El dato era certero. La policía sabía que en esa vivienda de la calle Norberto de la Riestra sin número de barrio Maldonado en la capital provincial, se encontraba Luis Carrizo, el preso fugado de la penitenciaría de San Francisco, en enero de este año.

Sabían, además, que el sujeto era peligroso y que seguramente estaba armado. Por esto un grupo de doce efectivos de la división de robos y hurtos, con el apoyo de tres móviles del Comando de Acción Preventiva, se prepararon enfrentar la difícil situación. Lo buscaban desde hacía más de cuatro meses y tenían la certeza de que había vuelto a sus fechorías, lo investigaban por nuevos delitos contra la propiedad y robos calificados en distintos barrios.

Era la mañana del jueves 24 de mayo cuando los efectivos llegaron a la vivienda e irrumpieron en su interior. Acorralado, Carrizo salió corriendo por el patio y saltó varios tapiales hasta llegar a la calle, donde a los pocos metros fue arrestado por efectivos que se habían apostado en los alrededores.

En el momento de su detención dijo llamarse Alejandro Fabián Sanz e informó un número de documento de identidad falso. A la vez sostuvo que era oriundo del interior provincial y que se encontraba de viaje por la ciudad.

“Desde un principio sospechamos que nos estaba dando una identidad falsa”, manifestó el comisario inspector Sergio Valenzuela, de la división de robos y hurtos de la policía de Córdoba. “Teníamos características físicas de Carrizo y estábamos casi seguros de que se trataba del presidiario fugado de la penitenciaría de San Francisco”.

En la requisa de la vivienda los efectivos encontraron un revólver calibre 32, con su carga completa y en una bolsa más cartuchos de distintos calibres.

La policía también detuvo a una joven de 29 años, quien dijo ser la propietaria de la vivienda y amiga de Carrizo. La mujer fue identificada con las iniciales I.R.V. y las averiguaciones realizadas no establecieron ningún tipo de parentesco. Aunque normalmente Carrizo dormía en esa vivienda de barrio Maldonado y durante el día deambulaba por distintas zonas y barrios colindantes, planeando actividades delictivas.

Los investigadores sabían que la pareja del presidiario residía en otro barrio de la capital y con la cual el hombre tiene hijos. La vivienda de la mujer de Carrizo fue allanada por la policía al poco tiempo de la fuga pero con resultados negativos.

Carrizo y sus distintos alias

“Durante largo tiempo se montaron operativos y vigilancia que resultaron infructuosos porque este sujeto vivía cambiando de domicilio e incluso usaba diferentes identidades”, informó el comisario Valenzuela.

Carrizo utilizaba distintos alias, como Sanz, Beltramone y cambiaba los supuestos nombres de pila, a veces era Luis Ricardo, Carlos Jesús o Alejandro Fabián. En total había dado unos seis nombres distintos en lugares que frecuentaba. Incluso en un negocio donde frecuentemente compraba mercaderías, había dicho que era boxeador, “esto era para no levantar sospechas, ya que no lo veían trabajar”.

Sin embargo, los investigadores descubrieron que el hombre realizaba algunas “changas” manejando un remis ilegal.

En el momento de su detención Carrizo no había cambiado su fisonomía, aunque según la policía tenía el pelo mucho más corto de lo común.

El escape

Carrizo se fugó de la penitenciaría de nuestra ciudad el 16 de enero de este año, tras un descuido de un guardia. Según transcendió, lo hizo luego de pedir permiso para sacar la basura, en ese momento, habría saltado el vallado perimetral y escapó por la parte posterior del establecimiento, que da a las vías del Ferrocarril Belgrano, en el sector sur de esta ciudad.

Durante su reclusión, transitaba una “fase de confianza” en la que era habitual que desarrollara la tarea de sacar la basura y otras actividades. El hombre cumplía una condena por robo calificado y le faltaba un año y medio de cumplimiento efectivo.

Durante estos días el presidiario estuvo detenido en el penal de Bower pero este miércoles por la tarde fue traslado hacia la penitenciaría de San Francisco, donde fue alojado en otro pabellón al que se encontraba. Las autoridades del penal estiman que sin dudas perderá los beneficios con los que contaba.