En Misiones, un tornado destruyó el Instituto de Enseñanza Agraria N° 13 hace tres semanas. Pese a las adversidades, los 147 alumnos no dejaron nunca de ir a la escuela y desde el paso del temporal tienen clases a la intemperie.

Dependiendo del clima, tienen clases en la canchita de fútbol en los días soleados, o en un pequeño salón cuando llueve, contó Clarín.

El tornado se llevó la producción de tomates y morrones, mató animales en gran parte de la Picada Yapeyú, en el municipio de Colonia Guaraní.

Pese a que muchos de los estudiantes también sufrieron daños importantes en sus casas o sus familias perdieron la producción, nunca dejaron de ir a clases.

Rafael Bezchliabiak, director del Instituto, contó que  “en los días de buen clima vienen todos y damos clases en la canchita de fútbol, pero en los días de lluvia o frío nos arreglamos con un pequeño salón. Para poder seguir, los dividimos en cinco grupos y vienen en forma alternada a clases”.

Este instituto se puso en funcionamiento nueve años atrás, por de los pequeños productores de Picada Yapeyú, ya que el colegio secundario más cercano les quedaba a diez kilómetros.

Misiones: por la destrucción de una escuela a causa de un tornado, dan clases a la intemperie

“Teníamos los invernaderos llenos de morrones y tomates y se perdió todo... el edificio donde funcionaban las aulas también quedó destruido. Los chicos de la escuela primaria se mudaron a una iglesia de la zona pero nosotros no podemos porque básicamente la educación de los chicos está relacionada con la producción”, contó el director.

Tras el desastre que ocasionó el fenómeno, la comunidad educativa sueña con poder construir un edificio propio en un predio de diez hectáreas que recibieron en donación. “Para mudarnos a ese lugar necesitamos primero poder bajar la energía eléctrica y contar con una perforación para tener agua, además de las aulas”, dijo Bezchliabiak.

El docente estimó que necesitarán alrededor de 350.000 pesos para poder reconstruir toda la parte productiva del Instituto. “Si llega el dinero, para fin de año levantamos todo de vuelta”, explicó.

En su mayoría, los alumnos de la escuela son de familias dedicadas a la producción de yerba mate, té, pequeños forestadores, a la fabricación artesanal de ladrillos y en menor medida empleados.

“Necesitamos seis aulas para poder funcionar. La gente de la Provincia se acercó pero no sabemos de dónde va a venir el dinero para la reconstrucción”, explicó el director del colegio.

Fuente: La Voz del Interior