Si uno charla un momento con Daniel Boglione y Oscar Quaglia, cuesta imaginar a estos dos personajes al borde de la muerte. Con un pie más allá que acá, como se dice. Y sin embargo al observarlos, uno entiende por qué siguen acá. Ambos rebozan de un profundo amor por la vida y pese a las dificultades que cada uno tuvo que sobrellevar cuando les comenzó a fallar una parte de sus cuerpos, nunca perdieron la fe, la esperanza y las ganas de vivir. Por todo esto y por el amor infinito de personas desconocidas que decidieron donar los órganos de sus familiares, hoy pueden contar sus experiencias en una charla de sobrevivientes.

Daniel padecía fibrosis quística, una enfermedad genética recesiva que afecta a los pulmones y necesitaba un trasplante bipulmonar para seguir viviendo. Luego de tres años y medio en lista de espera, de los cuales los últimos doce meses los pasó internado en la Fundación Favaloro de Buenos Aires, y tras pelearse con el sistema de salud, logró su trasplante.

Por su parte, Oscar desde su nacimiento padeció un problema cardíaco congénito que lo tuvo al borde de la muerte en un par de oportunidades. Necesitaba otro corazón para seguir con su arte como retratista. Tras varias operaciones y varios operativos de trasplante fallidos, hace 7 años pudo operarse y hoy vive agradecido.

¿El Día Nacional de la Donación de Órganos les trae recuerdos?

Daniel: Claro que sí, es inevitable que vuelvan los recuerdos de todo lo que uno tuvo que pasar. Pero no son malos recuerdos, en ese momento, mientras esperaba mi trasplante pesaba 48 kilos, pese a todo, con lo mal que estuve, nunca pensé en lo peor.

Oscar: Obviamente que es una fecha especial y sobre todo a mí me pega más cuando sé que hay algún niño que necesita un trasplante. Pero la gente tiene que saber y tomar conciencia de que aunque la persona que necesita el órgano esté mal, la esperanza es real y concreta. Nosotros somos ejemplo de ello y hay muchísimos trasplantados a los que podés ver que andan muy bien.

La experiencia previa al trasplante, la espera por ese órgano, ¿los volvió más creyentes o para ustedes fue algo que debía pasar?

O: Creo en el esfuerzo personal. Respeto a todas las religiones pero creo que pensar en positivo me ha ayudado a seguir adelante. Obviamente que uno al encontrarse encerrado, entubado, internado por mucho tiempo, muchas veces la única salida es rezar y siento que está bien. Y el poder de la oración es increíble. Pero creo que todo se puede resumir en que hay que tener fe en la vida.

D: A mí me pasó lo mismo. Cuando estaba mal me hacía una caminata hasta la gruta de una virgencita y siempre le llorábamos y le pedíamos que nos abra un camino porque las obras sociales se peleaban entre sí y parecía que no había solución. Hasta que apareció la mutual de mi señora que nos ayudó y cubrió todo. Nosotros pedíamos un camino y de repente fue como que apareció. Lo que sí, siempre rezo por ese ángel que me donó los órganos y que no conozco.

¿Hay más conciencia sobre donación de órganos?

O: Creo que no se explica bien y se lo dije a la gente del INCUCAI. Muchos creen que los órganos se los sacan a las personas vivas y creo que la publicidad tendría que hacerse con los trasplantados, para que la gente conozca el antes y el después. Y en el acto de la donación ganan las dos partes, la familia gana el consuelo de saber que esa persona que ha fallecido ha hecho un bien mayor; y para el que lo recibe, que recibe vida y que va a estar eternamente agradecido a semejante acto de amor.

D: Mirá cómo somos, en el galpón estoy arreglando dos tractores de la misma marca y me falta un repuesto y voy se lo busco al otro y lo reemplazo, es casi que lo mismo con las personas (ríen). Y por eso la compatibilidad, porque los tractores son los dos de la misma marca y nosotros necesitamos que tengan la misma sangre.

Sus ganas de vivir también les salvó la vida

O: Claramente, uno estaba mal, pero no pensaba en la muerte, tenía muchas ganas de vivir. Y pensaba que en algún momento iba a estar bien, porque tenía ganas de estar bien.

D: Pese a todo nunca pensé que iba a salir mal. Y siempre reflexiono en la paz que debe tener esa familia del donante sabiendo que parte de su ser querido sigue vivo. Y creo que es una forma de consuelo y de soportar mejor la pérdida. Me ha tocado el caso de trabajar en el campo y contarle mi historia a gente grande de 70 años que luego de escucharme y verme dicen que van a ser donantes, es algo increíble la fuerza que tiene la historia de vida.

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El animador

Oscar cuenta una increíble anécdota en el tiempo previo a su trasplante. “Yo era uno de los que llevaban para hablar con otros que estaban en el proceso de espera. Y eso que a mí todavía no me habían trasplantado. Cierta vez me llevaron para charlar con Raúl Escobar, un actor cómico cordobés que estaba internado y no se quería trasplantar. Cuando entré en la habitación él estaba con la hija, una chica de 15 años. Nos pusimos a charlar y a reír juntos. Lamentablemente después me avisaron que Escobar se escapó, tenía miedo, y murió. A mí me trasplantan. A los 2 años estoy entrando al Sanatorio Allende y me cruzo con la hija, que al verme lloraba. ‘Mi viejo podría estar al lado tuyo’, me decía. Por eso hay que hacer el esfuerzo, uno la pasa mal internado, pero por la familia, porque después estás bien y es una realidad”.

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Aumentó la cantidad de donantes en Córdoba

El año pasado sólo hubo 39 donantes reales de órganos en nuestra provincia, pero en lo que va de este año, la cifra ya asciende a 32. Esto significa que en cinco meses hubo casi la misma cantidad de donantes (el 82 por ciento) que en todo el año pasado.