Por decreto, Javier Milei convirtió al Banco Nación en una sociedad anónima
En principio continuará siendo controlado mayoritariamente por el Estado, que poseerá el 99,9 % de las acciones. En la Ley Bases había quedado fuera de la lista de empresas públicas que podían ser privatizadas.
Antes de viajar a los Estados Unidos, el presidente Javier Milei firmó el decreto que transforma al Banco Nación en una sociedad anónima.
Así lo anunció el vocero presidencial, Manuel Adorni, en redes sociales, en un mensaje que completó con la frase "Dios bendiga a la República Argentina" y su tradicional "Fin".
El Gobierno había incluido al Banco Nación en el listado de empresas a privatizar, pero finalmente fue excluido de ese listado por el Congreso.
Según se indicó en su momento desde el Banco Nación, la transformación en sociedad anónima es “imprescindible” para que la entidad “continúe aumentando los préstamos a favor de las PyMEs y las familias”.
El decreto establece que el nombre pasará a ser Banco de la Nación Argentina Sociedad Anónima (BNA S.A.) y que continuará siendo controlado mayoritariamente por el Estado Nacional, que poseerá el 99,9 % de las acciones, mientras que la Fundación Banco de la Nación Argentina tendrá el 0,1 % restante.
Objetivo
Según el documento, la transformación permitirá “mejorar la capacidad del banco para competir en el sector financiero, optimizar la asignación de recursos y fortalecer su posición en el mercado, garantizando la continuidad de su operatividad”.
La medida se enmarca en el Decreto 70/2023, que estableció la transformación de sociedades estatales en sociedades anónimas, y en la Ley 27.742, que delegó facultades al Poder Ejecutivo para reorganizar estructuras estatales con el objetivo de mejorar la eficiencia del gasto público.
El decreto también establece que, una vez finalizado el proceso de transformación, seguirán vigentes ciertos artículos de la Ley 21.799 que regulan la actividad del BNA.
La iniciativa fue llevada a cabo puertas adentro de la institución bancaria comandada por el presidente Daniel Tillard y el vice Darío Wasserman desde hace unos meses, tras cerrar el balance del año 2024 y luego de que no prosperara la primera versión de la ley ómnibus en el verano de 2024.
La conversión en una sociedad anónima podría permitir la entrada de capital sin que necesariamente implique su privatización y cambios tanto en la estructura interna como en los productos financieros, políticas de crédito y tarifas, orientadas a maximizar la rentabilidad.
"Para sostener ese crecimiento, la institución necesitará ampliar su fondeo, lo que podrá hacer abriendo su capital, para lo cual es esencial que se convierta en Sociedad Anónima y que tenga la aprobación del Congreso", señalan desde el Nación.