En tiempos de inflación constante y crisis económica, no quedan otras alternativas que hacer todo lo posible para cuidar el bolsillo. En cuanto al ahorro de energía, la primera recomendación de los expertos es eliminar los llamados “consumos invisibles o fantasmas”. Es el gasto de electricidad que producen distintos artefactos electrónicos cuando parecen apagados, pero mantienen ciertas funciones “latentes” del aparato.

El caso más evidente, es el de los artefactos que quedan en modo stand by (de espera); menos significativos en cantidad, pero consumos al fin, son ciertos componentes activos: transformadores, relojes, programaciones, lucecitas, parpadeos.

Son consumos eléctricos mínimos pero como habitualmente son 30 x 24 (o sea, las 24 horas de los 30 días del período), a fin de mes pueden representar una proporción relevante del consumo total.

El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) advierte a la población sobre el “gasto derivado de los dispositivos que ‘chupan’ electricidad, incluso cuando se encuentran inactivos”.

"A menos que se los desenchufe -explicó el organismo-, no están realmente apagados los televisores, equipos de audio, hornos microondas, teléfonos inalámbricos, computadoras, consolas de videojuegos y demás aparatos con modo stand by, con baterías recargables y/o con reloj u otro panel informativo digital."

La impresora, el módem y el router son otros típicos ejemplos de dispositivos que agregan consumos en los hogares.

Según la estimación de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL) estos consumos pueden representar entre un 5% y un 16% del total hogareño. El ahorro no es directamente proporcional en pesos, porque una parte de la factura eléctrica es un costo fijo, que no depende de los kW consumidos. Pero sin duda, menos kW terminarán representando un ahorro en dinero.

Cuáles y cuánto

Una computadora de escritorio, por ejemplo, suele consumir entre 200 y 600 watts por hora (Wh) mientras está siendo utilizada. Pero luego, si la dejamos en stand by (suspendida) en vez de apagarla, quedará gastando hasta 75 Wh; y si queda en «hibernación», hasta 21 Wh.
En el caso de una notebook, simplemente cerrarla (sin apagar) hará que siga consumiendo batería y que deba ser recargada antes: en suspensión su gasto llega a ser de 16 watts por hora. Cifra que en una consola de videojuegos puede elevarse hasta los 23 Wh.

Asimismo, estando inactivo pero no desenchufado, un equipo de audio podrá sumar 14 Wh, un microondas 4 Wh (aunque si la puerta queda abierta se va a hasta 25 Wh), un horno eléctrico 3 Wh, un televisor otros 3 Wh y el “inocente” cargador de celular hasta 0,5 Wh.

A la luz de estos datos, la recomendación de los especialistas es que los usuarios hagan el esfuerzo de acostumbrarse a apagar y desenchufar todos los artefactos que se pueda al terminar de utilizarlos. Claro, no será el caso de la heladera, pero si podrá serlo en casi todos los demás.

Se dirá que es un incordio enchufar y desenchufar. Tal vez sea cierto con cierto aparatos de uso frecuente o de enchufes muy incómodos. Pero, no es el caso de celulares, notebooks y otros equipos que se suelen dejar enchufados o en stand by.