Nos quejamos de las altas temperaturas y la sensación térmica de esta época -sobre todo esta última semana-, pero no todos tenemos las mismas armas a la hora de afrontar el calor. Entre ellos están los que trabajan al aire libre, en horas donde el sol golpea con todas sus fuerzas y por ello deben ingeniárselas para no sufrir insolaciones ni golpes de calor.

Charlamos con algunos trabajadores del rubro de la construcción, el transporte y la jardinería que nos cuentan cómo enfrentan los días más calurosos.

En la obra

Raúl Andini es contratista de construcción y albañil de profesión, y remarca que el peor horario para trabajar con el calor es desde el mediodía hasta las 15, aproximadamente.

En los días más calurosos se organizan para realizar los trabajos exteriores de la obra mientras que para cuando lleguen las 12 guarecerse y hacer tareas de interiores.

“A veces que no te queda otra que trabajar al sol, si te toca hacer una loza u otra tarea y hay que hacerla. Así que la gorra o una remera en la cabeza y la botella de agua cerca”, comenta. 

Por otra parte Raúl asegura que hay que aprovechar los primeros calores de octubre y noviembre para flecharse y “que la piel se vaya curtiendo”

A la hora de hidratarse, Raúl cuenta que las gaseosas son un clásico en las obras, pero lo mejor es beber agua. Algunos llevan pequeños termos para mantener la temperatura de sus bebidas y otras veces, entre todos, una conservadora con hielos.

Hierros candentes

Los muchachos de varias empresas de transporte locales reparten materiales pesados para la industria y el agro. Si bien los camiones están acondicionados, a la hora de los repartos y de entregar los hierros u otros materiales, deben hacerle frente al calor y además a las altas temperaturas que toman dichos metales.

Entre el calor y los mosquitos

Javier Cabrera es reconocido jardinero de años y además del calor todos los días debe batallar con pastos, plantas, mosquitos y otros insectos.

Arranca cada día a las 7 y asegura que a las 10:30 el sol ya comienza a hacerse sentir fuerte. Sus armas para hacerle frente son la gorra, los guantes, el repelente y varias botellas de agua, o en su defecto, una completamente congelada.

Trabajar al rayo de sol

Entre el calor y los mosquitos se hace difícil. Más en estas semanas que hay algunos sectores inundados y hay muchos mosquitos, así que el repelente lo tenemos a mano”, asegura.