A través de un artículo, el gerente de la delegación San Francisco de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Gabriel Vicentini, defendió el nuevo sistema previsional en el país, aprobado en diciembre pasado, no exento de una fuerte polémica e incidentes.

En el texto, Vicentini detalló aspectos del sistema previsional argentino y subrayó que la reciente reforma “le garantiza al jubilado estar por encima de la inflación”.

A continuación, el texto completo.

El Sistema Previsional Argentino es un sistema de reparto y es de propiedad exclusivamente del Estado, creado así en el 2008, Ley 26425, con algunas particularidades:

1.- El haber de quien se jubila no depende de lo que el trabajador ahorró durante su vida activa, sino del aporte de los trabajadores regularizados.

2- No hay relación alguna entre lo que se aportó y lo que se terminará cobrando.

¿Qué pasó con los fondos del Sistema de Capitalización Individual (1993), los aportes?

1.- Desde su creación, se obligó a las AFJP a invertir en los fondos en títulos públicos, o sea efectivo por papeles de la Caja del Estado.

2. A partir del 2008 y hasta la actualidad fueron utilizados por el Estado con fines “sociales”, jubilaciones con moratorias, pensiones no contributivas, pensiones políticas, y asignaciones de la más variada índole, otorgadas incluso a personas de países limítrofes, sin contar el pago de la deuda con el F.M.I. y los subsidios a las tasas de los créditos.

A modo informativo, antes del 2008 el sistema contaba con 2.800.000 jubilados, se agregaron al sistema 3.200.000 jubilados más, teníamos 79.000 pensiones no contributivas en el 2002 pasamos a 1.800.000 en 2015 (25 veces más), se sumaron otras 70.000 Jubilaciones con leyes especiales.

Resultados: El Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) cada vez más flaco y al borde de la quiebra, pocos trabajadores regularizados, las cajas provinciales quebradas, subsidiadas por el Gobierno Nacional de turno, y un sistema de reparto que prometía algo que jamás iba a poder cumplir.

¿Por qué? Porque teníamos un sistema previsto para jubilar a 4 personas y a partir del 2008 le sumamos 10 personas más (sin aportes), transformando en ilusoria cualquier posibilidad de que el sistema sea sustentable. Eso, sin llegar a pensar que quisieron embaucarlos a todos.

A esta altura más de uno preguntará, ¿y cómo funcionó?

Bueno, esto también lo conocen los jubilados por haberlo sufrido. Los haberes estaban pisados en la mínima $ 4.500, mientras el Estado Nacional se llenaba de juicios que jamás ganábamos (porque los reclamos eran justos) y que pagábamos todos. Por su lado, como la inflación “no existía” entre 2008 y el 2015, el índice de actualización fue el RIPTE (Índice de Remuneración Promedio de Activos), y así mientras ganaron a la inflación en algunos años, claramente perdieron en otros, como en 2010, 2014 y en 2016, llegando a fines del 2016 con $4950, un 88% menos de su poder de compra.

Ahora bien, Macri asumió en 2016 y casi todos los jubilados ganaban $4950 (la mínima), mientras el Estado Nacional pagaba millones en juicios de los que habían aportado y les correspondía un haber mayor.

Entonces implementó:

1.- El Programa de Reparación Histórica, el mayor acto de justicia social de los últimos 20 años para con nuestros jubilados. Así, quienes efectivamente aportaron al sistema, con juicio o sin él, hoy ganan 40 % más de promedio en sus haberes. Hoy el haber promedio de un jubilado es $ 11.000.

 2.- El Programa PUAM, que cubrió al sector más vulnerable de la población, los mayores adultos sin aportes, 80% de la mínima y pueden seguir trabajando hasta completar aportes.

3.- 82% móvil del Sueldo Mínimo Vital y Móvil para los que tienen 30 años de aportes.

4.- Una vez recompuestos los haberes, cubiertos con la PUAM los que no llegaron, y aprobado el 82% móvil, había que buscar un nuevo índice de actualización.

Y ahora la pregunta, ¿por qué índice de actualización debería regirse un país?

Recuperados los haberes, algo lógico, natural y previsible, sería volver al Índice de Precios al Consumidor que arroja el INDEC, no hay un índice más serio, y a este deberíamos atar todo en este país, los contratos de alquiler, los de tracto sucesivo, los sueldos y todo, si queremos volver a ser un país (valga la redundancia) serio y creíble.

Pero no solo se quedaron allí, sino que adicionaron al componente inflacionario (70%), le sumaron el componente de la variación de salarios (30%) restante, vale decir, solo con ésta fórmula los jubilados y pensionados van a tener sus haberes 5% por encima de la inflación todos los años.

Por último, hay una transición entre la aplicación de un sistema de actualización y otro, por lo que el Gobierno Nacional otorgará bonos de $750 a manera de compensación, tanto a jubilados y pensionados como a asignaciones familiares, y actualizará las jubilaciones cada tres meses, a los fines de que no pierdan poder de compra.

Por último, ¿es una fórmula mejor?

Es solo un cambio de fórmula de actualización, la nueva fórmula otorga confianza, previsibilidad, le garantiza al jubilado estar por encima de la inflación todos los años, por lo que nunca perderá y a largo plazo será más favorable a los jubilados, porque le otorgará seguridad.

¿Porque seguridad? Bien, recompuestos los haberes, y los índices de actualización, por los que se calculan las nuevas jubilaciones, recompuesto el cálculo de actualización de los que ya están jubilados, y si se aprueba la reforma laboral, cuyo fin, entre otras cosas, es incorporar más empleados en blanco al sistema (aportantes); se evitará una crisis económica en el Sistema Previsional de Reparto que termine quebrándolo definitivamente, asegurándole de esta forma su sustentabilidad en el tiempo. Ese es el objetivo.