En octubre vio la luz la segunda parte de Esta noche toca Charly, el libro del periodista Roque Di Pietro sobre lo que dejaron los recitales de Charly García a lo largo de su extensa carrera, además de otras apariciones públicas y también de la vida del emblemático artista. Se trata, sin dudas, de la mayor investigación sobre la obra del músico, revelando datos poco conocidos incluso de una época hiper mediática de Charly. 

En este segundo tomo, Di Pietro se concentra en la llamada etapa Say No More de García, aquella que se ubica desde 1994 hasta su recordada internación en el año 2008 (la primera parte va desde 1956 hasta 1993). Y, como podía esperarse de una investigación de esta profundidad, apunta de entrada a las cuestiones principales de esta época de Charly: ¿qué fue Say No More? ¿García estaba en decadencia y ya no le salían canciones, al convertirse en alguien errante? ¿o después de 20 años de una carrera inigualable se reinventó con otra propuesta y se tiró a la pileta en busca de una libertad creativa que de antemano, y sin importarle, sabía que no iba a ser tan masiva como su obra anterior?

Di Pietro recoge varias posiciones sobre este punto como para que cada lector saque sus conclusiones, pero el exhaustivo repaso por los recitales de Charly (desde grandes estadios a bares de 200 personas) y la continuidad de su obra fuera de los escenarios, no parece dejar demasiadas dudas: Charly no solo no era ningún errante, sino que sabía perfectamente lo que hacía y que iba en búsqueda de algo diferente. Claro, los problemas que eran parte de su vida privada tampoco ayudaban demasiado. Pero detrás de todo siempre hubo un artista y no un divagante.

El trabajo de Di Pietro se sale de lo común por la cantidad de datos, revelaciones, bibliografía, entrevistas y opiniones. Es lo más parecido a una Biblia de Charly. El periodista, fan de García y que tiene una participación destacada en las celebraciones por su cumpleaños 70, dialogó con El Periódico acerca de su libro y la obra del genial artista.

¿Por qué querías contar qué fueron los años SNM?
Me parecía esencial para tratar de dilucidar de qué se trató el pregonado período de Say no more, porque todo el mundo habla de eso como algo que no se puede definir claramente o que se puede definir de múltiples maneras. Eso sigue siendo así, no es que mi libro haya puesto las cosas en claro. Pero era una ambición mía, de por lo menos tratar de explicar las acepciones que podía tener ese concepto aplicado a la vida y la obra de Charly García de esos años. Es para establecer un punto de partida sobre algo que recorre todo el libro y llega hasta nuestros días, porque él sigue hablando del concepto Say no more, algo que para mí ya se terminó en 2008. No está más la idea en lo que respecta a la manera de presentar la nueva música de Charly. En términos musicales, desde mi punto de vista el concepto Say no more se terminó.

¿Te sorprendieron algunos testimonios o recortes de prensa en esta etapa tan visibilizada de Charly?
Las sorpresas quizás fueron menores porque es una época que yo viví conscientemente y en tiempo real, a diferencia de la anterior. No obstante, me sorprendí muchas veces al repasar ciertas cosas o conectar acontecimientos que a simple vista no tenían conexión y después fui entendiendo que sí. Me sorprendí al descubrir que todo lo que hacía Charly tenía referencia a otra cosa, no era un loco que estaba diciendo cosas sin sentido. Cuando parece que dice cosas sin sentido, está haciendo alusión a algo que tiene que ver con un episodio histórico, la mayoría sobre la historia del rock.

Todos conocemos muchas historias o hechos sobre Charly en esos años. Pero algo muy importante de tu libro es que vas conectando todo eso y las cosas se entienden mucho mejor. 
Claro, es un poco la premisa del concepto constante: hay que ver la película entera o el cuadro completo. Creo que eso es lo que proponía Charly en ese momento. Si vos agarrás un disco de Charly en ese momento y lo observás sin referencias, te vas a quedar corto, porque te van a faltar herramientas para su total comprensión. No solamente había que escuchar Say no more, sino ver las entrevistas, leer todo lo que se decía de él, estar al tanto de su cotidianeidad para entender en toda su dimensión esas canciones. Pero no solamente pasa con ese periodo, sino con el resto. Él estaba metido en una película en la que todas sus entrevistas son una sola. Las va continuando. A las revistas de música les dice una cosa, a la revista Gente les da otro contenido. Pero no son hechos aislados, son una sola cosa de la gran performance de Charly en esos años. 

De hecho en este segundo tomo del libro explicás que profundizás más en el carácter biográfico de Charly. Supongo que porque ya no se podía separar al músico de la persona.
Sí, creo que es lo que plantea él, como que ya no hay diferencias entre la persona pública, el artista que sube al escenario, de su vida privada. De hecho, que conozcamos casi al detalle cómo es su casa habla de eso. Lo fotografiaban en su intimidad, casi de un modo pornográfico. Sabíamos cómo era la cocina o el baño de Charly. ¿De qué músico pasa algo parecido? Nadie sabe eso de Páez, de Gustavo Cordera o del cantante de Los Piojos. Pero sabemos cómo es perfectamente el departamento de Charly.

