Martín Dell Avanzatto comenzó su carrera de entrenador en La Milka en 2011 conduciendo la sub 17 de la Liga juvenil. Dirigió a Antártida Argentina, Independiente de Pascanas y Almafuerte de Las Varillas.

De a poco, se fue abriendo paso en la profesión. Sostiene que “uno está en constante aprendizaje”, que se debe respetar la experiencia y que no se puede subir varios escalones juntos.

Hoy es entrenador de la primera división de Liga Regional de Sportivo Belgrano, llegó a la “verde” para ocupar la vacante que dejó Joaquín Pérez tras la asunción de Ariel Giaccone en el plantel del Federal A.

¿Cómo comenzó tu carrera como entrenador y cómo te empezaste a interesar en la profesión?

Uno cuando juega no piensa en esto, pero a mí se me despertó de chico. A los 16 o 17 años cuando me tocó formar parte de las inferiores de Renato Cesarini empecé a ver al futbol de otra manera. Al despertarme ese interés en la táctica y estrategia me fui interiorizando cada vez más.

¿Qué entrenador te marcó?

Jorge “El indio” Solari, me tocó tenerlo y convivir en Renato Cesarini con él. Era coordinador y después lo tuve como entrenador en Aldosivi. Después hay otros grandes que también me marcaron como Carlos Ramacciotti, Salvador Ragusa, Salvador Capitano, para mí son grandes próceres.

¿Cómo es llevar adelante un grupo de trabajos? ¿se trabaja de forma diferente con jóvenes y grandes?

Es diferente, me han tocado muchas variables en ese sentido. A los más grandes no es fácil convencerlos de ciertas cosas. Siempre entablé la mejor relación con esos jugadores, a los chicos siempre se los trata de aconsejar y de acompañar pero me parece que las trayectorias deben respetarse, parte de mi conducción es también mostrar como espejo a los jugadores con esa trayectoria.

¿Puede llegar a ser complicado manejar el temperamento o el carácter de un jugador experimentado?

A mí me encanta discutir, porque cuando uno discute saca conclusiones. No le tengo miedo a una discusión, creo que la gente confunde discusión con pelea, es muy diferente. Entiendo que si no se discute difícilmente podamos coordinar trabajos con alguien que no piensa como yo, las discusiones son buenas en tanto no pasen a un conflicto o una pelea.

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“Mi idea es tratar siempre de hacer partidos de ida, y no de ida y vuelta. Es lo que siempre busqué y lo que me interesa de un equipo. Si me toca perder, que sea injustamente. De esa forma nos vamos todos satisfechos de la cancha, el jugador siente que no le quedó nada por dar, la gente misma también lo siente así”, planteó el entrenador.

¿Qué diferencias ves en el fútbol de hoy y el de antes?

Hoy se destacan muchas cosas que no son importantes y se tapan otras que sí lo son. A nosotros, los entrenadores, se nos puede crear una gran confusión por el avance de la tecnología en la preparación pero cuando vas a la cancha las decisiones las siguen tomando los jugadores que entran. Sigue siendo más importante lo que se hace dentro de la cancha que lo que se hace afuera. Hay que tenerlo en cuenta y mantener un equilibrio.

¿Cómo se trabaja para que eso no pase?

Parte de lo que hago es trabajar sobre sus propias decisiones, trabajar sobre las ofertas. Que los jugadores tomen sus decisiones. La idea de juego no se basa en un solo jugador pensante porque eso crea un problema cuando tenés marcas personales. Al tener una o dos marcas personales tenés que lograr que aparezcan los otros jugadores y de eso se trata, de que todos puedan resolver ese tipo de problemas dentro de la cancha.

¿Qué esperás del futuro a nivel personal y grupal en Sportivo Belgrano?

Mientras los jugadores puedan ser protagonistas adentro de la cancha a mí me va a ir bien y lo logré con estos chicos, fue mi gran desafío. Uno de los grandes objetivos del club es coronar la liga, sería muy lindo poder lograrlo, tenemos un equipo para eso. Y a largo plazo, tratar de ir subiendo los niveles de profesionalismo, respetando a los de arriba y no subir varios escalones juntos, que los cambios no sean tan bruscos.