La conmoción por el caso de la muerte de la pequeña Aralí Vivas en Brinkmann sumó otro capítulo en la tarde de este lunes: fue detenida su madre, Rocío Milagros Rauch, de 28 años, por orden del fiscal de la causa, Oscar Gieco. La mujer quedó imputada por homicidio calificado por el vínculo, en calidad de partícipe necesario, debido a una presunta falta de cuidados y protección de la menor.

En paralelo, el padrastro de Aralí, Matías Ezequiel Simeone, de 33 años, y un amigo de éste, Cristian Hernán Varela, de 40, permanecen detenidos bajo la acusación de homicidio simple, aunque según reveló La Voz del Interior el fiscal Gieco no descarta un posible cambio de carátula hacia homicidio criminis causae, figura que se aplica cuando se mata para lograr ocultar otro hecho y lograr impunidad.

Rocío Rauch fue trasladada a la cárcel de Villa María y el fiscal tiene previsto tomarle declaración en la próxima semana, a través de videoconferencia, según confirmó a El Periódico. Gieco subrayó que la imputación a la mujer es como partícipe necesario, ante la falta de cuidados hacia la niña. En tanto, los otros niños de la familia pudieron ser reubicados en otros hogares, con la intervención de Senaf.

En el mediodía de este martes está previsto que el fiscal Gieco haga una conferencia de prensa (sería en Morteros) para dar más detalles del caso que conmociona a la región.

El fiscal continúa con la investigación recolectando testimonios y pericias para esclarecer el violento episodio que sacude a toda la región. "La investigación policial, los elementos recolectados, la encuesta ambiental y otros datos complicaron a esa madre. No cuidaba a su hija. La dejó sola y abandonada. Además, entendemos que esa mujer estaba perdida por las drogas...", indicó una fuente cercana a la causa en declaraciones a La Voz.

El domingo a la noche, la indignación de la comunidad se tradujo en una masiva marcha por las calles de Brinkmann, donde vecinos exigieron justicia y el esclarecimiento del caso. 

El cuerpo de la niña fue encontrado sin vida en el marco de un incendio en una vivienda. Pero según la hipótesis judicial, Aralí fue asesinada y para ocultar el crimen se provocó el incendio, donde el fuego consumió la habitación en la que estaba la menor. La autopsia, además, reveló que el fallecimiento de la niña ocurrió antes de que el incendio arrasara la vivienda.

El fiscal Gieco también investiga si Aralí era víctima de abusos y malos tratos, para lo cual se esperan los resultados de más análisis a cargo del médico forense Mario Vignolo. 

Simeone, el padrastro, estaba en libertad condicional tras una condena por violencia de género emitida el año pasado por la Cámara del Crimen de San Francisco, lo que plantea interrogantes sobre las condiciones bajo las cuales tenía a su cargo tanto a Aralí como a otros menores de la familia.

Al momento del crimen, la madre de Aralí supuestamente no se encontraba en la casa, y se investiga su paradero durante esos días. Según las primeras averiguaciones, la mujer estaría en otra vivienda con una persona distinta, una situación que finalmente derivó en su imputación por homicidio calificado.