Un aspecto llamativo que revelás en tu trabajo es la gran cantidad de citas que Charly hace de otros autores, ya sea con melodías o con frases, y también de autocitas a melodías suyas de otras épocas. ¿Cuál era tu intención con esto?
Es una parte esencial de su obra, la autocita y la característica como de sampler universal. Así como Borges parece que reescribe la historia de la literatura universal con su obra, creo que Charly García reescribe la historia de la música popular, o al menos el pop, porque es constante en su obra y especialmente en este período. No solamente la actitud de grabar covers se profundiza en este período, sino que hay temas propios donde hay citas de melodías ajenas o propias. Me parecía una obligación mostrar eso, le da otra relevancia a que está tocando Charly. Por ahí está citando temas de los años 50 y me parece una muestra de su amor por la música. Yo conozco un montón de música por Charly, de otro modo difícilmente la hubiese conocido. 

Sería como mostrar la cantidad de música que Charly tenía incorporada, todo lo que conocía. Es sorprendente.
Claro, la cantidad de música que tenía en los dedos y orejas. Él es un fan de la música, lo dice constantemente, y eso se nota en su propia música. Me parece una cosa admirable. Por ahí se puede pensar como que le estás buchoneando los trucos, pero no es así. Esto enaltece la música de García, a diferencia de alguna gente que puede pensar que robaba un poco. La historia de la música popular es así, todos los artistas lo hacen. ¿Alguien puede pensar a Charly García como un plagiador? 

Di Pietro, sobre Charly García: “Los jóvenes vieron una música visceral y un artista extremadamente honesto”

¿Qué te dicen las ventas que lleva el libro en este tiempo en la calle sobre el interés que hay por Charly?
No tengo idea de las ventas, lo que sí sé es que hay un interés sobre Charly Gacía que me parece obvio, sería raro que no despierte el interés y la pasión que genera. Sería extraño, porque no te podés mantener indiferente a semejante obra. 

Charly siempre pareció alocado, pero nunca fue un loco. ¿No lo entendimos en la etapa Say no more? 
No sé si no lo entendimos, pero es probable que nos quedamos o que la mayoría se quedó con la superficie. ¿Y cuál era la superficie? Un tipo que parecía decir cosas incoherentes, que no le importaba su aspecto físico, que no le importaba vivir en un departamento que parecía Kosovo, que estaba constantemente saliendo de su zona de confort desde lo artístico, porque Charly desde el año 94 podría haber vivido de la repetición constante de su repertorio glorioso y único. Podría haber hecho giras continentales tocando sus éxitos y transformarse en un millonario de la industria de la música. Pero decidió boicotear todo su pasado glorioso para inventar algo que no se sabía qué era. ¿El disco Say No More que és? Es como un experimento de lo anti comercial, es algo que no se puede pasar por la radio. Creo que no fue escuchado con la atención suficiente. No es lo mismo escuchar Filosofía barata que Say No More, son dos estéticas diferentes, necesitás una predisposición especial y más tiempo para asimilarlo, porque no son las canciones de Charly con ese estribillo matador que se te pegan y vivís cantando. En Say No More no hay nada de eso, hay otra cosa. Quizás la crítica y el público en general no se predispuso de la mejor manera para enfrentarse a esa nueva estética que proponía Charly y la exposición de su vida privada no ayudaba a que sea un personaje digerible o amigable. Era un tipo que no tenía filtro, que decía lo primero que se le venía en mente y con una honestidad aplastante. Y al mismo tiempo era muy atractivo para los medios. Por eso atravesó la década del 90 y parte del 2000 de manera omnipresente en los medios de comunicación.
 

Roque Di Pietro, autor de Esta noche toca Charly.
Roque Di Pietro, autor de Esta noche toca Charly.

“Charly desde el año 94 podría haber vivido de su repertorio glorioso. Podría haber hecho giras continentales tocando sus éxitos y transformarse en un millonario. Pero decidió boicotear todo su pasado para inventar algo que no se sabía qué era”.
 

Eso de que su música no fuera tan valorada como esperaba a Charly parecía frustrarlo o enojarlo, porque lo dijo varias veces.
Sí, creo que en parte se habrá frustrado con eso, pero no era una frustración nueva en su carerra. Debió ser la misma frustración que sintió con el debut en vivo de Seru Girán en 1978 o cuando destrozaron Clics Modernos en 1983. Seguramente ese sentimiento no era nuevo en él, sino la aparición de algo cíclico.

Sin embargo Charly en esa época renovó su público, atrajo a gente más joven y adolescentes. ¿Qué creés que vio ese público en la música y el personaje de Charly para acoplarse a eso y convertirlo en un ícono?
Vio una música visceral y un artista extremadamente honesto, un personaje que conecta con el espíritu adolescente. Y alguien muy gracioso, porque Charly García tiene un humor único. Creo que vio todo eso y quizás más cosas. Charly hablaba de ética artística, ideales, cuestiones que a un adolescente lo pueden enamorar. Son cosas muy interesantes.

