“A los 9 años Gary ya cantaba en peñas en San Francisco”, recordó su hermano
Se cumplen dos décadas del fallecimiento del “ángel que canta”, el talentoso cantante que conquistó la música popular cordobesa y que tuvo un fuerte arraigo con la ciudad. Su hermano, Eduardo “Pato” Fuentes, habló sobre esta fecha especial para la familia y la gratitud que todavía tiene el público sanfrancisqueño hacia el desaparecido artista.
Este martes se conmemoran 20 años del fallecimiento de Edgar Efraín Fuentes, mejor conocido como Gary, uno de los cantantes más queridos del mundo del cuarteto, dueño de una voz privilegiada y al que los vecinos de San Francisco recuerdan con particular cariño por sus años de residencia en la ciudad y sus recordados shows en el Gigante de Bomberos.
En diálogo con La Mañana de El Periódico (FM 97.1), Eduardo “Pato” Fuentes, hermano del artista fallecido se refirió al fuerte arraigo del cantante con San Francisco, ciudad donde residió con su familia en la infancia y parte de su adolescencia.
“Es una fecha sensibles para la familia, pero lo mejor que se puede hacer es recordarlo siempre”, comenzó diciendo Fuentes que luego remarcó: “Al haber vivido 10 años en San Francisco donde Gary hizo la primaria y terminó su secundaria, lo tenemos muy arraigado, era la segunda casa para él y se ve que la ciudad lo ha tomado como su hijo y es un placer saber que todavía la gente y los medios lo recuerda y lo homenajean”.
-¿Te sorprende el cariño que todavía le tiene la gente?
-Me vivo sorprendiendo de cómo la gente atesora algo que Gary les ha dado, o cómo recuerdan sus bailes a 20 años de su muerte. No solo lo recuerdan en Córdoba, San Francisco o Ambóy, también en San Juan y en el norte del país fue muy querido. Realmente cuando llegan estas fechas, siempre es una explosión de la gente que lo recuerda y van 20 años, y sigue tan vigente eso me poner muy orgulloso de él.
-¿Cuándo te diste cuenta que Gary podía llegar a lo que fue?
-Desde muy chico él sabía que iba a ser cantante. A los 8 años aprendió a cantar y a tocar la guitarra la que le enseñaba un tío mío y mi viejo cantaba muy bien, era un cantante aficionado así que la música se respiraba en casa. A los 9 años Gary empezó a cantar en peñas en San Francisco, lo único que decía era que quería ser cantante. Y terminó la secundaria en la escuela San Martín a fuerza de mis padres que lo obligaron, él quería ser cantante.
-¿Y en tu caso cuándo sentiste que tuvo esa explosión como cantante?
-En lo personal siempre supe que iba a ser un gran artista, nunca dudé, incluso cuando nos tuvimos que venir a vivir a Córdoba por el fallecimiento de mi padre y él todavía no tenía una banda y empezó a buscar dónde cantar. Al escucharlo cantar en casa siempre supe que iba a llegar. Pero creo que cuando se plasmó realmente lo que iba a ser fue cuando lo vi cantar con una orquestita que se llamaba Los Felinos, era un casting que ellos hacían y apenas lo escucharon cantar, le dijeron ‘vos quedaste’, no cantó ni media canción, tenía 18 años.
-La gente de San Francisco tiene todavía un cariño especial por Gary, ¿lo sentís todavía así?
-Seguro, fuimos muy felices en San Francisco, el haber vivido esos 10 años para nosotros significaron muchas amistades que perduraron en el tiempo, jugar al fútbol, esas cosas nos quedaron grabadas para siempre. La ciudad era la segunda casa para él.
Trayectoria
Gary nació el 5 de febrero de 1962 en Amboy (donde sigue siendo recordado con mucho cariño y una estatua en su honor), y sus comienzos en la música fueron por el lado del folklore. Su primer grupo se llamó Los Felinos, y luego formó un dúo junto a Héctor Nievas que se llamó Gary y Héctor.
Luego integró la banda de Heraldo Bosio, para luego sumarse a Trulalá y un “seleccionado” de cantantes: le tocó compartir formación con el Javier “Pepa” Brizuela, el Negro José y Marito.
Con la banda de “Manolito” Cánovas grabó nueve disco y dejó varios hits inolvidables como “Con la música en la sangre”, “En aquel rincón”, “La flauta de Bartolo” (reversión de un éxito del rock español), y “Elizabeth”, entre otros.
Etapa solista
Cuando se lanzó como solista, dijo que en Trula había aprendido a “respetar al público, a la gente, al que paga la entrada”.
Su debut fue Bell Ville, aunque su primer baile oficial fue en Atenas. Como amante de la música, Gary amplió su oferta a varios géneros (desde el pop al techno) y luego apostó a lo que más le gustaba: las grandes baladas.
En esta etapa fue sumamente exitoso en términos de ventas. Consiguió 11 discos de oro, nueve de platino y varios doble platino. Y en 1997, obtuvo un importante reconocimiento internacional cuando la Asociación de Cronistas del Espectáculo de EE. UU. le otorgó el premio Golden Award por Mejor Cantante Latino en Las Vegas.
Su muerte
Cuando tenía tan solo 39 años, y quizás estando en su punto más alto de su carrera, el cantante falleció de un paro cardíaco como consecuencia de una grave afección de diabetes que padecía desde hace un tiempo.
Dejó un legado de ventas millonarias de discos, canciones que marcaron a fuego no sólo a sus fans, sino a una época del cuarteto y el aura de haber sido un ídolo humilde y talentoso.