Un lustro después de su despegue al infinito, la nave Say No More ya volaba a velocidades vertiginosas en el invierno de 1999. La única persona que podía controlar o descontrolar los comandos no era otro que su piloto y creador, Charly García. También el único que parecía saber los secretos de su difusa y a veces desconcertante mecánica, que no dejaba de dar alas a sus procesos creativos y artísticos, pero que atravesaba como podía pantallas con desmesuras ya demasiado conocidas.

En el 23 de junio de 1999, el Planeta García parecía estar en calma y con sus lunas en órbita. Solo hizo falta que Luciano Menardo, por entonces un ex estudiante de Comunicación Social de 23 años, le tocase el timbre de su departamento de la avenida Coronel Díaz y Santa Fe para que sin demasiados preámbulos lo invitaran a pasar y hacer una entrevista, idea que al joven se le había ocurrido apenas un rato antes y ahí nomás decidió mandarse a probar suerte. Se sabe, Charly es unos de los artistas argentinos que más entrevistas, notas y apariciones mediáticas entregó, sino el que más.

Con algunos años como estudiante de Comunicación Social en Córdoba y una experiencia como colaborador en El Diario de Villa María, ciudad de la que es oriundo, en aquella época Menardo ya había decidido que el periodismo no era lo suyo y se había instalado días antes para buscarse la vida en la ciudad de Buenos Aires. Hoy es uno de los fotógrafos de eventos más reconocidos de la Argentina. Especializado en celebraciones, tiene innumerables y destacados trabajos a sus espaldas no solo en nuestro país, sino también en Europa y Estados Unidos.

A las 23 de aquel día, por una increíble casualidad a Luciano le franquearon el acceso al departamento de Charly y dialogó con el artista durante algo más de media hora. Sin embargo, por distintas razones que hoy no interesan, la entrevista nunca se publicó y quedó en una caja de recuerdos no de Menardo, sino de un amigo suyo, Damián Frossasco, que durante todos estos años guardó la única copia impresa de aquella charla que había hecho Menardo y recién ahora sale a la luz, ya que su autor gentilmente la entregó a El Periódico con motivo de las setenta primaveras del Héroe Nacional.

Entrevista inédita con Charly García: su predicción sobre las vacunas en 1999

Lúcido como siempre

Aquella noche, el joven de Villa María perseguía la misión de completar las primeras 100 páginas de un total de 600 que debía escribir para un taller de escritura. No tenía nada. ¿De cuántos de los músicos más reconocidos del país conocemos dónde viven y hasta el interior de su departamento? Charly hay uno solo y ya por aquellos días sin redes sociales cualquiera que estuviera más o menos informado sabía en qué portero tocar el timbre.

Menardo ni lo sospechaba pero casualmente el representante del artista había firmado momentos antes un contrato para volver a tocar en ese 1999 en Villa María, donde había actuado en enero pasado junto a Mercedes Sosa, y esa increíble coincidencia cayó como anillo al dedo para que lo hicieran pasar y hacer una nota para anunciar el show; el cual finalmente nunca se hizo, por causas que se desvelan en el final de este artículo.

A Luciano lo recibió un Charly animado y bien predispuesto a conversar. Incluso, al notar el nerviosismo que cargaba al iniciar la charla (casi no había tenido tiempo de preparar las preguntas), le propuso que hiciera la misma entrevista que solía hacer tiempo atrás en el diario villamariense. “No me hagas sentir raro”, le pide Charly, quien con el correr de los minutos va a dejar respuestas sobre su relación con el entonces presidente Carlos Menem (la nota fue apenas unos días antes de encontrarse con el mandatario en la Casa Rosada), del estado de salud de Raúl Alfonsín (el ex presidente había tenido un grave accidente de tránsito seis días antes), su visión sobre el futuro y qué lo mantenía vivo haciendo música. Incluso, demostrando una memoria envidiable le va a marcar con precisión cuáles son los acordes de un segmento de una canción de muchos años antes, 1982 (del disco Yendo de la cama al living), que además ya llevaba bastantes años fuera de circulación en sus recitales.

No son pocos los ejemplos en que Charly la vio venir antes. Y con los ojos de este 2021 pandémico, quizás lo más sorprendente de la charla es cuando García le menciona que puede pasar que “inventan una vacuna al mismo tiempo cinco tipos en el mundo que no se conocen y nadie se copió”. La idea no era nueva, ya que Charly se había referido a ello al menos en una entrevista previa y había explicado que la tomó de su terapeuta inglés Ken Lawton, quien como podía asistía al músico para tratar sus calambres en el alma.

