Diego Gaetán es desde la última semana el jefe del cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Francisco. Reemplaza a Hobey Salvático, quien dejó la actividad luego de seis años en el cargo y varias décadas en la institución.

Gaetán era hasta el último sábado quien lo secundaba. Con 48 años en la actualidad, pisó por primera vez el cuartel de niño, a los 13, llevado por un viejo conocido de la entidad, José Guelfi -ya fallecido-, un querido amigo de su familia.

“La institución en ese entonces era muy cerrada y José me dio muchas recomendaciones, pero sobre todo me pedía que no lo haga quedar mal. A medida que ascendía me lo iba repitiendo”, recuerda con una sonrisa y mucha nostalgia.

En una entrevista con el ciclo Yo Digo de El Periódico TV y El Periódico Radio (FM 97.1), Gaetán revivió su ingreso y su paso por la Escuela de Aspirantes, sobre la que dijo que “marcó” su niñez y fue allí donde le inculcaron valores como “respeto, disciplina y responsabilidad”.

También habló de los momentos que por su actividad le quitó a su familia, pero detalló otros muy importantes como el compartir la vida dentro de un cuartel junto a dos de sus tres hijos varones. Asimismo, se refirió a cómo es trabajar en la tragedia y digerir esos momentos dolorosos y qué espera de su nuevo rol.

- Me imagino que ser jefe del cuerpo luego de tantos años en la institución era algo esperado: ¿cómo asumís este nuevo desafío?

- Es un cambio natural, lo tomo así. Siempre los bomberos nos preparamos para esto, a los 22 años ascendí con mi primer cargo y cada paso lo di con responsabilidad. A esa corta edad empecé a dirigir gente. Yo estoy desde el 1989.

- ¿Cómo fue la vinculación desde tan joven y quién te acercó al cuartel?

- En mi caso vengo de una familia de uniformados. Mi abuelo y mi papá fueron policías. Cuando murió mi viejo yo tenía 12 años, me encantaba el uniforme y se hablaba en casa de que iba a ser policía.

- Ya tenías un destino algo marcado.

- Sí, pero resulta que iba a mi casa José Guelfi que era bombero voluntario, uno de los pioneros en la institución. Él iba a cobrar el servicio de sepelio para la empresa que trabajaba. Como yo sabía que era bombero le pregunté si podía llevarme. La institución en ese entonces era muy cerrada y José me dio muchas recomendaciones, pero sobre todo me pedía que no lo haga quedar mal. A medida que ascendía me lo seguía repitiendo. Yo llegué de su mano y hubiese sido un placer que estuviera vivo para que viera que no lo defraudé.

- ¿Cuáles fueron tus primeras tareas?

- Ese primer día que llegué había una ronda en el vestuario del cuartel y jugaban con una pelota que si se te caía había una prenda (Ríe). En esa época se capacitaba en el patio, pero era mucho más la práctica que lo teórico y recién se daban los primeros pasos en capacitación. De hecho, jefes de la época son los pioneros de lo que es el centro de capacitación de la provincia, lo que es muy importante para la ciudad. En esa época ingresabas y al otro día te ponían el overol y salías al siniestro.

- ¿Tenés fresco ese primer siniestro al que concurriste?

- Después de mi primer ascenso como bombero voluntario tengo presente un accidente sobre ruta 19, cerca de Angélica. Fue una de mis primeras salidas. Lo tengo muy presente, como si fuese hoy porque el novato generalmente lleva algo especial adentro en ese momento, está tensionado. Hoy formamos al voluntario para que se quede tranquilo, para que sepa que un compañero va a responder a su lado. Actualmente tratamos de romper el hielo mientras va la dotación en camino con algún chiste y más si van novatos arriba de la unidad.

- Pasa que uno no sabe con qué se va a encontrar. Las escenas pueden ser terribles.

- En mi caso particular en ese accidente había dos fallecidos, era la primera vez que me tocaba ver algo así. Después el tema de los incendios uno lo toma normal.

- ¿Cómo se convive con el dolor de la gente que perdió todo en un incendio o con una tragedia donde hay muertos? ¿Cómo logran salir de esos momentos?

- Lo que bajamos a las bases es la charla. En la Federación de Bomberos Voluntarios hay un grupo de psicólogos por si la cosa es grave e impacta y al bombero le cuesta salir. Se charla y uno trata de sacar todo lo vivido.

- Es algo que hacen puertas adentro.

- Sí, te afecta mucho cuando hay víctimas fatales o chicos. Cuando estás en un rescate y vos hacés lo posible para que no suceda lo peor pero igualmente sucede. Siempre se charla y tratamos de sacarnos las cosas así. De todos modos sabemos cómo armar la dotación si vamos a un rescate, sabemos a quiénes le afectan ciertas cosas y vamos repartiendo los roles. Conocemos los perfiles de cada uno de los chicos.

