“Si tiene algo de afecto, de humanidad, que haga un poco más fácil esto. Sabe que en cualquier momento le va a llegar la hora, es cuestión de esperar un poco”. La voz de quien habla está quebrada, es la voz de M., una mamá de 21 años que se encuentra en shock.

Su hija de tan solo dos años fue abusada sexualmente pero por el momento no hay pistas de quién pudo haber sido quien cometiera el aberrante hecho. Sí la mujer tiene algo de certeza: estaría dentro de su círculo íntimo ya que por la tarde debía dejarla al cuidado de familiares porque tanto ella como su pareja trabajaban.

“Le diría tantas cosas a esa persona. No entiendo… es algo fuerte, es un entorno muy allegado a nosotros, entonces duele mucho más. Lo que hizo esa persona con mi hija no tiene perdón y espero justicia porque eso aliviaría un poco el dolor”, indicó en diálogo con El Periódico.

El abuso sexual fue descubierto en el Hospital Iturraspe, a donde M. (la llamaremos así con el fin de proteger la integridad de la víctima) llegó porque su hija no se estaba sintiendo bien: “La empiezo a notar el miércoles 12 de abril como enferma, decaída, entonces la llevo al pediatra al día siguiente. Me dijeron que estaba bien, pero que podía estar incubando alguna gripe. Le hicieron análisis y al otro día voy por los resultados. Me atiende la pediatra de guardia y me informó que se le encontró una bacteria de transmisión sexual en la orina”, narra.

En ese momento empezó el shock. Decidió hacer la denuncia policial y meterse, como ella misma define, “en otro mundo”.

“Quiero saber quién fue, tener un nombre. Estamos aislados, sin contacto con las demás personas”.  Mamá de la víctima.

La causa está en manos de la Fiscalía de Delitos Complejos a cargo de Bernardo Alberione, desde donde aseguran que se trata de una investigación muy complicada: “El abusador tenía esa bacteria, la transmitió mediante el acto pero no es fácil registrarla en el cuerpo, en este caso del vector”, explicó una fuente cercana al caso.

M. reconoce estar todavía tratando de entender qué pasó con su hija: “No tenemos un círculo grande, el que frecuentamos no lo es. Pensar con quién estuvo… yo trabajaba por la tarde y ella se quedaba con familiares míos y del papá. A la mañana concurre a la guardería”, señaló.

Querellantes

La familia de la víctima es representada legalmente por los abogados Nicolás Casas y Virginia Panero y se presentará como querellante en la causa para tener acceso a la investigación.

Casas reconoció que todo es muy reciente desde el punto de vista procesal y que acompañarán a la Fiscalía ofreciendo pruebas o sugerencias para dar con el responsable de este hecho gravísimo: “Estamos esperando que la Fiscalía responda a ese requerimiento para a partir de ahí, de manera oficial, trabajar en conjunto”, explicó.

El abogado sostuvo que por el momento no hay imputados y no han podido acceder al expediente, que además cuenta con un informe médico: “Entendemos la desesperación de la mamá, ella quiere una respuesta urgente pero hay un procedimiento en el medio”, explicó Casas.

En sintonía con quienes llevan adelante la investigación, el abogado dijo que “esta bacteria o parásito no posibilita que sea tan sencillo dar con el autor” del abuso.

“Hace falta acompañamiento para la niña y su mamá, con profesionales especializados en violencias de este tipo”. Nicolás Casas, abogado.

Casas agregó que en su estudio trabaja mucho con casos de vulneraciones de derechos de niños, niñas y adolescentes y que este es “particularmente muy aberrante, mucho más de los que tuvimos”. Y manifestó que es “inevitable” trabajar en materia preventiva para que estos hechos no sucedan, pero además pidió contención a la víctima y su familia: “Hace falta acompañamiento interdisciplinario para la niña y su mamá, con profesionales especializados en violencias de este tipo”.

El abuso de la menor se detectó en la pediatría del Hospital Iturraspe.
El abuso de la menor se detectó en la pediatría del Hospital Iturraspe.

Una niña sana

M. manifestó en otro trayecto de la charla que la niña “está mejorando de a poco porque la bacteria que la atacó es muy fuerte”. Sobre el día a día, agregó: “Es difícil, nosotros nos adaptamos a ella, a su situación. Recién ahora está volviendo a agarrar confianza para caminar y para nosotros es gratificante, nos da fuerzas porque ella le está poniendo voluntad. Le han quedado marcas psicológicas y físicas, un trauma, pero lo va a superar”, se esperanzó.

La niña, que está con tratamiento psicológico, fue definida por su mamá como alguien feliz y con mucha energía. “Como cualquier niña de 2 años, recién empezando la vida, con planes de ir a clases de arte y a baile a futuro”, contó.

Sobre cómo atraviesa este momento, la mujer expresó: “Tratando de tomar calma, tener paciencia, pero estoy desesperada, angustiada, a la deriva. Necesito saber lo más mínimo, si se avanza. Quiero saber quién fue, tener un nombre. Estamos aislados, resguardados, sin contacto con las demás personas. Cuando la miro y la veo reír me impulsa a tener más fuerzas”.

En el final, como pudo, M. pidió acompañamiento en este difícil momento: “Cualquier ayuda nos va a venir bien, esto es otro mundo. Muchas mamás pasan por lo mismo, hoy nos tocó a nosotros”.