Cada año que cierra siempre tiene varias bondades para destacar y valorar. Sin dudas para el mundo entero, no solo para San Francisco, que este 2022 haya sido el año en que salimos de la pandemia es de lo mejor que podemos encontrar (podemos incluir haber ganado el Mundial de Fútbol).

Es así. Más allá de que estamos atravesando brotes de casos -se espera más para los próximos días- la realidad es que la pandemia se terminó desde el momento en que la vacunación estuvo al alcance de la mayoría. “La enfermedad seguirá estando por mucho tiempo, pero la clave es completar el esquema de vacunación”, remarcan los agentes de sanitarios, entre ellos el secretario de Salud Municipal, Fernando Giacomino.

Además, pese al marcado aumento de casos registrados en la ciudad y zona, en el Hospital J. B. Iturraspe de San Francisco no había hasta la última semana personas internadas como consecuencia del covid, según informaba el director del nosocomio, Valentín Vicente.

Este panorama sanitario nos regala otra realidad a la de los últimos dos fines de año, y pareciera que deja en el olvido esos tiempos tan tortuosos de restricciones, sin poder abrazarnos y con pérdidas irreparables.

Pese a esta actualidad, la realidad es que en el año en que dejamos la pandemia atrás y encima celebramos como nunca la obtención del Mundial de Fútbol, no podemos dejar de mencionar las otras pandemias que se visibilizan y duelen cada vez más.

Tal vez, en los primeros meses de 2020 se pensó, escuchó o leyó muchas la “vulgar” frase: “De esta salimos mejores”. En muchos aspectos, todo hace parecer que poco cambió en las principales problemáticas que afecta el día a día de millones de personas.

Desigualdad. Sin dudas la ayuda social-solidaria de muchas familias está presente para colaborar con personas que no llegan a cubrir el plato digno de comida, pero al mismo tiempo la realidad es que los merenderos y comedores de la región cada vez tienen más demanda.

“La situación una vez más mutó y del grado de pandemia pasamos a un estado en que la movilidad es total pero la inflación y la crisis económica nos obliga a multiplicar esfuerzos para asistir a cientos de familias”, reconoció Gonzalo Giuliano Albo, actor social que colabora en varias organizaciones sociales.

Por otro lado, destacó que por suerte hay más conciencia por parte de muchas entidades y ciudadanos que ayudan en estos momentos complicados.

Pero no quedan dudas de que en algo nuestro sistema, Estado y sociedad está fallando para lamentablemente contabilizar más personas en situación de indigencia y con necesidad de recurrir a estos espacios.

Otras de las pandemias que crece día a día es sin dudas la inseguridad. Pese al esfuerzo que llevan adelante las fuerzas de seguridad policiales para tratar de contrarrestar el delito, la realidad es que muchas veces se encuentran desbordados y con escaso personal y/o recursos.

“Tratamos de dar batalla contra el delito, no lo ocultamos. La seguridad la hacemos entre todos y no requiere solamente de la tarea de la fuerza policial”, indica prácticamente como un slogan permanente el jefe de la Departamental San Justo, Cristian Gómez.

De todas maneras, claro está que más personal policial no es la solución para esta grave problemática que se va multiplicando todo el tiempo en formas y estilos. Sino la educación y el generar posibilidades para quienes la vida no fue tan justa.

Justamente esta es la tercera pandemia. Nuestro país históricamente ha sido un Estado más que bondadoso con la posibilidad de educación, pública y gratuita, es sin dudas uno de los principales pilares de nuestra patria (Y tenemos que estar orgullosos de ello). Pero evidentemente la educación principal, la de los valores familiares, iniciales, son los que están lastimando cada vez más al desarrollo de las personas y por ende a la sociedad. “Uno tiene que conocer la realidad en la que crecen muchos niños que luego terminan delinquiendo. La educación y la familia es todo”, remarca la histórica docente de la Penitenciaría N° 7 de San Francisco, Silvana Mandrile.

“El joven desorientado que llega a la cárcel es porque no encontró ningún límite antes. Nadie nace delincuente, van aprendiendo dependiendo del contexto en que van creciendo. Si alguien nació en un entorno delictivo es lógico que sea un delincuente”, consideró la maestra.

Lo más sencillo es responsabilizar de todos nuestros males a los dirigentes políticos que nos gobiernan, oficialismo y oposición, la grieta y la corrupción. No quedan dudas que tienen gran parte de la responsabilidad y obviamente las herramientas para intentar cambiar esta realidad. Por eso no deben mirar para otro lado o hacerse los desentendidos.

Pero a la vez, como sociedad, también debemos reconocer y empezar a actuar para modificar estas problemáticas que acarreamos desde hace mucho tiempo y que año a año van empeorando. Dejar de mirar para un costado y hacernos cargo como familia, amigos, vecinos y ciudadanos. Y así tratar de empezar a frenar estas otras pandemias que nos afectan desde hace tiempo.