Un proyecto de cuatro docentes de Diseño Industrial (Centro Regional de Educación Superior) busca darle una marca de identidad a los espacios públicos de San Francisco. La propuesta se llama “Yendo” y crea puntos de encuentro en distintos lugares a través de una “Y” para reunirse, sentarse, atar la bici o lo que la gente desee.

Todo comenzó con la convocatoria de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María (Unvm) donde se financian ideas originales que en este caso tienen un impacto positivo para una necesidad de la comunidad. De esta forma Federico de la Fuente; Guillermo Barberis y sus estudiantes Mariana Bustos, Lucía Zabala, Catriel Gauna, Gonzalo Armar pusieron en marcha su creatividad.

En el camino que iniciaron hace unos meses se encontraron con distintos baches que pusieron en jaque la realización, principalmente por el aumento de los precios y el presupuesto que contaban. Sin embargo, al final lograron materializar su propuesta con algunas modificaciones de por medio y ahora buscan financiamiento para poder aplicarlo.

Sobre la idea de la Fuente indicó a El Periódico: “El proyecto surge por la convocatoria de la UNVM para el área de Extensión, una de las condiciones es que se vincule también con los estudiantes y la sociedad. Hicimos una serie de encuestas al inicio y surgió la posibilidad de que el diseño se haga con talleres interdisciplinarios, pero no se pudo por cuestiones presupuestarias y quedó de forma interna en el equipo”.

El mobiliario fue colocado en el predio de la escuela, pero inicialmente estaría en la Costanera Norte.
El mobiliario fue colocado en el predio de la escuela, pero inicialmente estaría en la Costanera Norte.

Ideas

Estos puntos de referencia requerían una serie de materiales que excedían los 71.250 pesos otorgados inicialmente por la Universidad. Las “Y” que crearon son “un lenguaje a partir generarían sentido de pertenencia entre la población que va a los espacios públicos”.

Con esa idea en la cabeza el equipo de cátedra de la materia Génesis de la Forma 2 encaró el diseño y posteriormente la elección del lugar donde instalarían el primer equipamiento, este último fue la Costanera Norte de la ciudad.

“En esa gigante Costanera nueva no hay muchos puntos de referencia. En un primer lugar queríamos emplazar un nodo que sirviera de referencia y emplazara en otros lugares. Después se hizo una síntesis asociado a la idea de ser usado no solo como punto sino también como asiento o bicicletero”, explicaron de la Fuente y Barberis.

Un proyecto de Diseño Industrial propone "señalizar" las plazas de San Francisco: cómo es "Yendo"

Reinvención

Los fondos disponibles para el proyecto no alcanzaron para lo que habían planificado así que tuvieron que reorganizar todo lo ideado. “Achicamos gastos de todos los lugares que pudimos para invertirlos en el diseño y fabricación”, comentaron. No obstante, consideraron que “todo el aprendizaje de esta edición les va a servir para otra convocatoria”.

Con la reorganización lista Lucía pudo sacar a la luz su creatividad. Se encargó de la realización de los renders que indicaban como estaría ubicado en la Costanera el mobiliario, el posicionamiento en el espacio y los colores. Respecto a esto detalló: “Apuntamos por colores primarios que llamaban la atención como punto de encuentro. Tienen una forma de Y”.

La elección de la letra no fue casualidad y se vincula con la oralidad. “Al momento de ponerle nombre surgió la palabra “yendo” y el producto tiene una forma similar. La palabra es un vocablo que se usa mucho ahora y reafirma la idea del punto de encuentro. De todas maneras, la función o significado se lo termina dando el público, nosotros estamos esperando saber cómo se lo usa”.

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Aliado

Los materiales que iban a usar para comprarlos nuevos se transformaron en inalcanzable con el presupuesto que tenían. Evaluaron hacerlo con descartes industriales, pero tampoco podían cubrir la suma y en una última instancia por intermedio de una firma local solucionaron el problema.

Mariana – que al igual que Lucía es adscripta en la materia – contó quién fue su “héroe” en ese momento. “Nos vinculamos con la empresa Costantini, un compañero Cristian Bosio trabaja ahí y sabía que había partes de material que no se usaban y se podían vender. Así fue que accedimos a los caños que usamos para el mobiliario”.

La buena voluntad desde la fábrica ubicada en el Parque Industrial les sirvió también para que les realizaran el corte de los materiales, lo pintaran y soldaran. “No nos cobraron nada, lo hicieron porque les interesó la propuesta y saben de lo que hacemos de la facultad y que como está el país con la plata que nos habían dado no habríamos podido ni empezar”.

Las metas fueron alcanzadas por el equipo, excepto por el lugar donde colocaron el mobiliario. Los trámites administrativos con la Municipalidad excedían los tiempos del proyecto y eso obligó a cambiar el destino.

“Nos habilitaron a ponerlo en el colegio, pero originalmente iba a estar en la Costanera Norte. Dado que lo que marca es un punto de encuentro tendría más lógica en esa Costanera porque no hay uno, en cambio en el Colegio ya de por sí es una referencia, pero es una muy buena experiencia”.

El objetivo que tienen por delante es seguir con la tramitación para que el proyecto sea tenido en cuenta por el municipio y expandirlo así a otros espacios públicos ¿Qué falta para eso? Además de las autorizaciones pertinentes requieren de interesados en financiar la propuesta y así cambiar los lugares de encuentro en la ciudad.