También va a mencionar su enojo por los problemas ridículos que le originó la Justicia tras su inocente frase “Drogas sin sol” en un recital de Villa Gesell en enero de 1996 y cuyo juez de la causa, Hernán Bernasconi, poco después fue condenado a prisión como jefe de una banda que se dedicó a inventar pruebas para armar causas contra personajes famosos, principalmente por el resonado caso Maradona-Coppola.

Y va a cuestionar también la falsedad de algunas publicaciones sobre su persona de un sector del periodismo argentino. Algunas cosas no cambian.

Lo que sigue a continuación es la entrevista tal como la había escrito Menardo en 1999 y que por cosas del destino no había sido publicada. Y sellamos, de esta manera, un pequeño acto de justicia arqueológica con aquel momento.

Entrevista con Charly García. 23 de junio de 1999. Por Luciano Menardo.

Toqué timbre en el departamento de Charly a las 9:00 de la noche. Atendió su mucama: “El señor se está despertando”. Pregunté a qué hora pasar. Contestó que no podía darme ninguna seguridad. Fui a tomar un café. Traté de anotar algunas preguntas pero no se me ocurrió nada: estaba seguro que Charly no iba a aceptar hacer la nota. Fui a las 23:00. Esta vez era la prima de Charly, una tal Adriana. “¿Vos venís de Villa María a hacer una entrevista? Justo. Empujá la puerta”, me dijo. Entré al ascensor y marqué el séptimo. Llegué al piso y salí del ascensor a un palier oscuro. Mientras tanteaba en busca del botón de la luz se abrió una puerta y fue como si se abriera la posibilidad de entrar a la cuarta dimensión. Ahí estaba Adriana, bajita. Me invitó a pasar con un ademán dulzón. Le di un beso. Con señas me pidió que no hiciera ruido. Me explicó velozmente que instantes atrás el representante de Charly había firmado para actuar en Villa María el 20 de julio. Avancé hasta el living y ahí estaba en un sillón bajito, tocando en un órgano (uno común y corriente, de esos con acompañamientos automáticos) y a la vez dando un reportaje. Un chico lo filmaba mientras tres lo entrevistaban. La casa tenía algo de cabaret o bar nocturno, quizá por el rojo de las pintadas en las paredes. Adriana me acercó un sillón, y quedé a un costado de Charly y los chicos. Los chicos le estaban preguntando las pocas preguntas profundas que se me habían ocurrido, lo que me desesperó un poco. En un punto Charly dio por terminada la entrevista y comenzó a dar órdenes a Adriana y a los propios chicos para que armaran los micrófonos cerca del piano. Mientras estos obedecían, Charly grabó la voz sobre el acompañamiento del órgano. Un tema en inglés, desconocido. Luego corrió hacia el piano, ordenó que dispararan la grabadora y tocó sobre todo el tema. Después se levantó y me indicó que pasara a su pieza. Se tiró en su cama de 3 x 3 metros. Era imposible hablar con él sin hacer lo mismo, así que me tiré yo también a su lado. Entró Adriana y le dijo lo de Villa María. Charly la despachó rápidamente, indicándole que cerrara la puerta tras de sí. Pensé en mis preguntas y como me parecieron tontísimas traté de disculparme.

Este es el carácter de la entrevista que yo le hago a la gente de allá...

¿Y por qué no lo hacés conmigo? [riéndose) No me hagas sentir raro. Dale, dale.

Bueno. El otro día leí en el Clarín que fuiste a visitar a Menem.

¿La pregunta es?

¿Qué fuiste a hacer con Menem?

No fui a hacer nada, porque no fui. Esa noticia es una mentira. Alguien lo hizo circular, y ya. En cuanto a por qué iría -vamos a ponerlo así-: creo que la política está demasiado corrupta y plagada de vicios, y ya no es respetable. Entonces, dejar los problemas solamente en mano de los políticos me parece una boludez, una falta de visión. La gente siempre se queja del presidente, sea quien sea, una época se queja y después es un hijo de puta. La invitación está hecha. Me llamó a mi casa por teléfono.

Para la foto...

