La iniciativa de un bono de cinco mil pesos a fin de año despertó un debate que parecía adormecido en los espacios de poder: nada menos que la caída real de los salarios, que en 2018 sumará un nuevo año a un derrotero perjudicial para los ingresos de los argentinos y que no se podrá recuperar en 2019.

Al margen del bono, que sólo compensará un 12 por ciento de lo perdido este año por un salario promedio de 26.164 pesos, hay un consenso en el Gobierno, los sindicatos y los economistas en que en 2019 los salarios podrían recuperar terreno, pero no van a volver –una vez más– a tener la capacidad de compra que dejaron atrás.

Nicolás Dujovne, jefe de Hacienda, reconoció recientemente esa “pérdida del poder adquisitivo” y estimó que “se va a recomponer en los próximos meses cuando vaya bajando la inflación”. Rechazó dar precisiones acerca de cómo y de cuánto será esa remontada.

Para los economistas Gerardo García Oro y Víctor Becker, lo que se perdió podrá recortarse, pero sería casi imposible pensar en una mejora real del poder de compra cuando el objetivo central del Gobierno es bajar la inflación y que la economía sea “competitiva”.

García Oro, economista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, analizó que en 2018 la masa salarial total va a perder entre 9 y 10 puntos en términos reales, por la inflación y porque el mercado laboral creció por debajo de la dinámica demográfica, lo cual es un retroceso.

“En 2019 los salarios van a recuperar sólo parcialmente lo perdido, entendiendo que puede haber una reactivación económica. Ha pasado en procesos con shocks inflacionarios como los de 2014 y 2016, en los que en los años posteriores hubo mejora del salario, pero siempre es parcial y no se compensa todo lo perdido”, sostuvo García Oro.

Becker, exdirector de Estadísticas del Indec y actual director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, evaluó que este año los salarios van a perder unos 15 puntos contra la inflación.

“Hay que ver si se pretende que se recupere el terreno perdido. La política económica tiende a recomponer los precios relativos (tarifas). De alguna manera, lo que ha ocurrido es precisamente este reacomodamiento de precios”, evaluó Becker.

Y mirando al futuro, sostuvo que “si los salarios subieran a la par de la inflación, probablemente habría un recrudecimiento del proceso inflacionario porque eso iría a costos y seguiría la carrera entre precios y salarios”. Por ello, dijo, tiene dudas que desde el punto de vista de la política oficial se pretenda que los salarios recuperen lo que han perdido.

Los salarios mantienen una puja histórica contra la inflación en una Argentina inestable, con crisis cíclicas, en la que los trabajadores deben esforzarse para poder llegar a fin de mes y tener una idea de progreso que no siempre se logra.

Al llegar del supermercado, una frase suele escucharse en cada domicilio: “Gasté una fortuna y no compré nada. La plata sirve cada vez menos”. Y es así: entre 1998 y la actualidad, los salarios se incrementaron 3.503 por ciento mientras la inflación acumulada fue del 4.011 por ciento según datos oficiales.

Al analizar cada proceso político y modelo económico, se observa que los salarios se mantuvieron más o menos estables durante el menemismo; perdieron fuerte cuando estalló la convertibilidad; ganaron mucho terreno con el kirchnerismo, aunque conviviendo con subsidios y congelamiento de tarifas; y ahora volvieron a derrumbarse con Cambiemos.

Fuente: Vía Córdoba