En una medida preventiva destinada a reforzar su defensa contra la amenaza nuclear de Corea del Norte , la Casa Blanca ordenó ayer el despliegue en la isla de Guam de un avanzado sistema antimisiles para proteger sus bases en el Pacífico y anular un eventual ataque contra su territorio continental.

La iniciativa norteamericana se conoció poco antes de que el ejército norcoreano informara que cuenta con la autorización final para lanzar un ataque contra Estados Unidos, que incluiría el uso de armas nucleares.

El Pentágono anunció ayer que en las próximas semanas enviará el nuevo sistema de defensa a Guam ante la creciente retórica belicista del régimen de Pyongyang, que anteayer anunció, en plena violación de los acuerdos internacionales, que reiniciará todas sus actividades nucleares, incluidas las que persiguen fines militares.

Guam es una isla sobre el Pacífico asiático que pertenece a Estados Unidos, aunque no como territorio incorporado, y donde se encuentra una de las principales bases militares norteamericanas de esa región.

El Departamento de Defensa desplegará el sistema llamado Terminal High-Altitude Area Defense (Thaad), que incluye un lanzador, un interceptor de misiles, un radar AN-TPY-2 y un sistema integrado de control de fuego.

Pyongyang señaló a las bases militares norteamericanas en Guam y Hawai como sus potenciales objetivos en las amenazas emitidas en las últimas semanas, que pusieron a la península coreana en alerta y generaron cambios en la postura de defensa de Washington y en su plan de defensa misilística.

El primer sistema Thaad debía desplegarse en 2015, pero las tensiones en la península coreana modificaron los planes. Según versiones publicadas ayer en la prensa norteamericana, algunos funcionarios del Pentágono tenían como primer destino de las modernas baterías a Medio Oriente para defender a Israel y otros aliados de supuestos misiles iraníes.

Estados Unidos cuenta con dos sistemas Thaad en Fort Bliss, en Texas, listos para ser usados.

La decisión del Pentágono es una inobjetable señal de que Washington considera a Corea del Norte la mayor amenaza, y potencialmente más duradera, para su país.