Integrante de una familia de músicos, Daniel Verra cuenta no sin cierto orgullo que cuando a los 18 años se instaló en la ciudad de Córdoba para estudiar composición musical era casi el único entre sus compañeros que no había tenido conflictos familiares por haber elegido esa carrera. Hoy lleva casi 20 años como parte de la Banda Municipal de San Francisco, donde se lo puede ver casi al fondo con un instrumento de viento poco conocido: el bombardino.

Daniel también es docente de música en el nivel secundario en el Instituto Pablo Sexto y en el profesorado del Conservatorio Arturo Berutti. Y remarca que si bien hay muchas diferencias entre la música que él tiene asimilada con la que escuchan hoy las nuevas generaciones, se muestra abierto a descubrir nuevos grupos o autores. "La música que consumen los chicos yo la voy descubriendo con ellos. Trato de ser abierto, no decirles que esto no sirve, no es la manera de establecer un diálogo. Pero después trato de que escuchen lo que yo tengo para mostrarles", explica.

En la charla con Yo Digo, el programa de entrevistas de El Periódico TV que también se emite por El Periódico Radio FM 97.1, Daniel contó que siempre en todas sus clases en el secundario lo primero que hace al llegar al aula es tocar una canción con la guitarra para crear ambiente y luego poder contar qué música está interpretando o la historia de la canción.  

Si bien toca el piano, la guitarra y otros instrumentos, explica que el bombardino, el que utiliza en la Banda Municipal, es muy poco conocido. "Es como un instrumento de viento pariente de la tuba, una tuba más chiquita. Muchas veces charlando con músicos tenés que explicarle cuál es. Yo llego a esos instrumentos por una cuestión familiar, en la casa de mi papá mis tíos entraron a la Banda Municipal desde muy chicos y todos tocaban algún instrumento de viento. Son ocho hermanos, imaginate que todos tocaban. Había trompeta, clarinete, tuba, bombardino, trombón… De muy chico estuve en contacto con eso", recuerda.

Daniel Verra: “La música de hoy dice lo que los chicos están necesitando escuchar”

- ¿Y cuándo fue que empezaste a ver que querías ser músico?
- De muy chico recuerdo que iba a la casa de mi abuela Norma, mamá de mis tíos Verra, que me decía “Vos tenés que ser músico”. Y por esa cosa de ser rebelde, yo le decía que no, que ni loco, porque sentía que era algo impuesto. Luego mi hermana Vero empezó a estudiar piano en el Conservatorio y mi papá compró un piano. Me ofrecieron ir a estudiar, pero también dije que no. Y solo en casa empecé probando a tocar el piano, copiaba lo que hacía mi hermana, y me di cuenta que me gustaba. Empecé con el profe Dani Galetto a los 15, tocando el órgano. Recién después cuando tenía 18 y tenía que planear qué estudiar, surgió lo de estudiar composición y me fui a Córdoba, porque de golpe me gustaba estar todo el día tocando el teclado. Habíamos armado un grupo con mis compañeros del colegio, hasta esa época nada que ver con los instrumentos de viento. La mayoría de mis compañeros en Córdoba contaban anécdotas de que los habían echado de la casa por estudiar música, y en mi casa como tengo parientes músicos era como estudiar cualquier otra cosa. 

- ¿Qué música hacían en ese grupo del secundario?
- Cuarteto, rock, un poco de todo. Éramos chicos y empezar a tocar con otros era un viaje. Lo comparo con el deporte porque hay muchos puntos en común. Tocar es algo muy lindo y por ahí en nuestra cultura no está tan expandido. Sí está el fenómeno del fútbol, quién no juega al fútbol. Pero con la música no pasa tanto. Yo de chico sentía que para tocar un instrumento había que tener un don, algo que te da alguien. Y los maestros de música a veces cometen el error de decir a los chicos servís o no servís, cuando en realidad, si bien hay gente que puede tener un poco más de facilidad que otros, el 99 por ciento es esfuerzo y ganas. Amor por lo que uno hace, no es que hay un talento especial.

