“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”, según el filósofo Aristóteles. “En caso de duda, hacerlo”, pidió el famoso médico Oliver Wendell Holmes. Y para rematarla, el afamado escritor Jorge Luis Borges afirmó: “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”. Con estas frases, provenientes de ilustres pensadores, pareciera que dudar está más que permitido.

Quien dudó el martes pasado por la tarde fue Cesar Cerino (73), pero a éste le fue mal. Dejó entrar a su casa de España al 200, donde vive junto a dos hermanas, a dos señoritas “muy simpáticas” y “bastante correctas” según sus propias palabras. Las mujeres tocaron a su puerta a las 17.30 horas y le dijeron a Cerino que venían de la Municipalidad y que estaban haciendo un censo.

El hombre quiso saber algo más y una de ellas le comentó que estaban relevando inmuebles porque desde el municipio se pensaba en eximir del pago de impuestos a algunos jubilados. En ese momento, Cerino les respondió que pagaba correctamente pero se permitió dudar y las dejó entrar en su casa: “Me quedé en la duda y las hice pasar igual”, comentó.

Dentro de la vivienda, una de las mujeres le pidió a Cesar una boleta municipal. Luego le dijo que tenía que inspeccionar la casa para tomar las medidas de las distintas habitaciones. Mientras tanto, la otra mujer esperaba afuera. Minutos después, ésta entró y le pidió al propietario que lo acompañe al patio. La primera amagó con salir pero parece que no lo hizo y aprovechó la soledad del lugar para retirar un dinero que había en el interior de un portafolio dispuesto sobre una mesa.

“Habrán tenido entre 25 y 28 años, eran bastante correctas y estaban bien vestidas. Muy simpáticas además”, destacó la víctima, quien declaró que cuando las supuestas censistas se fueron lo despidieron cordialmente: “Que tenga mucha suerte y Dios la ayude”, le manifestaron.

Cuando Cerino cerró la puerta, a los pocos minutos divisó que el portafolio no tenía la plata dentro. Eran 40 mil pesos que el hombre había cobrado por el alquiler de un campo, dinero con el cual pensaba realizar remodelaciones en su vivienda.

La primera hipótesis que manejó la Policía fue que las estafadoras tenían conocimiento de que la familia Cerino había cobrado esa suma de dinero.“Utilizando esta maniobra (por el cuento del tío) las mujeres lograron que el dueño de casa le brinde el ingreso a la vivienda y luego lo distrajeron, inspeccionaron el lugar y se llevaron este monto de dinero”, explicó el comisario Rubén Almada.

“El cuento del tío” no pierde vigencia, no queda la menor duda. Y en este caso, como en tantos otros que se informaron en este medio, el propietario de la vivienda se permitió dudar. Lamentablemente antes no se permitió desconfiar.