me molestaba siempre”.