- O sea pasarse horas y horas tocando o haciendo ejercicios.
- Seguro. Y a lo mejor necesitas alguien que ayude a marcarte el camino, porque hay que hacer un estudio inteligente. Uno sale del secundario acostumbrado a cómo leer un libro y entender un texto, pero entender la música pasa por otro lado a veces, por el lado perceptivo pero también lo motriz. Es todo un descubrimiento cómo entrenar la audición, lo que se llama el oído interno, y es un proceso que si alguien te facilita cómo hacerlo se hace más rápido. Pero no es algo mágico, la música tiene muchas cuestiones matemáticas.

- Y eso que decías de juntarse a tocar con amigos en el secundario, pareciera que se da cada vez menos. ¿Lo ves así?
- Sí, pasa que estamos asistiendo a un momento de la historia en que está cambiando el paradigma en muchas cosas. En la música está cambiando todo. Cuando yo era chico el sueño era grabar. El que grababa era el que tenía plata para pagar el estudio de grabación en Córdoba o Buenos Aires. Y si no, grabarte en tu casa era muy casero, con dos grabadores. Hoy con un celular hay gente que ha grabado discos. Antes para la música de una película tenías que contratar una orquesta sinfónica, hoy lo puede hacer un solo productor con una compu, que a lo mejor ni siquiera estudió música de la manera tradicional. A mí la banda de rock me sigue encantando, porque uno viene de ahí, pero los chicos de hoy están viendo otras cosas.
 

- ¿Cuál era tu sueño cuando empezaste tu carrera como músico?
- Fue cambiando con el paso de los años. Seguramente cuando fui a estudiar fantaseaba con el éxito, esto de que se vincula hacer música con las estrellas o grandes escenarios. Yo le preguntaba mucho a mi tío Adrián cómo hacer para vivir de esto, porque es muy difícil. Y él me dijo: “Mirá, si vos en tu más asquerosa soledad cuando estás con el instrumento componiendo sos feliz, tenés que ser músico. Y si no, no”. Siempre me acuerdo de eso y es un mensaje muy claro. No me acuerdo bien qué pensaba a los 18, pero sí sé que ahora cada vez más disfruto de escuchar música. 
 

- También está que muchos pueden disfrutar de la música o tocar un instrumento sin la necesidad u obligación de llegar a una carrera. Podés disfrutar también de tocar con tus amigos sin la pretensión del éxito o tocar en una orquesta.
- Conozco gente que digo que son músicos y no tocan ningún instrumento. Ser músicos me parece que va más por otro lado, por la creatividad y la escucha atenta. Y conozco gente que puede tocar un montón de instrumentos y no le daría la categoría de músicos.

- Esto que decís de la escucha atenta, hoy pareciera que vivimos muy rápido para eso. ¿En qué momento escuchás música de esa forma?
- Lo hago, sí, me lo fui proponiendo casi como un ejercicio. Y me impongo escuchar algo nuevo, hoy es fácil porque tenés Spotify y YouTube. Aunque sea un disco nuevo escucho todas las semanas, más allá de lo que escucho que me gusta de siempre. Gracias a las redes uno llega a otros lugares. Hoy lo más difícil es seleccionar bien, porque la información está.

Daniel Verra: “La música de hoy dice lo que los chicos están necesitando escuchar”

