El Paseo del ferrocarril Mitre en San Francisco, le dio vida a las vías muertas de un tren que dejó de pasar hace tres décadas, se convirtió en una oportunidad para que nuevos espacios verdes surjan o que otros adquieran un brillo diferente. 

Uno de esos lugares que adquirió esplendor es la Plazoleta “Daniel Ñañez” que tenía mucho tiempo de inaugurada, pero nunca contó con mucho más que un banco. Su imagen cambió drásticamente en los últimos meses y desde este fin de semana, tiene su propia estación saludable que muchos se acercan a disfrutar en la esquina calles Moreno y Deán Funes.

La renovación es parte del proyecto del municipio de recuperar la vieja traza del ferrocarril para reconvertirla en una senda peatonal que cruce la ciudad y llegue incluso a conectarse con Av. Maipú y luego Av. de los Inmigrantes en el camino a Plaza San Francisco. 

Así lucía anteriormente la Plazoleta.
Así lucía anteriormente la Plazoleta.

Una Plazoleta con historia

El antes y el después de esta Plazoleta “Daniel Ñañez” permite poner en valor a una figura local importante tanto en la política como en lo social que falleció un 15 de enero de 1999. Pasaron muchos años desde aquel día, sin embargo, la imagen de este hombre se mantiene en pie. 

La Plazoleta adquirió identidad propia en el año 2011 a raíz del Proyecto de Resolución N° 049/ 11 elevado al Concejo Deliberante por el Bloque de Unión para el Cambio. De los fundamentos se desprendía que la finalidad era que, a través de la Secretaría de Infraestructura y Servicios, se acondicionara el lugar de acuerdo al programa de refuncionalización de espacios verdes.

De acuerdo a ese Proyecto de Resolución, los ediles en aquel entonces dijeron: “Cabe acotar, que esta plazoleta no tiene denominación, por lo cual proponemos a la Comisión Asesora de Imposición de Nombres a Espacios Verdes, evalúe la posibilidad de designarla con el nombre de “Concejal Daniel E. Ñañez”, sanfrancisqueño de trayectoria en el ámbito social a nivel local y nacional, dado que fue un destacado dirigente Scout en nuestro país”.

Entendieron que este hombre merecía un homenaje municipal a su trayectoria política y social que fue muy prolífica a pesar de haber fallecido joven. En este sentido agregaba el escrito: “Es un acto de estricta justicia, que un espacio verde lleve su nombre, por haber sido un hombre de bien y de destacada actuación pública y política”.

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Huella imborrable

La memoria de Daniel sigue intacta para sus familiares que con los años no han dejado de extrañarlo y tenerlo presente. Al momento de su muerte tenía apenas 42 años y dos hermanos lo sobreviven, María Cristina y Marcelo con el cual se llevaban 8 años.

Fue puntualmente Marcelo quien le dijo en otra oportunidad a El Periódico que su hermano “tenía un perfil social muy marcado y estuvo vinculado al vecinalismo local”, pero sobretodo aseguró: "Era una excelente persona, que estaba siempre pensando en el prójimo y esa fue su meta en la vida”.

A nivel personal detalló que se destacó en general como ser humano, pero también como un “gran padre” y eso hace que a cada momento se lo recuerde: “Él fue un gran ejemplo, un buen padre, extrañamos de él todo lo que siempre hacía por los demás tanto sea en la parte política, lo social en los Scout. Su meta era trabajar por el prójimo”.

Paseo del Ferrocarril Mitre sumó dos estaciones saludables: dónde se ubican