A partir de un conjunto de factores, y a pesar de que la soja sigue siendo el cultivo predominante, en San Francisco y zona comenzó a sembrarse más maíz que hace algunos años atrás.

Esta situación, explican los profesionales, podría traer beneficios a futuro, de manera paulatina, por ejemplo en la baja de las napas. Pero estos beneficios podrían incrementarse si se tuvieran en cuenta otros factores como la rotación de los cultivos.

Para qué sirve

El ingeniero agrónomo Esteban Frizza (MP 1898 CIAPC Córdoba - MP 14-1898 CIASFE Santa Fe) explica que la rotación de cultivo, bien realizada, es la  base para la sustentabilidad del suelo como recurso. “Para poder tener una producción agropecuaria sustentable lo primero que tenemos que hacer es conservar el medio ambiente y el suelo, reduciendo el impacto de la producción, de manera tal que tengamos ese recurso para poder seguir explotándolo y que las generaciones que vienen se encuentren con un suelo que pueda seguir siendo aprovechado”.

Insumos

Para Frizza, la rotación de cultivos es más que la siembra de cultivos distintos en un mismo lote a través del tiempo. “Al rotarlos, uno rota también los distintos insumos que usa para cada cultivo”, precisa.

“Tanto los fitosanitarios, como los fertilizantes, como los cultivos distintos, hacen que sea sustentable en el tiempo.  Los cultivos que participan en una rotación no consumen en la misma cantidad los distintos nutrientes en el perfil del suelo, y por lo tanto se hace un uso más equilibrado de ellos”, explica.

Y revela también que es sumamente importante reponer los nutrientes que se van con la producción. “Cada vez que uno cosecha una tonelada de grano se lleva kilogramos de nitrógeno, de azufre, de fósforo, de calcio, entonces lo que uno debería hacer es ver cuántos kilos de granos salen del lote y traducir eso a extracción de nutrientes para luego reponerlos”, enfatiza.

¿El problema es la soja?

Para el ingeniero agrónomo, la soja no es un problema. El profesional asegura que es indistinto sembrar soja, maíz o hasta lechuga. Sino que al sembrar siempre el mismo cultivo (monocultivo) se consumirán siempre los mismos nutrientes, en el mismo perfil de suelo.

“Entonces, al acabar ese nutriente, vamos a tener el problema de que los cultivos van a rendir cada vez menos, vamos a agotar el suelo, y vamos a necesitar una mayor fertilización para poder conseguir un cultivo que nos dé un buen rendimiento”, concluye.

Más maíz, menos soja

Frizza afirma que si bien es gradual, cada vez se está sembrando más maíz y menos soja.

“Venimos de una época en la cual teníamos retenciones al maíz, no se podía vender trigo al exterior, entonces eso hacía que los productores siembren cada vez más soja. La liberación a las retenciones en el maíz y la apertura de la exportación del trigo hizo que se siembre mucho más trigo y maíz. Veníamos de una relación 6 hectáreas de soja por 1 de maíz. Hoy tenemos que por cada 5 hectáreas de soja 2 son de maíz”, detalla.

Según su experiencia, de seguir este contexto la superficie de maíz irá aumentando y la de soja irá disminuyendo. De esta forma se llegará a una rotación más equilibrada que nos permitirá hacer un uso eficiente y sustentable de los distintos recursos.

esto va a ir favoreciendo cada vez más al maíz y, al incorporar otros cultivos, indirectamente se va a realizar un uso más equilibrado del suelo.

Consumo de agua

Uno de los puntos interesantes que tiene la rotación de cultivos es el consumo de agua.

Frizza revela que el cultivo de soja consume alrededor de 400 milímetros de lluvia en el ciclo productivo mientras que el de maíz consume 900 milímetros.

“Entonces cuando uno siembra solamente soja y llueven 1400 milímetros, al consumir sólo 400 milímetros sobran 1000 milímetros. El suelo tiene una capacidad de almacenamiento, pero la misma no es ilimitada, su siempre se consume por debajo de lo que precipita en el ciclo de cultivo llega un momento en el cual el suelo se satura”, manifiesta.

Y detalla: “Un trigo-soja consume unos 900 milímetros de agua aproximada por año, la soja sola 400 milímetros y el trigo-maíz consume 1200 o 1300 milímetros, entonces si logramos consumir toda esa agua vamos a hacer un uso más eficiente y vamos a lograr disminuir la napa o que no suba más”.

Según Frizza, la media de precipitaciones de los últimos diez añis en nuestra zona es de 1000 milímetros registrándose algunos años con milimetrajes que van entre 1200 y 1400, de ahí la importancia de rotar cultivos con mayores consumos de agua en su ciclo.

Tiempo pasado fue mejor

Para el ingeniero agrónomo, no hay frase que ilustre en forma más exacta la situación actual de los suelos que "Tiempo pasado fue mejor". Para él es un error creer que los suelos son los mismos que hace 20 o 30 años. “Creyendo eso asumimos que tenemos la misma cantidad de fósforo, de materia orgánica, de nitrógeno, de azufre o de calcio y en realidad no los tenemos, hemos empobrecido los suelos sistemáticamente”, cuestiona.

Otro error de concepto, manifiesta, "es pensar que los lotes son todos iguales y por ende podemos producir de la misma manera en todos ellos. La realidad nos muestra que los límites de la calidad y capacidad productiva de los suelos no tiene nada que ver con los límites físicos que separan un lote de otro (alambrados). Dentro del mismo lote, tenemos 65 ppm de fósforo y a 10 metros el 50 por ciento de ese fósforo”, advierte.

A su vez relata que "si nosotros no entendemos que el suelo cambia metro a metro y que los nutrientes que nos llevamos en grano, en leche y carne, nos van agotando el suelo, probablemente no vayamos a tener suelo para siempre”.

Y concluye: "Por ende podemos producir de la misma manera en todos ellos. La realidad nos muestra que los límites de la calidad y capacidad productiva de los suelos no tiene nada que ver con los límites físicos que separan un lote de otro".