La llegada de la pequeña Fiorella a las vidas de Valentina Prata y Gustavo Contreras “rompió todas las estructuras” sostiene Henry Leyendecker, médico ginecólogo y obstetra del Sanatorio Argentino, quien atendió a la flamante mamá. El especialista subrayó que casos como este pueden suceder aunque no son para nada frecuentes.

Este tipo de embarazos tienen una denominación: crípticos. Según estudios médicos, ocurre uno de este tipo por cada 2.500 gestaciones normales y en mujeres que tienen menstruaciones irregulares, menopausia precoz o practican deportes de alto impacto. Aunque según la experiencia de Leyendecker rara vez escucha u observa que ocurran: “En la vida hospitalaria, en la vida con colegas y en congresos es muy raro escucharlo”, aseguró.

No obstante, aclaró: “Esto fue la excepción de las excepciones. Uno cuando refiere a la bibliografía, en general los partos crípticos son muy pocos frecuentes y están más relacionados con la negación del embarazo, con madres adolescentes, puérperas que no saben que quedaron rápidamente embarazadas, pero no estamos con ninguno de estos casos puntuales. Sí puede pasar que alguien no conoce su cuerpo, que le prestaba atención a otras cosas y no a un embarazo”, comentó.

Para Leyendecker “son situaciones muy poco frecuentes, y que las veces en que ocurrieron se trataba de adolescentes que intentaban ocultar el embarazo para negarlo a la familia. El de la paciente (por Valentina) es un caso totalmente diferente a este, una mamá que no sabía para nada que estaba embarazada”, afirmó.

Al ser consultado sobre la falta de síntomas, el médico dijo: “En general cuando el embarazo avanza es muy frecuente que haya cambios anatómicos, la pancita de la mamá, los movimientos del bebé, y eso es llamativo. Uno que hace años ve esto parecería inexplicable el no sentir cambios en el cuerpo de la mamá, pero en este caso ni los seres queridos que estaban cerquita ni nadie vio cambios en ella”. 

Transmitir tranquilidad y seguridad

Respecto a cómo asume el médico una situación tal, señaló: “Casi con una sensación de asombro y mucha responsabilidad al tener que informarles a los padres que tendrán su bebé en forma inesperada y hasta cuesta prepararlos. Decirles que van a ser papás en cinco minutos, que es lo que pasó, es muy fuerte pero se debe tratar de transmitir a la mamá seguridad y tranquilidad de que todo está bien, que su bebé está por nacer y por suerte fue en 10 minutos y la mamá se vio gratamente sorprendida”.

De todos modos, Leyendecker reflexionó ante esta situación sorpresiva: “La falta de conocimiento de estar embarazada en la mamá nos lleva a pensar en todo lo que hacemos por las mujeres embarazadas, los controles de laboratorio, destacando patologías infecciosas, endocrinológicas; dándoles vitaminas, calcio y sus vacunas y uno piensa en todas las consultas que tienen las mamás, por eso lo que ocurrió rompe las estructuras. Es una mamá sana, que hizo deporte hasta el último día, cuando uno desde su lugar lo debe ir regulando. Acá rompió todos los esquemas”.  

El caso

El sorprendente caso de la pareja de San Francisco fue revelado por El Periódico el pasado fin de semana y tomó repercusión nacional.

Todo comenzó hace unos días, cuando Valentina Prata debió irse más temprano de su trabajo, al sufrir algunos dolores. Le avisó a su pareja, Gustavo Contreras, para que la retire del lugar, y en unas horas la vida les cambió totalmente.

“Arrancamos ese día normal, a la mañana fui a trabajar y como a las tres de la tarde le aviso a mi pareja que no estaba bien, que me viniera a buscar. Llegando a casa pensaba que eran dolores normales de toda mujer, pero no. Me empecé a sentir muy mal así que llamamos al servicio de emergencias y a la media hora ya estaba en el sanatorio”, explicó a El Periódico.

Una vez en el centro de salud le hicieron una ecografía, momentos en que la confusión fue en aumento: “Sentí un corazón que latía, pero no tuve tiempo de nada. A los 10 minutos estaba en la sala de parto y en otros 10 minutos ya la tenía en brazos a mi hija”, señaló.

Fiorella llegó el martes 3 de agosto a las 17.30, pesando poco más de tres kilos.