No sé para qué, viejo (se enoja). Me invitó a cenar. Me preguntó qué quería comer. Le dije que mi hijo estaba enfermo, que no podía ir. Al final me dijo, "Cuidalo a Miguelito”. A Miguelito, sabe el nombre de mi hijo. Me llamó de una forma muy educada, y qué sé yo. Cuando colgué el teléfono dije "Qué raro, ¿no?". Creo que debe tomarse como, me parece, que él quiere preguntarme algo, o que le dé mi visión sobre alguna parte de la sociedad o algo. Y yo voy, porque si puedo mejorar algo en el sentido de, qué sé yo, alguna ley o algún decreto o alguna mierda que yo pueda hacer, pues lo haré. Y acá él no me está pidiendo nada, no me está diciendo que me quiere para que sea candidato de algo. Hay mucha gente que se acerca al poder por eso, para sacar una tajada. Yo no tengo vocación de político. La tengo solamente con que hago actos multitudinarios. No sé, me parece como cholulo. Él cholulo mío y yo de él, porque todos somos cholulos. Lo conocí una vez así de pasada y me pareció muy simpático. Me hizo sentir muy bien. Te desarma de entrada. Reconozco también que en todo su gobierno jamás me jodió, y no jodió a los artistas. Incluso durante la época radical hubo joda.

Lo decís ahora, que Alfonsín está en cama...

Pobrecito. Me da una pena… No, realmente, qué sé yo. No iría con Videla a entrevistarme porque sé que me quedaría preso, o me mataría. Todo esto hace otra vez a la vieja y mentada cuestión de la credibilidad de los diarios, viste. Muchas veces digo cosas que sé que son mentiras y las publican igual. Mira hoy Coppola, lo que pasó con Maradona: al final era todo mentira. Y el juez que me mandó a llamar a Dolores por una causa parecida, está en cana. ¡Entonces dejame de joder! Es una payasada. Y bueno, que se jodan.

Un dibujo de Cerebrus, obsequio de Charly al autor de la entrevista.
Un dibujo de Cerebrus, obsequio de Charly al autor de la entrevista.

¿Tus logros?

Soy buena persona. Es un logro mío. Bah, fui bien hecho. Después, tengo una excelente memoria. Mis logros han sido ser perseverante en el estudio, no haberme vendido, criar un hijo. Tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol. Y los fracasos hay cosas que yo tengo como fracaso, que otra gente no lo tomaría, y viceversa. O sea, no tengo un fracaso así muy grueso. Realmente son como espinitas.

¿Qué sentís para tocar tanto? ¿Lo hacés con la ambición de ser famoso o te gusta la actividad?

-Te lo digo, es como coger, ponele. Es como estar con una mina, es algo que me gusta. Después, qué hago con eso, veo. Pero básicamente me gusta tocar. Es como sexual. Es algo que me excita, que me pone bien. No sexualmente, pero ¿entendés?

En otro nivel.

Claro, me divierte

¿Inclusive hacer los ejercicios en el piano?

Hice demasiados ejercicios, los que había que hacer. Ahora los uso. Por ejemplo, recién, yo hacía un solo de piano sobre algo que había grabado antes, vos lo viste. Al final hice un ejercicio de blues que consiste en tocar semifusas en un tiempo. Y bueno, lo hago como un ejercicio para probarme a mí mismo que me sale bien. Y si no, lo tengo que practicar, porque es uno de los yeites favoritos míos.

¿Cómo ves el futuro?

-Me veo yo, una mujer -es una visión- y una niñita, un árbol al lado, mirando hacia el mar. El futuro para mí sería una pantalla de televisión dividida horizontalmente a la mitad, abajo está el mar y arriba está el cielo. Y en el centro hay una media luna o un medio sol, depende. Tiene que ver con el movimiento perpetuo y con el estudio Say No More, que es como un plato volador, que es el planeta, con una ventana al infinito.

Hace unos meses soñé una imagen; un triángulo y un cuadrado superpuestos, con una cruz al medio. Después esa misma imagen apareció en tus afiches del show de Villa María. ¿Cómo lo explicás? (Nota: la pregunta se refiere al recital de enero de 1999)

-El triángulo lo dibujó Yoko Ono. Ella estaba pensando lo mismo que yo. Si vos soñás eso, se ve que hay algo en el aire que hace soñar eso. Pasan esas cosas. Pasa, por ejemplo, que inventan una vacuna al mismo tiempo cinco tipos en el mundo que no se conocen y nadie se copió. Mi explicación es que la gente que piense bien llega a una corriente natural de pensamientos. Como ninguno sabe por qué estamos vivos y todas esas cuestiones, se van descubriendo cosas y eso se manifiesta en símbolos que por ahí no entendemos en el momento y después comprendemos.

¿Es como místico?

