No es ninguna novedad, pero no deja de asombrar la ejemplar respuesta ante cada emergencia de los integrantes del cuartel de Bomberos Voluntarios de San Francisco. Apenas los vientos destrozaron lo que encontraron a su paso, los hombres y mujeres de Bomberos ya se preparaban para una jornada de trabajo sin descanso. Y sin que nadie los obligue, porque hay que insistir y destacar que son voluntarios.

Desde El Periódico fuimos testigos de todo el accionar de sus integrantes en el cuartel de avenida Cervantes a la madrugada, cuando habían sufrido serios daños en su sede principal de avenida Garibaldi y no funcionaban sus líneas de emergencia habituales. De inmediato se organizaron, informaron nuevos teléfonos y comenzaron a dar respuesta a los llamados con múltiples salidas, con prioridad a la atención de personas. Todos se movían con una rapidez vertiginosa, todos en marcha.

Los voluntarios no dejaron de salir en todo el día por los distintos barrios, cortando árboles, despejando calles, retirando postes y haciendo lo que se necesitaba. Recibieron la ayuda de sus colegas de localidades vecinas. Fueron 146 voluntarios trabajando sin horario, sin medir esfuerzos, comprometidos en toda su integridad. Y otros tantos que estarán de recambio en las próximas horas.

Agradecerles es necesario, pero es poco. No alcanza. Necesitan más apoyo. Bien lo dice su lema: nada los obliga. Pero siempre están. Justamente por eso, son imprescindibles.