A poco de su estreno en todo el mundo, la serie “El Juego del Calamar” se transformó en la más vista de la plataforma Netflix. Esa repercusión no escapó ni a chicos ni adolescentes y puso en alerta a familias y docentes.

Las escenas de violencia y la manera en que la serie surcoreana involucra juegos infantiles, generaron preocupación en grupos de padres e instituciones educativas de San Francisco y región, cuando conocieron que sus hijos, sobre todo niños, empezaron a reproducir algunos de los juegos en los recreos lo que obligó la inmediata intervención de docentes e inspectores.

Así lo confirmó Azucena Sánchez, inspectora del nivel primario de la zona escolar 2330: “Si ha aparecido en los recreos situaciones imitativas a las de ‘El juego del Calamar’ con diferentes modalidades en la ciudad y escuelas de la zona. Aparentemente, y pese a que la serie no está destina para niños, en algunos casos parece que los papás la ven y los chicos desde allí tienen algunos datos, pero también los niños replican algunas cosas que aparecen en redes sociales”.

La funcionaria provincial admitió que ante la alerta de que uno de los juegos que se desarrollaban en los recreos se habían tornado más violentos, se comenzó a trabajar las distintas situaciones con docentes de Educación Física.

“Me preocupé de verla -a la serie- y de comenzar a trabajar con los docentes y directivos en alguno conceptos que se pueden desprender de esta ficción. Me parece que puede servir para reflexionar sobre muchas cosas”, agregó Sánchez.

“Luz roja, luz verde”

Según testimonios de padres y autoridades educativas, lo que los niños de las escuelas de San Francisco comenzaron a reproducir el primero de los juegos que aparecen en la serie de Netflix -en total son seis-, que se presenta como el desafío de “luz roja, luz verde”.

En dicho juego (una variación de lo que los argentinos mayores de 40 conocen como “1, 2, 3, cigarrillo 43″ o “1, 2, 3, pelo-pelito es”), los participantes deben avanzar mientras que delante de ellos una muñeca gigante permanece de espaldas entonando una canción. Cuando esta muñeca hace silencio y se da vuelta, todos tienen que quedarse estáticos en el lugar en el que están.

En la serie, el que no permanece quieto cuando la muñeca voltea es, literalmente, asesinado a balazos. La situación en las escuelas es que en el juego que replican los estudiantes, los balazos son reemplazados por puñetazos o empujones, algo que no deja de ser violento y peligroso.

Carina Argüello, profesora de Educación Física en escuela Roca y Bouchard, reconoció que “lo primero que me encendió las alarmas fueron comentarios de mamás en grupos de WhatsApp que había niños del primer ciclo, de primero, segundo y tercer grado que estaban hablando y conocían de la serie”.

“Algunos de los juegos que plantea la serie, sobre todo el que ahí llaman ‘Luz roja, luz verde’, hace años que se realizan en las clases de educación física o en cualquiera actividad de recreación. Es decir, los chicos ya jugaban a esos juegos pero no con la violencia con lo que lo estaban haciendo últimamente”, agregó.

Por este motivo y tras consultar con colegas y directivos, la respuesta de la docente fue abordar el juego, su temática y explicar las diferencias entre realidad y ficción. “La información del juego y de la serie está en todos lados, por eso creo que no hay que naturalizar la violencia de la ‘El juego del Calamar’ pero tampoco dramatizarlo, hay que ir con la verdad a los niños”, destacó.

“Traté de hacer hincapié es en que ese no es un programa para la edad de ellos-continuó la docente-, hubo algunos que me dijeron que lo vieron con los papás pero otros también se enteraron por las redes sociales, los chicos no están ajenos a esto y se iban a enterar. Por eso busqué mostrarles la realidad, que se trata de una serie, es mentira y que los juegos no se pueden transformar en otra cosa”.

Según la experiencia de Argüello, los niños hasta cantaban la canción que entona la muñeca de la serie y la forma de eliminación era con un fuerte empujón, en varias oportunidades. “Lo que hemos implementado es que el niño que se mueve, vuelva a ingresar al juego nuevamente, que nadie se queda fuera con golpes o simulaciones de disparos, estamos muy atentas en los recreos”, admitió.  

Otras reflexiones

La historia de “El juego del Calamar” cuenta que uno de los personajes, Seong Gi-hun, una persona aquejada por las deudas que se topa con un hombre en la calle que le ofrece una solución a sus problemas. Tiene que participar de una competencia del que no le da mucho detalle, pero que tiene un estímulo: el ganador se lleva casi 40 millones de dólares. Lo que parece ser una lucha física más entre adultos inspirada en viejos juegos infantiles, termina siendo una ronda perversa por ver quién sobrevive.

En este sentido, Azucena Sánchez, reflexionó: “La serie plantea el juego pero no en su aspecto lúdico que es el jugar como satisfacción, en ese caso se elimina al rival y el mensaje final a groso modo es que nadie es feliz ganando millones y millones cuando no te quedó a nadie querido al lado. Y esto es lo interesante para debatir, porque es lo opuesto a la escuela, la serie busque que quede uno como ganador y nosotros desde la institución vamos para que todos tengan acceso al conocimiento. En la escuela nosotros no estamos eliminando para alguien no siga, al contrario tenemos que ver cómo sumamos a todos”.

Por último, la inspectora reconoció que desde la vuelta de la presencialidad plena en las escuelas se tuvieron que retomar y trabajar, sobre todo con los niños, situaciones de convivencia, “ha traído la necesidad de reorganizarnos, que los chicos se reconozcan como parte del grado, todo un proceso con la idea que la escuela no sea así como en el juego del Calamar”.