A pesar de la dura pérdida de Mora, una yegua con grave discapacidad rescatada hace dos años del maltrato animal, que falleció el pasado 2 de abril, los integrantes de la Fundación Bio Animalis de San Francisco continúan en la lucha de visibilizar la crueldad hacia los equinos. Y para ello, se trazan distintos objetivos como continuar capacitándose y adquiriendo elementos e infraestructura para un mejor resguardo de estos grandes animales.

Gretel Monserrat, responsable de la ONG animalista, aseguró en diálogo con El Periódico que se encuentran en una etapa difícil por duelo: “‘Morita’ fue muy especial para todos, en la institución hay un antes y un después de ella. Si bien ya tenemos 12 años de vida y siempre hemos luchado por los derechos de todos los animales no humanos, el tema de los equinos estaba en una zona gris, no lo conocíamos en toda su dimensión hasta que llegó ella”.

Según la abogada, el caso de Mora les mostró dos caras del mundo equino: “Por un lado, lo maravilloso de esta especie, su sensibilidad, su cariño; por otro, un ámbito donde están sometidos a mucha crueldad y que está tan normalizada que no era visible. Mora vino a visibilizar esta situación y a través de estos dos años que estuvo con nosotros nos dejó varias lecciones: que los caballos no son algo, sino que son alguien, que están muy cosificados y en la mayoría de los casos funcionan como cosas”, argumentó.

Una realidad desconocida

“En San Francisco y zona -continuó Monserrat- tenemos asociaciones gauchas, hipódromos, mucha gente con caballos, pero sin embargo, solo hay dos profesionales especializados en equinos en la ciudad y la zona. Lo cual es grave para una adecuada atención de estos animales y tampoco existe un quirófano ni lugar para su tratamiento o resguardo en caso de una operación. Todo esto nos lleva a pensar que son descartables, un caballo se fractura una pata y se lo sacrifica, es como una cosa rota que se tira y se busca un reemplazo y esto no puede ser así”, reflexionó.

Para Monserrat, con Mora la fundación logró visibilizar que un caballo con discapacidad o diferentes dificultades “puede tener una vida digna y que vale la pena preservar”, remarcó.

En este aspecto, señaló que las dificultades que afrontaron con esta yegua -a la que tuvieron que realizarle numerosos tratamientos e intervenciones- les brindó importantes conocimientos sobre los equinos y les permitió dotarse de infraestructura y de un voluntariado responsable, para resguardar y proteger a los caballos.

“En San Francisco y zona no hay una ONG que pueda recibir y tratar a los equinos que tienen todo el derecho de recibir atenciones, cuidados y de dejar de ser cosificados”, insistió.

Mora, la yegua maltratada que marcó un antes y un después para Bio Animalis

Por más materiales y el sueño de un quirófano

En la actualidad, Bio Animalis tiene a su resguardo 11 caballos, entre ellos una yegua preñada y los futuros potrillos. “Va a ser toda una experiencia nueva que vamos a afrontar”, confió Gretel.

La animalista explicó que continúan capacitándose para tratar distintas problemáticas vinculadas al mundo equino, pero que también realizan gestiones con diferentes instituciones para dotarse de herramientas y materiales para trabajar con estos grandes animales. “Estamos en un proyecto con UTN que nos va a realizar una cincha especial para poder levantar caballos caídos, necesitamos una polea eléctrica para tratar con animales de 400 a 500 kilos promedio, de a poquito vamos adquiriendo equipamiento que tienen un costo importante”, sostuvo.

El anhelo de Gretel y todos los voluntarios de la Fundación es lograr un consultorio con quirófano para caballos: “Creemos que es una necesidad en nuestra ciudad y zona. Buscamos poder concretarlo con la institución y que se pueda brindar, a un costo razonable a cualquier guardador de equinos”.

Llegó Esperanza

El 1 de abril, personal policial de San Francisco realizó un allanamiento en una vivienda de avenida Las Malvinas donde secuestró una yegua en mal estado de salud y alimentación.

Desde ese momento, tomó intervención Bio Animalis, y el animal, bautizada Esperanza, ya se encuentra bajo su resguardo. “Se trata de otro desafío, es una yegua que está infosurada -una inflamación aséptica y aguda de la pododermis del casco del equino- en sus cuatro patas, con un dolor terrible. Prácticamente no puede caminar, no sabemos desde hace cuánto. Sospechamos una preñez, lo que agravaría mucho su condición, hay que hacerle estudios, para tener un buen diagnóstico”, comentó Monserrat. 

Esperanza, otro animal más al resguardo de Bio Animalis
Esperanza, otro animal más al resguardo de Bio Animalis

Pese al dolor por la pérdida de Mora, Esperanza se transformó en una nueva integrante en la familia de la Fundación y fue recibida de la siguiente manera en las redes sociales: “Te recibimos con mucho amor en la gran familia Bio!!! Te vamos a cuidar y te vamos a sanar ese dolor (de cuerpo y alma) y ya no habrá más sufrimiento para vos. Iniciamos otro desafío, pero el legado de Morita nos preparó para vos y para todos los que vendrán”.