Con la llegada de los primeros días del año, las Sierras comienzan a movilizarse a fuerza de eventos populares y temporada teatral. En ese sentido, los festivales se destacan como uno de los grandes atractivos de cada verano, pero en 2019 muchas de las propuestas de la provincia debieron ajustar algunas de sus variables para no perder terreno frente a la crisis.

El primer gran evento es el Festival Nacional e Internacional de Doma y Folklore de Jesús María, que este año comenzará con algo de retraso para tratar de que los bolsillos no estén tan resentidos por el paso de las fiestas de fin de año.

Así, el viernes 11 de enero se abrirá oficialmente la temporada con una noche en la que la convocatoria de Los Manseros Santiagueños será clave para hacer una proyección sobre la edición, según explica el presidente de la comisión organizadora, Nicolás Tottis. No se puede dejar pasar que el jueves 10 habrá una “previa festivalera” en el predio, con entrada gratuita.

El año pasado, sólo los cinco principales festivales de la provincia vendieron unas 420 mil entradas. En 2019 algunos apuestan a captar otro tipo de público (como el Cosquín Rock); y otros, como Jesús María o el Festival Nacional de Folklore de Cosquín, tienen como desafío no perder tanto terreno y esperar que soplen mejores vientos.

De esta forma, los shows musicales seguirán siendo la excusa perfecta para convocar a turistas de todas las provincias para vacacionar en las Sierras. Al menos así lo espera el titular de la Agencia Córdoba Turismo, Julio Bañuelos. “Este contexto económico nos brinda un aspecto favorable, que es el tipo de cambio. Eso nos va a generar que un segmento de gente que se iba al exterior ahora vacacionará en Argentina, y Córdoba siempre es una opción”, argumenta Bañuelos, quien espera “la misma cantidad de gente” que otros años.

Ocupación y precios

En 2018, los datos de la Agencia daban cuenta de un gasto promedio por día de 1.250 pesos y una estadía de cuatro noches. Estas cifras son importantes a la hora de analizar el impacto de los festivales en el turismo, ya que en los lugares donde se realizan los eventos la ocupación siempre es del 100 por ciento, contra el promedio de 77 por ciento que tienen otras plazas. En ese sentido, será clave que los aumentos de precios no acompañen a la inflación, para poder mantener la demanda. Por eso, festivales como Jesús María, Colectividades y Villa María han apostado a sostener el precio de los tickets o a subirlos sólo un 10 por ciento, aproximadamente.

En ese sentido, se pronuncia Bañuelos, quien asegura: “Todos han contenido muchísimo los precios de las entradas. Con todos pudimos hablar y hay un esfuerzo hasta de los propios artistas para poder sostener esta cadena enorme de festivales”. Y enfatiza: “Estoy seguro de que los festivales van a funcionar”.

Sobre el perfil del consumo, Bañuelos dice: “A lo mejor, la gente irá a los festivales y después le costará cenar, pero mi visión es que los festivales van a andar bien. El Gobierno aporta en lo económico y también en la difusión, con sus distintas reparticiones. Todos ponemos un granito de arena, pero hay una decisión de apoyar a los festivales porque son nuestros socios estratégicos”.

Nuevamente, la programación será clave para alcanzar una ocupación alta en los diferentes escenarios festivaleros. A diferencia de 2018, Abel Pintos ya no será la carta segura de todos los eventos. El Festival de Peñas de Villa María, por caso, vio frenadas sus expectativas de pelear de cerca el prestigio internacional del histórico Festival de la Canción de Viña del Mar. Esta vez, Sebastián Yatra, Pablo Alborán, Il Divo y Ricardo Montaner serán algunos de los visitantes ilustres.

“Es un momento difícil para la producción”, asegura Marcos Bovo, responsable del festival. “Cualquier productor, ante esta situación de incertidumbre, trata de no arriesgar. Nosotros hicimos un gran esfuerzo para que haya artistas internacionales en la grilla, y varios de ellos tienen un único show en Villa María. No hemos podido encontrar segundas y terceras fechas para abaratar costos”, completa.

A pesar de todo, los festivales siguen siendo uno de los principales motores de la temporada estival. Bovo lo explica en pocas palabras: “Es un momento complejo, pero los festivales forman parte de la identidad cultural de Córdoba, son parte fundamental de su importancia como destino turístico”.

420 mil entradas vendidas en 2018

El desafío para esta temporada, en la que la crisis ha calado hondo en enormes franjas de la población, es mantener la convocatoria. Tanto organizadores como artistas han hecho un esfuerzo para contener los precios.

Fuente: Vía País