¿Qué pasa en el país del asado, del bife de chorizo y la milanesa de nalga? Pasan los precios, esa sería la respuesta correcta. Ocurre que frente al alza constante en los valores en góndola el consumo de vaca va disminuyendo. A la par, el pollo le gana el terreno.

Según un relevamiento hecho por carniceros de San Francisco, entre julio y agosto, dependiendo la ubicación de los puntos de venta, la caída en la venta de carne vacuna fue entre el 25 y 50 por ciento. Preocupante. 

Entre las causas destacan la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, el retraso en la marcación del precio de la carne, ya que se sostiene que en el último año el aumento fue muy fuerte pero el comerciante evitó trasladarlo en un ciento por ciento al mostrador por temor a que se caigan las ventas, lo que terminó ocurriendo. Claro que también hay una serie de cambios culturales respecto al consumo.

Carnicerías locales suman más productos y se reconvierten por la caída del consumo

José Roggero, empresario vinculado al rubro cárnico e integrante del Centro Empresarial y de Servicios (CES), explicó a El Periódico que existen dos cuestiones a analizar: “Por un lado, la hacienda en pie hoy está en precio estable y tendiendo a la baja, porque no hay demanda. Pero por otro, si el precio de la hacienda en pie tiende a la baja, el producto va a pérdida y si va a pérdida el año que viene no se produce carne porque se pierde plata y por ende el precio va aumentar más de lo debido porque habrá faltante de oferta”.

Reconvertirse

Roggero reconoció que los comerciantes no trasladaron en su totalidad los aumentos desde el gancho al mostrador, lo que provocó la caída de sus márgenes. Como consecuencia de ello, muchas carnicerías se reconvirtieron sumando otros rubros como verdulería, almacén y panadería: “Son estrategias para sostener el comercio abierto. Con la venta sola de carne no se cubren los costos operativos”, dijo y agregó: “Al vender menos volumen, mientras los costos estructurales sigan aumentando, el carnicero va a tener que aumentar el precio de la carne para sostener su comercio abierto”.

En el país de las vacas…

Desde hace al menos diez años que el consumo interno viene cayendo. De los 100 kilos por persona por año que llegamos a tener alguna vez en el país, hoy estamos en 47. Y en una década más –vaticinan desde la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra)- ese número rondará posiblemente los 35 kilos.

En términos reales, los argentinos dejaron de consumir 2,44 kg respecto del mismo mes del año último. A su vez, comparado con el máximo (relativo) de agosto de 2009 (69,4 kg/hab/año), la contracción fue de 31,2% (-21,7 kg/hab/año).

Para Roggero “estamos en momento histórico que, por primera vez en la historia del país, la carne bovina dejará de ser la más consumida siendo suplantada por el pollo. Estamos yendo a un consumo per cápita anual de 48 kilos de pollo por persona, 45 de bovina y 20 de porcina. En el país de las vacas, hoy se consume más pollo que carne vacuna”, dijo.

Por último, el comerciante aclaró que en San Francisco quedan pocos puntos de ventas exclusivos de carne porque la mayoría se transformó en despenda o minimercado. También sostuvo que muchos carniceros hoy quieren salirse del rubro: “La solución es devolverle el poder de compra a la gente a través de los salarios”, cerró.