Durante casi un año, entre agosto de 2015 y julio pasado, Emanuel Heraclio Retamar, el único imputado por el crimen de la joven mollense Brenda Jael Arnoletto, realizó trabajos en la Estación Terminal de Omnibus de Villa María, según reveló El Diario de esta última localidad en base a testimonios de empleados y comerciantes del lugar.

El presunto abusador y femicida de la chica de 24 años de Pozo del Molle, quien permanecía detenido ayer en la cárcel de barrio Belgrano de Villa María, es apodado Manuco y, durante su permanencia en la Terminal solía dormir en un depósito situado frente al baño de las mujeres.

Mientras la Fiscalía a cargo de René Bosio continuaba a la espera de los resultados de las pericias realizadas, tanto sobre el cuerpo de la víctima, como las practicadas al imputado, en la semana se tomaron más declaraciones testimoniales en la sede policial de esa localidad, a la vez que continuó la búsqueda de prendas de vestir del individuo detenido.

Retamar, de 37 años, que aún tiene domicilio en Calchaquí, localidad santafesina situada junto a la ruta nacional 11 a 430 kilómetros al noreste de Pozo del Molle, posee antecedentes por otros abusos sexuales e incluso un homicidio. Fue calificado como “mano de obra barata” que trajo el año pasado a Villa María la anterior concesionaria de la Terminal local.

Conocedores de los antecedentes policiales de Manuco, los comerciantes y demás habitantes de la Terminal habían reclamado por esta situación de riesgo que significa “traer este tipo de gente”, publicó El Diario. 

Posteos

Hace poco más de dos meses (el 24 de septiembre último) el imputado posteó una foto en la que está flanqueado por dos religiosos.

Bajo la imagen, en tanto, escribió: “Un recuerdo con el obispo del Obispado (en referencia al prelado de Reconquista, monseñor Ramón Dus) y el padre Gustavo Braidot, en el retiro. Gracias por la sabiduría que me brindaron. Los volveré a ver”.

Tatuada la espalda con “San la Muerte” y los brazos, Manuco, quien asistió a la Escuela Técnica 448 de Calchaquí, desplegó en espacio virtual, en forma reiterada, imágenes de santos, las mismas que aparecen en las estampitas que supo comprar en la misma Terminal de Villa María una y otra vez, algunas de las cuales las quedó debiendo.

Fuente: El Diario de Villa María