Sobre todo en los 90, años en los que reinaba cierta frivolización. Algo tenía y algo le vieron como para encontrar en Charly un referente.
No era el discurso obvio de los grupos del llamado rock barrial, que bajaban línea en contra del neoliberalismo que reinó en los 90. Pero uno de los esloganes de Charly en ese momento es que estaba en guerra contra la nada. Y eso se interpretó de ese modo, como su declaración de guerra a a la cosa vacía de los años noventa.

Incluso la idea misma de Say No More es muy ambigua y él mismo la pensó así, quizás para que cada uno le ponga sus propios contenidos.
Creo que sí, es una cosa abierta donde cada uno le puede poner su propia batalla cultural.

Otra de las cosas que parecían olvidadas y que ponés en evidencia en tu libro es que en esos años llegó a estar en ruinas y fue un blanco fácil para aquellos que quisieron sacarle plata.
Sí, de hecho vivió muchos años con la cuenta embargada de Sadaic y en bancarrota, prácticamente. En diversos momentos se habla de que no tiene teléfono porque se lo cortaron por falta de pago. Es una característica de aquella época. Acordate que hay una colecta que quiere hacer pare no irse del país, acosado por los juicios de ex músicos y colaboradores. Estaba jugando con fuego, porque a los músicos si no les pagás, por más que pienses que son tus amigos en algún momento van a querer cobrar. Es un tema delicado, para debatirlo largamente. Creo que Charly nunca pensó que un músico suyo lo llevara a la Justicia. Quizás él pensaba que tocar con él era un orgullo, pero para mucha gente es su trabajo.

También tuvo casos en que recibía demandas por agresiones o cuestiones menores.
También está eso, la bajeza de un montón de gente de generar una situación en la que ya sabés cómo va a reacciones y acto seguido hacer un reclamo económico. De algún modo se sabía que Charly García era un blanco fácil porque no respondía las cartas documento, y cuando no respondés empezás a perder la demanda.  

En tu investigación también sorprende la innumerable cantidad de veces que tocaba en bares muy chicos, para poca gente. Y además después de recitales en giras, la costumbre era ir a seguir tocando en bares pequeños. ¿Hay registros de músicos tan importantes haciendo eso?
Se me hace difícil pensar en alguien así, con su trascendencia artística. Estamos hablando del músico quizás más popular y conocido del país. Además, Charly tocaba en las condiciones que sea, tocaba con los instrumentos disponibles. Hay músicos profesionales que no tienen la envergadura de Charly García pero que si no prueban sonido o no tienen sus propios instrumentos, su staff técnico y sonido propio, no tocan una nota. Están, de algún modo, protegidos por una cuestión técnica para sonar bien y no hacer papelones. Charly se manejaba como un músico amateur, podía tocar en cualquier lugar, en cualquier circunstancia, con cualquier sonido e instrumentos, con músicos a los que no conocía. Eso es entrañable en su carrera. No conozco nada similar. 

Alguien con tantas ganas de tocar y amor por la música.
Desesperado por tocar, como que lo único que le importaba en la vida. Toca con cualquiera todo el tiempo, con cualquier instrumento, muchas veces de principiantes.

También está la idea instalada de que Charly casi no cantaba en los años noventa o que cantaba muy poco. Puede que haya ocurrido en algunos shows, pero la investigación de tu libro demuestra que en muchos otros se cantaba todo. 
Sí, hay periodos en los que se esfuerza por cantar y hay un cantante notable. Pero hay como ideas instaladas de que a partir de 1992 dejó de cantar y que sus shows eran el gran karaoke, como que él cantaba el primer verso y el resto seguía el público, y no es así. Pudo haber ocurrido, pero también ocurrió en el mismo momento todo lo contrario, donde no se salteó ningún verso. Mi intención era desmontar ideas preconcebidas. Puede ser que en algún show no cantaba, pero también pasaba todo lo contrario. 

¿Creés que ahora que cumple 70 años va decantando una idea de que en los años noventa no era ningún errante? Alguien que quizás no te gustaba o no lo entendías, pero que no estaba divagando sino que sabía bien lo que estaba haciendo.
Creo que sí, que cada día que pasa hay una reivindicación de ese periodo, una nueva mirada sobre todo eso, una interpretación más conceptual para revisar y tener otras opiniones. Si el libro provoca eso, sería una gran alegría. Al menos que provoque reescuchar esa música. La Rock and Pop, que lo recontra bardeaba a Charly, antes de salir el disco Sí, de Sui Generis, recuerdo perfectamente que dijeron “A Sui Generis le decimos no”. Dijeron eso. Ni siquiera se daban la posibilidad de escucharlo, lo cual es mala praxis, es todo lo que está mal. No podés hablar de algo que no conocés. Mucha gente no se tomó la molestia ni siquiera de averiguar qué pasaba en esa música para después criticarla. Lo descartaron de plano, porque les caía mal Charly o no se lo bancaban. O porque está grabada de un modo diferente, no como se grababan los discos en ese momento. Parece que estaba mal ecualizada o que tu reproductor andaba mal, pero era así, lo que planteaba era eso. Como que la crítica iba más a Charly García como persona y no sobre la música que entregaba.