Diego Gaetán: “Los bomberos nos preparamos para enfrentar situaciones extremas”

Una difícil tarea en pandemia

Iniciada la pandemia, el Departamento de Materiales peligrosos del Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios fue el responsable de retirar las víctimas fatales por coronavirus o sospecha de esta enfermedad que no fallezcan en el Hospital "J. B. Iturraspe", de acuerdo a lo establecido por el Centro de Operaciones de Emergencia (COE). Para semejante tarea debían seguir un protocolo.

- ¿Cómo recordás esa tarea de hacerse cargo de aquellos fallecidos por Covid-19 y lo que eso implicaba para sus familias?

- Lo tomamos con mucha responsabilidad. Había que hacer una serie de pasos para tratar el óbito. Nos capacitamos primero con profesionales, después internamente, y era un grupo especial. Digo que nos dimos el lujo, con todo respeto por las víctimas y sus familiares, por el orgullo de capacitar a los bomberos de la zona. Fue un pedido de la Provincia hacia nosotros.

- ¿Y cómo cayó esa solicitud? No era una tarea fácil.

- Nos preparamos desde chicos para enfrentar situaciones extremas. Es algo natural. Y te da orgullo tener que hacerlas por más feas que sean, porque no la puede hacer otro y eso habla bien del trabajo de la institución. Nos preparamos todos los días para casos extremos y los enfrentamos. Los desafíos nos gustan.

El apoyo de la familia

- ¿Cuánto tiempo de familia te quitó ser bombero y cuánto te dio ya que dos de tus tres hijos comparten la tarea con vos?

- Mi familia se compone con mi esposa y mis tres hijos varones de 28, 25 y 16 años. Los tres en una oportunidad fueron bomberos, pero uno de ellos se empezó a dedicar al fútbol. Los otros dos se criaron conmigo ahí dentro. No tenemos cumpleaños, o el 24 o 31 de diciembre tenemos que salir. Cuando toca la alarma te vas, entonces debe ser muy grande el apoyo de tu familia. No son cinco minutos que faltás. Te das cuenta con los años que te quitó la niñez de tus hijos, hoy el más chico me recrimina no poder ir tanto a verlo jugar. De todos modos trato de hacer el esfuerzo para poder estar. Porque además tenemos 8 horas de trabajo en nuestra actividad.

- Imagino que es gratificante que dos de tus hijos hayan seguido tus pasos.

- Sí claro, los dos más grandes están a la par. Hemos tenido la posibilidad de salir los tres a un siniestro.

- Una función social que también cumple Bomberos es brindarle una vivienda al voluntario mientras puede acceder a la suya. Vos fuiste uno de los que pudo utilizar esos chalets que se encuentran detrás del cuartel. ¿Cómo fue esa experiencia?

- Viví 11 años en uno de ellos. Mi hijo el más grande tenía 4 años y desde esa época va al cuartel.

- Era el patio de casa.

- Claro. En esa época tenías que tener el doble de calificación que el resto para poder acceder a vivir en uno de ellos. Todos podemos solicitarlo, pero hay solo seis y una de las condiciones es estar activo, una guardia permanente en la noche para salir rápidamente a una intervención. O nos tocaba controlar la cantina ante un evento o estar a cargo del salón. Entonces te lo prestaban mientras podías hacer tu casa. Tuve la suerte de usarlo 11 años porque detrás de mí nadie lo iba pidiendo. Me hice la casa en barrio la Milka pero estuve un tiempo allí hasta que pude venderla y comprar a una cuadra y media del cuartel porque quería estar cerca (ríe).

- ¿Qué eventos familiares te cortó puntualmente la alarma y debiste salir de urgencia?

- Me ha cortado fiestas de cumpleaños, aniversarios, fiestas de fin de año. Parece mentira, pero casualmente suena en momentos de ese tipo y cuando volvés terminó todo. Me acuerdo de un 24 de diciembre a la noche que fuimos a las diez al viejo basural de calle Caseros. Veíamos la pirotecnia de lejos y nosotros apagando un incendio hasta las 4 de la mañana. Eran épocas de globos aerostáticos y donde caían se prendía fuego. Por eso las familias de los chalets íbamos a cenar al cuartel para que ninguna se quede sola si teníamos que salir.

- ¿Qué significa ser bombero y cuáles son los desafíos que te planteás en tu nuevo rol?

- Es nuestra vida, nuestra segunda familia. Más de la mitad de mi vida la pasé en la institución que me formó como persona. A mi esposa la conocí porque vivía en la esquina del cuartel, por ejemplo. Respecto a los desafíos son muchos, aunque no puedo adelantarme a los hechos porque recién arrancamos. La idea es tener un gran equipo trabajo, que hablemos todos el mismo idioma y trabajar mucho en lo social que ya hay ideas. Hay sueños que todavía queremos cumplir.