La madrugada del último lunes será recordada por Marcela Molina (69) por siempre. A su edad debió soportar la violencia de dos jóvenes que entraron en su domicilio y la golpearon. También le robaron, aunque eso al lado de lo que vivió es lo de menos.

Eran las 2:15 de la madrugada y Marcela veía televisión en su casa de Calle 100 al 500. De pronto oyó un ruido en el patio, y a la par escuchó el ladrido de un perro. Ante eso decidió asomarse al patio por una de las ventanas pero no vio nada. Sin embargo, escuchó más ruidos, como si intentaran forzarle alguna de las entradas. Cuando se dio vuelta, ya no había tiempo de nada. 

“Cuando pego la vuelta veo que dos tipos se metieron en mi dormitorio, uno me agarró de los pelos y me tiraba la cabeza para abajo para que no los vea”, contó la víctima. En ese momento comenzó el suplicio: amenazas, golpes, cortes con un cuchillo y el desenfrenado pedido de dinero por parte de los ladrones.

Molina indicó que la amedrentaron con un cuchillo de cocina todo el tiempo mientras le pedían dinero: “Dame el dinero, el dinero”, insistían los delincuentes. La mujer, aún shockeada por la situación, les respondía: “Chicos, no tengo plata”.

Dame lo que tengas

“¿No tenés oro?, me dijeron en un momento. Yo tenía una cadenita que mi hija me regaló, la manotearon y luego sentía que tiraban todo al suelo para buscar. Mientras me punzaban con el cuchillo, me hicieron cortes en la cabeza, raspones. El más chico de ellos me tenía amenazada y me pedía la plata así se iban enseguida”, declaró la mujer.

La búsqueda de los delincuentes tuvo sus frutos. Se llevaron del domicilio 400 pesos, la cadenita, una lámpara portátil y hasta una guitarra que tenía 40 años y que era del marido de Marcela. Luego huyeron por la puerta del frente.

“Que la gente no hable de más” 

Es lo que pidió un día después una familiar de la abuela asaltada y golpeada. La mujer hizo declaraciones a la FM 90.7 y aclaró que Marcela “no fue abusada como se dice”.

“Hubo intento de manoseo, pero le quiero pedir a la gente del barrio que la conoce que no hable sin saber. Esta súper aterrorizada y eso no se lo saca nadie. Quiero aclarar que no fue abusada como se dijo”, repitió la familiar.

“Del miedo y la vergüenza no sale a tirar ni la bolsa de basura a la calle, que hablen por hablar causa más dolor, a ella principalmente y a la familia”, aseguró.

Hasta ayer, la Policía de Frontera informó a El Periódico que no había ningún detenido por el violento hecho. Marcela, mientras tanto, dijo estar nerviosa, agotada y con una gran impotencia. Y no es para menos.