La tradicional imagen del detective privado, esa que describen cuentos y novelas con pipa, boina y lupa, ha cambiado en pleno siglo XXI aunque su actividad sigue más vigente que nunca. No ya para resolver crímenes y complots internacionales, sino para develar el simple engaño entre parejas.

Al igual que en muchas otras ciudades del país y el mundo, también en San Francisco existen varias personas que se dedican a la investigación privada. La gran mayoría de los trabajos que hacen tienen que ver con sospechas de infidelidad en parejas.

Uno de estos detectives en la ciudad es Juan Schiozzi, que fue policía de la fuerza especial de Rosario y tras su retiro, luego de 27 años, comenzó a dedicarse de lleno a la investigación privada. Se especializa en infidelidades, robos y fraudes laborales (empleados deshonestos), custodia personal y seguridad de viviendas. Cuenta con su propia empresa, Servicio Especial de Seguridad.

Sospechas

"Lo que más hacemos son investigaciones por infidelidad. Un 80 por ciento los casos que recibimos son por adulterio y otro 20 para vigilancia o cuestiones laborales”, explica el especialista.

Según Schiozzi la mayoría de sus clientes son mujeres. “El hombre no viene, no quiere creer que lo engañan, pero sí nos contrata su padre, la madre o el hermano. La mujer es más directa, sospecha y consulta”, asegura.

En los últimos tiempos el detective ha investigado casos donde los involucrados son gente joven, a punto de casarse, o matrimonios con poco tiempo de convivencia. Y recuerda que en los engaños siempre hay dos personas que se sincronizan para no crear sospechas.

La investigación

El detective explica que sus clientes suelen llegar desesperados buscando dilucidar la situación de su pareja. “La investigación comienza con la recolección de datos, hay que lograr obtener la mayor información posible. Por qué se duda de determinada persona, cuáles son esas dudas, qué hace el hombre o la mujer a investigar; sus horarios de trabajo; dónde almuerza o cena; quiénes son sus amigos; si hace deporte; si asiste a un gimnasio, etc.”, detalla.

“Hay que tener mucha paciencia. No se puede saber cuánto puede durar un caso pero a los clientes les doy un plazo mínimo de 20 días. En ese período se les puede informar las novedades diarias o cuando ellos lo prefieran. Hemos llamado a clientes a las 4 de la mañana porque nos habían pedido que ante cualquier cosa rara los llamemos”, confiesa Schiozzi. Y agrega: “Desde un principio les advertimos que tienen que soportar la noticia cualquiera sea, nosotros vamos a decir la verdad. Lamentablemente nuestras investigaciones han confirmado infidelidades y han sido responsables de separaciones”.

En la semana

Según el detective la mayoría de las infidelidades se producen los días de semana, en horario laboral o por la siesta, en moteles o albergues transitorios. El fin de semana las parejas suelen estar más juntas.

Herramientas tecnológicas

Hoy, la tecnología reemplaza el viejo estilo de Sherlock Holmes de la deducción. Por eso hoy se emplean elementos tecnológicos de vigilancia muy modernos, desde cámaras de fotografía y filmación, hasta relojes y agendas con cámaras para grabar.

El trabajo de la empresa de investigación requiere la utilización de vehículos, sin rótulos identificatorios. “Como profesionales tenemos que pasar desapercibidos, nuestros móviles son comunes. Pero cada vez que surge un trabajo me presento en la Policía para que estén informados sobre la actividad, les doy mis datos, de mis empleados, de los vehículos y dónde van a estar ubicados”, aclara Schiozzi.

El caso del auto

El padre de un joven requirió los servicios del detective porque dudaba de una mujer que estaba por convertirse en su nuera. Le dijo al detective que tenía solo una semana, en la que su hijo estaría fuera de la ciudad, y a su regreso se llevaría a cabo la boda.

La joven tenía la misma rutina; salía con su vehículo y regresaba siempre sola. Aunque todos los días, en su trayecto estacionaba su auto y caminaba varios metros hasta una tienda para comprar comestibles. Los investigadores la seguían pero no detectaban nada raro.

Cuando se acercaba el fin de la semana, pasó lo inesperado. La mujer paró su auto en el lugar de siempre para comprar algunas cosas. Saludó a una señora, charlaron unos momentos y se retiraron caminando. En ese momento se abrió la puerta de otro automóvil estacionado en las inmediaciones; de allí salió un hombre que rápidamente corrió al vehículo de la joven en cuestión y se escondió en el asiento trasero. Todo quedó grabado en el celular y el misterio se resolvió.

“Nosotros cometíamos el error de seguirla a ella y resulta que el amante aprovechaba la ocasión para meterse al auto y esconderse. Ese caso me dio mucha lástima porque la pareja estaba preparando todo para casarse y el joven quedó destruido”, recuerda Schiozzi.

TAMBIÉN EN CINE Y TV

La clásica estampa del detective como personaje un tanto misterioso, vestido con una característica gabardina, o escondido tras un periódico ha pasado a la historia como verdaderos íconos de la literatura y también del cine y la televisión. Ofrecen siempre interesantes razonamientos para desvelar los más integrantes misterios y muchos de estos personajes de ficción son históricos, como el caso de Sherlock Holmes, Miss Marple o Hercules Poirot. En la actualidad, hay muchas series de televisión cuyos protagonistas son investigadores, entre las que se destacan CSI o las más recientes True Detective y Sherlock.