El 17 de agosto de 1850, la vida del General José de San Martín llegaba a su fin en Boulogne-sur-Mer, al norte de Francia y por ello en esta fecha se recuerda su leyenda, su gesta pero también sus ideas y costado político.

Luego de la gesta independentista que llevó a cabo en los actuales territorios de Argentina, Chile y Perú, hacia principios de la década de 1820 José Francisco de San Martín y Matorras, su nombre completo, debió exiliarse en Europa como consecuencia de un difícil contexto político en el Río de la Plata.

En palabras del profesor de historia local, Emiliano Buffa, “pensar a San Martín hoy, es pensar en una persona absolutamente honesta y coherente en su pensamiento y en su acción: lo que pensaba lo hacía y lo que hacía lo pensaba”.

En diálogo con El Periódico Radio (FM 97.1), el docente destacó que “José Francisco de San Martín fue una persona muy importante, no sólo para el país, sino para América y reconocido en el mundo. Un gran luchador por la libertad, por la independencia, por la dignidad de los pueblos. Un hombre al que le importaban mucho los pueblos originarios, los derechos de la mujer y que tenía gran pasión por la educación”.

Si bien subrayó que San Martín fue y es “un referente dentro de las fuerzas armadas del mundo, al que se lo estudia mucho por su carácter de estratega, por su carrera y su condición ética dentro de la fuerza”, también recalcó que “El San Martín político existió y se habla de un San Martín humanista. No muchas personas pasan a la historia como libertador de pueblos, la mayoría pasan a la historia como conquistadores, Alejandro Magno, Napoleón, son conquistadores y San Martín fue un libertador pero decir dejar la gloria”.

El Periodico Radio

La Patria grande

“Cuando San Martín veía el mapa-prosiguió el docente- no veía Argentina, veía lo que él pensaba como la patria grande, que en ese momento eran Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay, norte de Chile, y sureste de Perú. Esa era también la idea de Moreno y de Castelli y no de una burguesía comercial de Buenos Aires que se había visto beneficiada con la creación del Virreinato del Río de la Plata y que tenía intereses mezquinos”.

Según Buffa, el Libertador siempre se mostró preocupado políticamente ante la falta de organización “nos iba a dejar en un claro rol de dependencia y fue así”.  

“Veía que la lucha intestina entre argentinos y que no nos organizábamos, él veía lo que pasó-reflexionó-, que nuestra falta de organización conspiró no solamente para Sudamérica sino también para que un pequeño sector de la burguesía comercial porteña que nunca le perdonó que no interviniera en las disputas entre unitarios y federales, lograra que abandone el país”.  

Exhausto por la lucha contra los realistas pero también por el destrato y la persecusión que sufrió en Buenos Aires, San Martín se fue al exilio aunque esto no significó nunca su retiro de la actividad política.