En medio de una realidad dominada por malas noticias, también hay lugar para la esperanza. La difícil situación económica de muchas familias en esta época de cuarentena reflota la voluntad solidaria de muchos vecinos. En este caso, la acción conjunta entre un conocido bar de la costanera de Villa María y una organización que asiste a vecinos de esa ciudad con alimentos permite llegar con un plato de comida dos veces por semana a unas 250 personas. Que además, para no romper con el aislamiento, van a entregarlo casa por casa en distintos barrios.

De espaldas a la calle, Luciano “Cartucho” Destefanis igualmente nota que hay un vecino que va y viene con una bolsa en la mano mirando hacia el interior de un negocio de comidas en el populoso barrio Santa Ana, donde las viandas listas se agrupan en una mesa a la espera de quienes se encargarán de repartirlas. Se da cuenta de que el hombre no se anima a preguntar. Corta la charla y le pide a uno de los colaboradores de Comida Calentita, el grupo que coordina desde hace tres años, que le ofrezca a ese vecino unas viandas para llevar. Al hombre se le ilumina la cara, agradece lo que le entregan y al irse cuenta que va a compartirlo con otras personas.

Todo surgió a fines de marzo. Marco y Arturo (del bar Ribera), se contactaron con Luciano para ofrecerle los alimentos que tenían ya comprados y que no iban a utilizar al tener que cerrar sus puertas tras dictarse el decreto de aislamiento obligatorio. No solo eso, sino que además le propusieron utilizar la cocina y poner a disposición el personal del local para preparar los platos. Así, la asociación Comida Calentita pasó de una entrega semanal de viandas para unas 180 personas a hacerlo dos días a la semana y sumar raciones para 70 personas más.

Villa María: un bar y una asociación se unieron para donar raciones de comida por los barrios
Diego (izq.), Luciano y David (dcha.), organizando las viandas en Ribera.

A repartir

El plato de este miércoles es risotto con verduras y cada bandeja va acompañada de su pan y un arroz con leche de postre. Cerca de las 13 llega en auto el primer grupo de reparto, al comando de David y Cristian. Después de los saludos codo-codo, rápidamente la cadena de brazos carga 99 bandejas en el baúl y con una hoja de ruta en mano los repartidores enfilan hacia distintos barrios: San Martín, Los Olmos, Avellaneda y el Botta, entre otros. “Esto es simplemente poner nuestro granito en la causa”, comentan brevemente. No hay más que explicar y las familias esperan.

Diego, otro de los voluntarios del grupo, va ubicando el resto de las bandejas en dos lugares a la espera de otros que van a entregarlas. “Dale papá que los chicos tienen que comer”, apura uno de los colaboradores a otro de los repartidores que llamó por teléfono para consultar alguna cosa.

“Tenemos el listado ya organizado, sabemos cuántos chicos hay en cada casa y cuántas raciones entregar en cada una. La prioridad la tienen las madres solas y con niños”, explica Luciano.

Agrega que antes del coronavirus siempre se cocinó en su propia casa, donde ya tiene equipamiento suficiente para las raciones que alcanzaban a cocinar. Y aclara que el sistema de Comida Calentita siempre fue de entrega a domicilio. “Sabemos que de otra forma mucha gente de otros barrios no puede llegarse a buscarla, entonces vimos que teníamos que salir nosotros a entregarla”, justifica.

Villa María: un bar y una asociación se unieron para donar raciones de comida por los barrios
Cristian y David, del grupo de repartidores.

Siempre delivery

“Para mañana voy a necesitar 16 kilos de harina. Levadura y aceite ya tengo”, dice Julio, el cocinero. Se vienen las pizzas. Luciano se compromete a conseguirlos de alguna manera y cumplir con el plazo. Unas ocho personas conforman la organización y ya tienen una red de contactos a la que agradece por la gran ayuda. Distribuidoras, conocidos, amigos, y en gran parte el puesto de Felipe en el Mercado de Abasto, que le entrega una buena cantidad de frutas y verduras. “Mucha gente ya nos conoce, confían en lo que hacemos y saben que la comida se entrega”, resume.

En plena pandemia, gracias a la colaboración entre dos grupos las raciones son muchas más y el menú se va cambiando. Todas las familias que lo reciben saben que esos dos días van a contar con el almuerzo.

Unos aportan con verduras, otros con algunos postres, más allá traen el pan que les sobró, la carnicería deja algunos cortes y otros pasan a entregar una compra del súper. También, los que pueden, colaboran directamente con transferencias bancarias. Todo suma y todas las manos van haciendo la cadena. Así, con la organización entre vecinos más familias que pasan necesidades reciben una ayuda que de otra forma no siempre llega. Por poco que parezca, en estos días es muchísimo.

CÓMO AYUDAR

Para donaciones a la Asociación Civil Comida Calentita

CBU 1910112755011259700850. Banco Credicoop.

Tel: 353 5630626.