Gastón González tenía 34 años y era padre de dos hijas de 12 y 14 años. Antes de su triste final el pasado fin de semana, había estado preso en un par de oportunidades por distintos delitos y hacía al menos un año que se encontraba en libertad. Era adicto a las drogas, su principal problema. Y trataba de subsistir por medio de changas, como cortar el pasto o recolectar cartón; también su familia lo ayudaba porque no tenía un trabajo fijo.

El lamentable caso registrado en la madrugada del último sábado refleja cómo el problema de las adicciones puede derivar también en hechos presuntamente delictivos, a la vez que fatales y traumáticos para distintas familias, que quedarán con las marcas de lo ocurrido a cuestas.

Cuenta Alejandra Alcántara (59), madre de González, que hace aproximadamente un mes le pidió que se fuera de su casa en barrio Hospital, en el límite con Parque, porque el joven, el menor de sus cinco hijos, le había sacado un televisor Led el cual habría vendido porque necesitaba el dinero. Creen que era para comprar droga.

“Mi hijo era adicto, nadie me ayudó a salvarlo y eso que golpeé varias puertas. Estuvo 11 años preso, salió, consiguió trabajo, mejoró pero al tiempo empezó a decaer. Hablé con un médico pero me dijo que si no se internaba por sus propios medios nosotros como familia no podíamos hacer nada”, explicó la mujer a El Periódico.

La madre de González pidió que la causa no se cierre.
La madre de González pidió que la causa no se cierre.

Alcántara reconoció que su hijo llevó adelante un tratamiento ambulatorio en el área de Salud Mental del Hospital Iturraspe, pero agregó que nunca mejoró: “Iba y venía a Salud Mental, no estaba bien. En un momento iba todos los días en un tratamiento ambulatorio. Después dejó de ir y volvió a caer en la droga”.

La investigación judicial ubica a González el pasado sábado en la madrugada dentro del patio de la vivienda de Carlos Vázquez (74), en barrio Catedral, presuntamente con fines delictivos. En ese lugar, aparentemente en un intento de robo, recibió un disparo en el pecho que le ocasionó una muerte instantánea. Quien le disparó de frente y a corta distancia, según la autopsia, fue el dueño de casa. También –dicen sus familiares- recibió un tiro en la pierna.

La necesaria investigación judicial para esclarecer el hecho está en su etapa inicial y busca determinar si el propietario de la vivienda actuó en legítima defensa. Para la Fiscalía, según los primeros elementos recabados y el contexto del hecho, “hay una presunción de legitimidad de la defensa”.

Dudas

La familia del fallecido dice tener dudas sobre la investigación y por eso se asesorarán con un abogado para poder acceder al expediente la causa.

“Vamos a abrir la causa porque hay muchas versiones, este señor (por Vázquez) no está golpeado. A mi hijo lo velamos en casa y estaba marcado con golpes en la frente, en la nuca, que no tenía la última vez que lo vi, antes de que muera. Él no andaba con armas. Tengo mis dudas de si quiso robar. Queremos saber si Gastón frecuentaba esa casa, si se conocían con Vázquez porque algunos vecinos habrían dicho que lo vieron otras veces allí”, expresó.

La mujer consideró: “Si él hizo lo que dicen que hizo, tenía que ir preso, no estar muerto”.

Dolor ante el hostigamiento

Por otra parte, la mujer se mostró dolida ante comentarios muy duros hacia su familia: “Tengo otros cuatro hijos y nada que ver, también quisieron sacar a su hermano de ese infierno pero no hubo forma. Somos gente de trabajo, para la sociedad Gastón es un adicto, un delincuente, pero es mi hijo, soy la madre y me duele mucho todo esto”, confesó en medio de un llanto.

Consultada sobre qué tipo de hostigamientos recibieron, contó: “No merecemos que nos señalen en la calle o que se digan barbaridades como que vendemos droga. Somos gente honesta, de trabajo”, aclaró.

“Mi hijo era adicto, nadie me ayudó a ayudarlo y eso que golpeé varias puertas", dijo la mujer.
“Mi hijo era adicto, nadie me ayudó a ayudarlo y eso que golpeé varias puertas", dijo la mujer.

Por último, Alcántara se refirió a la desprotección y soledad que sienten las familias que tienen la “desgracia” de tener un familiar adicto.

“No dormía de noche ni de día pensando que podía pasarle algo malo. Le dije ‘cualquier día te van a traer muerto, Gastón, y eso no va a ser bueno para nosotros’. La droga lo perdió y hasta lo puso agresivo, daba miedo. Pero es la desgracia que nos tocó por tener un familiar adicto”, concluyó la mujer.

Antecedentes penales 

A los 22 años el joven fue condenado por un asalto ocurrido en enero de 2011, siendo la víctima David Miwie, un joven italiano de 17 años que estaba en la Argentina por un intercambio cultural.

Según la investigación judicial, junto a un cómplice González lo abordó a él y a sus amigos en la zona céntrica para robarles. El adolescente extranjero quiso escapar y fue herido de un disparo por el otro delincuente. Recibió ocho años de cárcel.

Tras salir de la prisión, reincidió en el delito y lo condenaron a otros tres años de cárcel por un hecho de robo.

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