El objetivo era claro, llegar hasta el Machu Picchu. Pero la idea era loca, hacerlo en una Honda Twister de 250 centímetros cúbicos. En esa aventura se embarcaron Francisco “Chiqui” Ruella y Hugo Varas, aunque este último con una BMW de 650 cc.

Partieron desde la ciudad rumbo a Salta, luego cruzaron los Andes hacia Chile, siguieron camino arriba rumbo a Perú y por último pasaron por Bolivia para emprender el regreso. Fue un viaje de más de 30 días, recorriendo rutas y conociendo extraordinarios paisajes.

“Chiqui” Ruella dialogó con EL PERIÓDICO y nos contó su particular aventura por las rutas de Sudamérica.

¿Cómo surgió la idea del viaje?

Hace 20 años que quería viajar al Machu Picchu, pero por una cosa por otra no podía hacerlo. Hace un par de meses, Hugo, que ya había hecho el viaje en moto, me dijo que le gustaría volver. Tengo una Honda 250 cc, pero en ningún momento lo dudé: vamos, le dije. Después me di cuenta de que para hacer ese viaje tenía que tener una moto grande. Cruzamos todo tipo de caminos, desde ríos que me taparon hasta la mitad, caminos con más de 30 centímetros de arena, rutas asfaltadas con piedra bola, de todo. 

¿Cuál fue el recorrido?

El primer destino fue Salta. Después partimos hacia Humahuaca.  Cuando íbamos a Chile hicimos el camino de la Cordillera de los Andes, llegamos a estar a 5100 metros de altura a nivel del mar, imaginate que con la moto iba a 30 kilómetros. En Chile estuvimos en San Pedro de Atacama, donde visitamos los géisers que son los más altos del mundo y de ahí rumbo a Perú. Estuvimos ocho noches, conocí el Machu Picchu e hicimos varias excursiones. Hay muchísimas cosas para conocer. Subimos al Huayna Picchu, una montaña donde hay todas escaleras que se tarda una hora y media en subir y quecuando llegás ves todo el Machu Picchu. Antes la subías gratis, ahora tenés que pagar 92 dólares. Nuestra idea era llegar a Lima, pero se nos complicó con los días, entonces decidimos regresar pasando por Bolivia. Ahí hicimos cambio de aceite, filtros y el único lugar donde había servicio en BMW, era en Santa Cruz de la Sierra. Ya para esa altura estábamos muertos de cansancio. Igual recorrimos caminos de selvas y túneles muy hermosos.

¿Cómo fue el recorrido por las distintas rutas?

Llegamos a recorrer casi 800 kilómetros por día. Nosotros mirábamos el plano que te marcaba que de un punto a otro había unos 600 kilómetros.Creíamos que en 7 horas, yendo a 80 lo hacíamos, pero no contábamos con la altura, las curvas y los tramos donde el camino está cortado. Yendo hacia Perú pasamos una ruta muy peligros en la que entre el viento que había y algunos lugares que no tenían vallas, se nos hizo bastante complicado. Hay un sector donde te aconsejan que vayas despacio, que son muchas curvas y además estábamos a unos 4000 mil metros sobre el nivel del mar.También la ruta boliviana que cruzamos gran parte de selva fue muy peligrosa.

¿Tuvieron algún accidente?

Sí, cuando todavía estábamos en Argentina, íbamos por la ruta 40, era camino de tierra y veníamos bajando. Era un camino muy estrecho y en eso aparece una camioneta de frente, apreté los frenos pero seguí de largo y cuando me voy cayendo le pego una patada a la puerta, sino me pasaba por arriba. Un poco también me salvó que iba despacio. Por suerte la moto no se hizo nada porque amortiguaron las mochilas que llevaba. Fue la única vez que le dije a Hugo que me deje ir primero, sino él siempre iba adelante. Después, también en Argentina, cruzando un río Hugo casi se queda porque toco una piedra grande que lo tiró para un costado y casi lo lleva la correntada. Tuvimos que pasar por unos cinco ríos, realmente fue una locura, porque si nos llegábamos a quedar, por las noches la temperatura baja a unos 15 grados bajo cero y no estábamos equipados como para quedarnos a dormir a la intemperie. Sí o sí teníamos que pasar la cordillera antes de las 18.

¿Qué paisajes te deslumbraron?

Lo que pasa es que en cada país cambian muchos los paisajes, vimos cosas espectaculares. El de las salinas de Chile me gustó porque en un momento dado no sabías si era nieve lo que estabas viendo. También en Chile nos tocó hacer 400 kilómetros por la costa bordeando el mar, fue algo hermoso. Y el Machu Picchu es algo impresionante.

¿Lo volverías a hacer?

Sí, pero con otra moto (risas). No sabía que era tan jodido el viaje, porque estás jugando con todo, como quedarte a pie en lugares donde no había nada. En la aduana para entrar a Bolivia, se sorprendieron cuando vieron la moto, me dijeron que era una muy pequeña. Era la primera vez que veían una moto tan chica haciendo tremendo recorrido. Incluso hasta la BMW 650 nos comentaban que era chica para el viaje. Pero igual la Twister se la aguantó y volvimos bien.