- En tu tarea como docente imagino que te encontrás con un contraste entre la música que vos traés de tu formación y lo que escuchan los chicos hoy. ¿Qué es lo que se trata de enseñarles a los chicos hoy?
- Sí, nos pasa a todos los que tenemos esta edad y menos también, porque ha habido un cambio muy abrupto en la música que escuchan los chicos y una marcada segmentación según la edad. Los diseños curriculares se fueron actualizando, pero siempre corre un poco por detrás. Ni hablar de los cambios del fenómeno de la pandemia, que va cambiando la forma de vincularse. Hoy el celular es el protagonista número uno en la clase, con lo bueno y lo malo de las redes sociales. La música que consumen los chicos yo la voy descubriendo con ellos, me sorprendo con algunas cosas. Trato de ser abierto, no decirles que esto no sirve, no es la manera de establecer un diálogo. Pero después trato de que escuchen lo que yo tengo para mostrarles, a veces con éxito y a veces sin éxito. La música de hoy no sabría cómo definirla, pero me doy cuenta que dice lo que por ahí los chicos hoy están necesitando escuchar. Sería muy de viejo decir que lo mío era mejor. Si funciona Duki o Paulo Londra, es porque están diciendo lo que quieren escuchar. Yo los escucho y me cuesta entender por qué son tan exitosos.

- Pasaba lo mismo cuando en otra época los adolescentes escuchaban rock y los adultos más grandes decían que lo anterior era mejor.
- Nos pasó a todos. Igual, creo que hay un fenómeno que va más allá y que pasa en cualquier rama del arte y en cualquier otra cosa, y la ley del menor esfuerzo hace que la música ultrapopular es muy simple armónicamente, melódicamente, rítmicamente y con un mensaje bastante simple. Hoy estamos acostumbrados a consumir y no interpelarlo mucho. Yo a veces les pregunto a los chicos cuántos leen un libro y hoy no es muy común que lean. A lo mejor hace 20 años antes leían un poco más, aunque sea una historieta.


- ¿Una de esas estrategias que mencionabas es arrancar la clase con una canción que llevás?
- Se me ocurrió cuando empecé a dar clases y lo seguí haciendo hasta ahora. Siempre llego y antes de decir hola toco una canción con la guitarra y canto. Siempre una canción distinta, desde tango, bolero o rock, lo que surja. 

- ¿Y de ahí vienen las preguntas por eso que están escuchando, por la historia de la canción?
- Claro, vemos la historia. A veces surge interés y a veces no. Yo estoy trabajando mucho en el curso con aplicaciones, los chicos llevan sus auriculares y desde ahí trabajamos y empezamos a componer una canción. Ahora estamos usando Bandlab, que es gratuita y muy intuitivamente pueden armar una batería o bajo, a partir de dibujos. Ahí lo ven como algo más cercano, ni les tengo que explicar cómo usar la app. También funciona bien la percusión corporal, si los hacés parar y moverse está bueno, obviamente que eso genera todo un movimiento que después hay que frenarlo. En el Conservatorio es distinto, porque ahí van a estudiar música y el compromiso es distinto. La hora de música en general es entretenida, que no estén haciendo una ecuación no es que estén haciendo nada. 

- ¿Estás cómodo en la Banda Municipal con el bombardino, vas a seguir con eso?
- Sí, me encanta, generalmente uno se encariña con el instrumento. Igual, la música está muy por arriba de los instrumentos, que en definitiva son una herramienta. También toco otros instrumentos. Una de las cosas que charlamos en el Conservatorio es un paradigma que cambió mucho, que antes el docente era el que sabía. Si te preguntaban algo, había que tener respuesta. Estaba mal visto decir no sé. Pero cuando empezás a investigar la música de los distintos siglos, de la música de China o la India, te das cuenta que usan otros sistemas y que no te alcanzarían ni 100 vidas para saber lo que es la música. Desconfío de los músicos que se las saben todas, porque es inabarcable. Cuando ves documentales del espacio y te das cuenta lo chiquitos que somos, con la música pasa parecido. No te va a alcanzar nunca la vida para todos los géneros. Nomás si te dedicaras al rock nacional no te alcanza. En cada uno de los géneros tenés un mundo, solo en Argentina, y salís a otros países te vas a encontrar un mundo similar. Es inabarcable. Yo les transmito a mis alumnos que esto no se acaba nunca, que no es recibirse y colgar el título de músico.