Daniel Torres (49) no habla en caliente. La adrenalina vivida el pasado fin de semana en su proveeduría de barrio Francucci en Frontera (DA-JU-MI), cuando tres delincuentes encapuchados intentaron robarle y lo balearon en su pierna –también golpearon en la cabeza a su esposa y le dispararon a un amigo- parece haber disminuido. La situación vivida fue la gota que rebalsó el vaso, la excusa para acelerar una idea que ya masticaba: armar los bolsos e irse a vivir a otra ciudad con su mujer y sus tres hijos.

El comercio de Torres está ubicado sobre Calle 60 al 200. Alrededor de las 10 de este martes, bajo un cielo que amenaza con echarnos agua, la cuadra está tranquila. Solo llega una pareja a comprar pan y le pregunta a Daniel sobre lo sucedido, quien contesta detrás de las rejas de un portón. El local está abierto al público, pero por seguridad bajo llave.

La víctima narró que el sábado, alrededor de las 23, mientras se encontraba cenando escuchó los gritos desesperados de Érica, su esposa, de 47 años. Se levantó de la silla rápido –su casa está detrás del local- y cuando apareció dentro del almacén la vio con su rostro lleno de sangre, ya que había recibido un culatazo en la cabeza.

Torres narró lo sucedido

“En la desesperación de verla así me abalancé contra el delincuente y cuando me aproximo me dispara, yo me doy vuelta y me pegó en la nalga izquierda. En la misma adrenalina no me doy cuenta que me hirieron y saco a esta persona de encima de mi mujer y se termina cayendo arriba de una caramelera”, narró.

Tras ello –siguió Daniel- apareció otro delincuente que estaba en la puerta, también armado, que fue en su búsqueda: “Este me apuntó al pecho, le saco el brazo rápido y el disparo sale hacia otro lado. Cuando lo estoy teniendo en el forcejeo siento que me golpean en la cabeza y me desvanezco un poco. Este se zafa y cuando salgo a correrlo siento que vuelven a disparar, no sé si al aire”, explicó. En la vereda había un tercer delincuente esperando arriba de una moto. Se fueron sin llevarse nada. 

Borrón y cuenta nueva

Torres trabaja en una empresa y la despensa es generalmente atendida por su esposa. Según señaló es la primera vez que los asaltan. Sí sufrieron un robo en su casa, pero una noche en que nadie se encontraba en el interior.

Camina despacio, sintiendo el “ardor” que le provoca tener la bala dentro de la pierna todavía. Todo es muy reciente. “Se está cerrando la herida. El jueves me hacen una placa para ver si se mueve, lo que siento es un ardor porque está entre los músculos. Al otro muchacho que le tiraron, amigo mío, le dieron en una pierna y le tocó un hueso. Es remisero y no puede trabajar”, lamentó.

Sobre la inseguridad que se vive a diario en Frontera, sostuvo: “No se puede vivir más, hace tres meses donde alquilo nos robaron todo. Acá se sabe quiénes son, pero nadie hace nada”, dijo con pura impotencia.

Sufrieron un violento asalto en su negocio, bajan las persianas y se marchan
El frente del comercio donde sucedió el hecho 


Luego afirmó que cerrarán el negocio, él renunciará a su trabajo y se irán a vivir a Carlos Paz: “Me voy empezar de cero. Acá no tenés derecho a tener una moto nueva, a comprarte una bici para salir a pedalear porque te roban. Ya lo venía planificando esto de irme, por nuestros hijos que también se quieren ir, no pueden salir a ningún lado, si te vas de tu casa tenés que dejar a alguien que te la cuide. Te golpean con una barreta la puerta y si no hay nadie o no escuchan se te meten adentro”, graficó.

Para Daniel no habrá cambios de conducta a corto plazo, todo lo contrario: “Yo creo que todo tiende a empeorar”, sintetizó hablando por arriba de la necesidad de cambios en las leyes.

Por último, sabe que lo sucedido podría haber sido una tragedia: “Pienso que podrían haberme pegado un tiro en el pecho, pero estaba enceguecido”, concluyó.