Ilda Ramello es una vecina de San Francisco de 58 años. Previo a la pandemia, asegura, comenzó a buscar trabajo y a repartir curriculums en diferentes empresas, comercios y hasta medios de comunicación, ya que había iniciado sus estudios en la carrera de Comunicación Social en el CRES.

Sin embargo, esa búsqueda no viene teniendo resultados positivos. Por eso utilizó su cuenta de Facebook para dejar un mensaje y su teléfono, como otra manera de probar suerte.

“Dos años antes del comienzo de la Pandemia comencé a pedir trabajo, enviar Currículum Vitae a muchas empresas y comercios, también medios de comunicación, ya que había comenzado a estudiar Licenciatura en Comunicación Social. Claro, mi edad ya era un obstáculo, con 55 años era difícil, mucho más ahora con 58”, comienza diciendo en su posteo en redes sociales.

Ilda es madre de tres hijos adultos y sufrió en carne propia la violencia de género desde muy joven, cuando inició su noviazgo. Por unas dos décadas no tuvo la oportunidad de estudiar ni mucho menos trabajar, sino que fue presa de quien era su pareja. Recién a los 40 pudo separarse y salir de ese “calvario”, pero –considera- ya era demasiado tarde.

“La violencia de género inició con el noviazgo y fue muy difícil salir. Vivía en Villa del Rosario y cuando sos joven no te das cuenta, al menos en aquel momento no me di cuenta, lo tomaba como algo natural. Había perdido a mi mamá a los 17 y estaba bastante sola. Después se fue intensificando la violencia”, le cuenta la mujer a El Periódico.

Ramello aclara que cuando quiso denunciar la situación que vivía desde el Juzgado de su pueblo le preguntaron si ella estaba haciendo bien las cosas como esposa: “‘Lo atendés bien, le lavás, le planchás… cuidá la familia’. Eso fue lo que me dijeron, me hicieron sentir culpable a mí”, recuerda.

La mujer define que su situación “era límite” y que no le quedó otra que volver con su marido, la persona que no le permitió estudiar ni trabajar y que la alejó su familia y sus amistades.

Salir a los 40

Tras dos décadas de matrimonio, Ramello logró salirse de esa vida marcada por la violencia y empezó a buscar trabajo: “Cuando pude salir tuve que hacer tareas que me terminaron encasillando, pese a tener el secundario completo. Como cuidar niños, personas enfermas o tareas de limpieza, que las hice con todo placer porque era lo que me sostenía económicamente a mí y a mis hijos”, remarca.

Ilda sostiene que su salud hoy no le permite hacer ciertos trabajos, básicamente porque sufre un problema en su columna vertebral.

Hace unos años además inició en San Francisco la carrera de Comunicación Social, aunque por inconvenientes familiares y económicos no puedo llegar a la tecnicatura, como ella deseaba.

“Hice varias capacitaciones en web y manejo de redes. Sé que es difícil conseguir algo de oficina, que es trabajo que se le da a gente joven, pero quizás algo a distancia…”, señala.

La mujer aclaró que su publicación en Facebook no fue ni una catarsis y mucho menos una manera de victimizarse. Asegura que siente angustia y desazón pero sobre todo impotencia ante este panorama sombrío que le toca vivir.

“Me genera mucha angustia porque no tengo aportes hechos, los trabajos que hice son informales y veo mi futuro negro. Me genera impotencia, desde los 40 ya la edad fue una barrera para conseguir trabajo. ¿Cómo es posible que nos pase eso a generaciones que todavía podemos darle algo a la sociedad? No es que estamos acabados. Yo me capacité, hice cursos y estudié hasta donde pude. A pesar de eso no pude conseguir nada”, cuenta.

Por último, dijo: “Si alguien quiere recibir mi currículum, aunque sea para una tarea a distancia, a través de la web, tengo algo de experiencia. Y si algo no sé hacerlo, lo aprendo”, promete.

Contacto

Quien pueda darle una mano a Ilda podrá encontrarla llamando (03564) 15560489.

Ilda Ramello