El monumento al general José de San Martín en la Plaza Cívica es uno de los más importantes e imponentes de San Francisco. No solo por tratarse de quien se trata, uno de los pocos próceres indiscutidos de la historia nacional y de América del Sur, sino también por el valor artístico del monumento ecuestre y por el lugar que ocupa, en el centro mismo de la ciudad.

Este año, el monumento cumple su 60 aniversario. Sin embargo, no fue inaugurado el 17 de agosto, fecha en que se conmemora el paso a la inmortalidad del Libertador, sino nueve días más tarde, el domingo 26, en la conjunción de dos actos que, según las crónicas y los historiadores de la época, fue el más grande en la vida de la ciudad hasta entonces.

Obra postergada

Hubo varios intentos por construir un monumento para rendirle homenaje a San Martín. Se realizaron tratativas a fines de 1937, en agosto de 1941 y en 1944, pero por diversas causas las misiones no prosperaron.

Recién en 1960, según refiere el libro “Historia del Centro Cívico Comercial de San Francisco” de José Alberto Navarro, el intendente Guillermo Peretti llamó a concurso de anteproyectos para la sistematización del Centro Cívico. Las bases del certamen estipulaban, entre otras cosas, la construcción del monumento.

A partir de ello se designó una Comisión Honoraria Pro Monumento, integrada por las siguientes personas: Alberto Nicolás Roccatagliata, jefe de la Guarnición Militar San Francisco; Joaquín Martínez, presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano; Ignacio Alejandro Ugarte, presidente del Concejo Deliberante; Luis Scocco, rector del Colegio Nacional San Martín; y Fernando Anníbale, representante del Círculo de la Prensa de San Francisco.

En enero de 1961 se llevó a cabo la firma del contrato para la fundición de la estatua ecuestre, celebrada con la firma Sarubi y Barile de la Capital Federal. El costo del trabajo había sido de 790 mil pesos. El material acordado a utilizar fue el bronce, por el procedimiento de cera perdida.

Curiosidades del monumento a San Martín: a 60 años de su colocación en la Plaza Cívica

El monumento

La escultura se confeccionaría de acuerdo al modelo del artista francés Louis Joseph Daumas y fue el mismo que se utilizó también para erigir los monumentos de Santiago de Chile, Buenos Aires y otras ciudades argentinas.

Sin embargo, según el historiador y presidente de la Fundación Archivo Gráfico y Museo Histórico de San Francisco, Arturo Bienedell, “hubo algunas discusiones con respecto a qué monumento instalar, si un San Martín ya en la ancianidad, sentado, como rindiéndole cuentas a la historia o el General montado a su caballo”.

“Esto se manejó a través de una entidad que hubo en la ciudad que se llamaba Instituto Sanmartiniano, que existe a nivel nacional y que contaba con una filial en San Francisco. Para la realización del monumento se creó una comisión pero también hubo aportes populares, es decir, de parte de los vecinos que donaban lo que podían y que fue un recurso que se utilizó también para la creación del mástil de la Plaza Cívica”, precisó Bienedell.

Se encargó entonces la escultura moldeada que muestra al general San Martín montando sobre su cabalgadura y el caballo erguido en el pedestal sobre su pata trasera derecha. El Libertador con su brazo derecho extendido hacia la Cordillera de Los Andes señala con el dedo el punto por donde llevó sus legiones a la victoria.

Montaje

El 9 de marzo del ‘62, con el auxilio de una grúa procedente de Santa Fe, se realizó el montaje del monumento ecuestre con un numeroso público que se detuvo para presenciar la tarea que exigió varias horas de trabajo.

Según una crónica de la época del diario La Voz de San Justo, primero se subió el caballo y luego la figura de San Marín. “Iluminado con los focos de la grúa, fue ascendiendo lentamente el perfil del héroe, con la diestra señalando el camino de la libertad. A las 21 horas, terminó la tarea. Sobre el blanco pie del mármol, de siete metros de altura, semejando un peñasco andino, estaba para siempre, en la eternidad del bronce, el general San Martín montado sobre el brioso corcel de su campaña emancipadora. En esa actitud vigilante y visionaria, señalando con el índice el paso de la cordillera, queda para nosotros y para las generaciones que nos sucedan. Que todos comprendan que esa diestra tendida hacia el oeste, señala la libertad, esa libertad que él aseguró para estos pueblos y que no volverá a ser envilecida”, reseñó el artículo.

El momento de la colocación del caballo. Fotos: gentileza Archivo Gráfico y Museo Histórico.
El momento de la colocación del caballo. Fotos: gentileza Archivo Gráfico y Museo Histórico.

Respecto a la base sobre la cual fue colocada la estatua, Bienedell explicó que se diseñaban según el proyecto de cada ciudad. “Era parte del proyecto que había de reforma del Centro Cívico, por eso se buscó una base moderna, con líneas rectas y bien práctico”, fundamentó. 

Además, recordó que el trabajo de los grandes mármoles blancos fue tarea de una firma local familiar que todavía continúa vigente en la actualidad: Nicolini mármoles.

Una inauguración jamás igualada

“Coincidió –continuó Bienedell- que el día 25 cumplía 50 años de vida la escuela Normal, por lo que se decidieron unir los dos festejos el 26 y organizar un gran desfile que fue el más grande que hubo en San Francisco por cualquier celebración patria”.

Según contó el medio gráfico de la época, en ese 26 de agosto estuvo presente el interventor federal en Córdoba, Rogelio Nores Martínez; distintas autoridades locales dieron discursos y “desfilaron 1300 soldados de distintos regimientos de tierra, mar y aire, algunos de ellos con sus propias bandas de música”.

La publicación del 27 de agosto de aquel año, narraba: “Nunca acontecimiento alguno reunió en nuestra ciudad concurrencia tan crecida como la que se volcó ayer hacia la zona céntrica para seguir el desarrollo del acto inaugural del monumento al General San Martín”.

Una multitud asitió a la plaza en la inauguración. Fotos: gentileza Archivo Gráfico y Museo Histórico.
Una multitud asitió a la plaza en la inauguración. Fotos: gentileza Archivo Gráfico y Museo Histórico.