Estados Unidos registró ayer un récord de 67.417 casos de coronavirus, y un modelo estadístico proyecta 224.000 muertes por la enfermedad en el país para noviembre, unas 90.000 más en tres meses y medio, en coincidencia con un repunte que obligó a imponer nuevamente restricciones, mientras el presidente Donald Trump sigue defendiendo su gestión de la crisis.

El modelo del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME), de la Universidad de Washington, de referencia en el ámbito científico de Estados Unidos, había proyectado casi 16.000 muertes menos por coronavirus la semana pasada, pero el aumento de los contagios de las últimas dos hizo que esa cifra se dispare, dijo uno de sus creadores.

La nueva proyección para el país más afectado por la pandemia es de 224.000 muertos para el 1 de noviembre, dos días antes de las elecciones en las que Trump buscará su reelección, explicó el presidente de IHME, doctor Chris Murray, citado por CNN.

El repunte de casos en Estados Unidos es el mayor en dos meses y empezó luego de que los estados, pasados sus picos de infecciones, levantaran restricciones y relanzaron actividades por exigencia de Trump, que ansía una recuperación económica antes de las elecciones del 3 de noviembre.

Aumento de casos

La curva de contagios está en aumento en más de 30 de los 50 estados del país, sobre todo del Sur y del Oeste, y entre los más afectados se incluyen los tres con mayor población: Florida, que se ha convertido en nuevo epicentro del brote nacional y hoy superó los 300.000 casos, Texas y California, además de Arizona.

"Ese cambio en nuestras previsiones está siendo impulsado por el gran aumento de contagios en Florida, Texas, Arizona, California", dijo Murray.

"Hay una lista más larga de estados donde aumentan las muertes, así como las hospitalizaciones", agregó.

En las últimas 24 horas se registraron otras 900 muertes por el virus, y el acumulado llegó a más de 136.000, de acuerdo a la base de datos de la Universidad Johns Hopkins (JHU).

Murray aconsejó el uso de tapabocas, luego de que Trump utilizara uno por primera vez en público el fin de semana pasado tras resistirse a hacerlo durante meses.

"Retrasa la necesidad de reimponer cierres de negocios y tiene enormes beneficios económicos. Quienes no usan mascarilla no sólo ponen en riesgo sus vidas, sino las de sus familias, amigos y comunidades", dijo.

"A nivel de la población (el tapabocas), puede salvar más de 40.000 vidas en Estados Unidos desde ahora hasta el 1 de noviembre, y como estrategia, puede ser la mejor en el país", agregó.