Es místico, pero la espiritualidad no tiene por qué serla. Es místico y a mí lo místico me da curiosidad, porque es el gran misterio, y como el misterio es un misterio, nunca va a dejar de ser un misterio. Say No More es una nave dirigida al punto que está justamente entre la pirámide y el cuadrado, a ese… ¿ves ese clavo ahí?

Sí, ahí está [se trata de un clavo en medio de un dibujo rojo en la pared].

Ese clavo es el fin. Ahí me dirijo. Ahí me dirijo.

¿En serio vas a tocar en Villa María?

Sí, y si los organizadores del espectáculo consideran -yo lo considero- como una cosa que va a mejorar el espectáculo, me gustaría que le manden un pasaje a Pipo, que le den alojamiento igual que cualquier músico, y si es posible un poco de dinero, porque en este momento él está trabajando en la tele y quiere salir de eso. Me gustaría para el estreno oficial de Cerebrus y algunas canciones más. Decile al que hace el espectáculo que se comunique con Marcelo Della Valle, mi representante, y que ellos organicen la movilidad y vamos a estrenar. Estoy trabajando en eso ahora. Lo estaba haciendo recién, es una parte, ¿lindo, no?

¿Qué querías ser a los 15?

Músico ya era, quería aprender a tocar. Sabía tocar pero quería tocar mejor. A los 8, 9 años, empezó a surgir la cosa interna, la idea de componer. Y a los quince, o antes, quería ser como Los Beatles. Y ahora quiero ser lo que soy, que me gusta.

¿El disco que más te gusta de los Beatles? [hace tiempo que no sé qué preguntar]

Difícil... [piensa mucho]

¿El Álbum Blanco?

O Rubber Soul, o Revolver. Vemos...

¿Proyectos?

Casandra Lange II. Va a incluir temas propios y temas como Casandra I, así, viejos, pocos conocidos, pero en versiones en castellano. Adapto la fonética y el significado de la canción, y trato de que funcione bien en castellano. Y le pongo algo mío, por supuesto. Es como una reescritura de la canción. Algunas, por ahí, no llegan al disco, pero lo que hice últimamente me gusta. Versiones de "So you want to be a rock'n roll star", de Los Birds, una canción muy vieja que se llama "El peso", una de Neil Young vieja que se llama "Afuera de fin de semana". Estoy trabajando en "Come together", de Lennon; y en "Satisfaction", de los Rolling Stones. Nunca la hicieron en castellano. La parte de Cerebrus la canta Marilyn Manson, porque Cerebrus es Marilyn Manson: él va a grabar conmigo. Ya que estoy haciendo temas en colaboración con Los Birds, o con los Rolling Stones, se me ocurrió ir a visitarlos y grabar con ellos directamente. Así que estoy muy copado, claro.

¿El solo de bajo de Eiti Leda lo hiciste vos? [algo que siempre quise saber]

No, el solo de Eiti Leda lo hizo Pedro Aznar y es un solo que se lo estudió antes de hacerlo. Antes de ir al estudio estuvo todo el día practicándolo. Como tenía tanto tiempo para hacer un solo, yo le daba la idea y él improvisaba hasta lograr la que más le gustase, para no perder tiempo en el estudio grabando y grabando. Lo grababa en la casa y después, cuando iba al estudio, ya sabía lo que iba a hacer.

En "Vos también estabas verde", en la parte "Puedo subir al cielo, puedo...": ¿qué acorde hace? [imposible de sacar]

Son acordes superpuestos. Primero es Do abajo y Re arriba. El que sigue es Mi bemol y fa arriba.

Por último, ¿te gustó Villa María?

 Me encantó.

¿Conociste a alguien?

A una chica.

¿Algún saludo?

A los padres de la chica.

Me estrechó la mano y fuimos al living. Se sentó en el piano y tocó la misma canción pero con algunas variaciones. Apareció Adriana y me dio una lata de Coca. Cuando terminó de tocar, se levantó y fue para la pieza acompañado por el tecladista y la saxofonista de su banda. Al pasar nos dijo: “Chau, chicos”.

Cuatro días después llamé a Adriana para confirmar lo de Villa María. “Uh, menos mal que me llamaste. Me había quedado re preocupada. Justo cuando te fuiste llamó Marcelo y dijo que había surgido un recital en México el mismo día que íbamos a tocar en Villa María. Y bueno, imaginate, conviene mucho más ir a México. Pero lo de Villa María sigue en pie. El recorrido que vamos a hacer es Rosario-Villa María. Va a ser en agosto. Vos llamame y yo te aviso".