Recibir un diagnóstico de cáncer y afrontar el proceso para tratar de sortear esta enfermedad es una de las situaciones más traumáticas que cualquier persona puede enfrentar a lo largo de su vida. Claro que con los avances de la ciencia aplicada a la medicina, hoy los tratamientos son más esperanzadores y por eso quienes tienen que pasar por esta situación se aferran a ellos por la necesidad e ilusión de hallar una cura. Pero eso puede derrumbarse cuando además deben luchar con la indiferencia y las muchas dificultades de las distintas obras sociales para entregarles la medicación que necesitan, en este caso del Pami. Incluso, directamente sin recibir las drogas oncológicas, pese a medidas judiciales.

Una enredada situación de este tipo le tocó vivir en San Francisco en el último año a María Catalina Baggio y su familia, tras recibir la mujer el diagnóstico de cáncer de esófago a mediados de 2023. Tras algunos meses de tratamiento y después de un sinfín de contratiempos para requerir la medicación al Estado nacional, lamentablemente María Catalina falleció en la madrugada del pasado 11 de mayo a los 65 años, rodeada por sus hijos y nietos que la acompañaron en todo momento e hicieron lo mejor posible para ella en sus últimos meses, aislándola de todos los problemas que iban surgiendo en los trámites con el Pami.

Sus hijos publicaron en sus redes sociales una carta en la que narraron todos los problemas que debieron afrontar para que la obra social entregase la medicación requerida, que hizo solo en una primera etapa. Recién después de meses, y con acciones judiciales en el medio, recibieron una aprobación para la droga que solicitaban, que no era nueva ni poco frecuente. Para entonces, a su madre le quedaban pocas horas de vida y por su estado ya no había nada que hacer, solo acompañarla en sus últimos días.

Nos quedó muy claro que los tiempos de ellos no son los que mi madre necesitaba”, describieron Claudia y Valeria Villarreal, dos de sus hijas. Y con esa frase resumen en gran parte los problemas que muchas otras personas están pasando también al no recibir o recibir tarde del Estado la medicación oncológica que necesitan, por los problemas de gestión en los organismos centrales de la obra social de los adultos mayores y del Gobierno nacional.

Sus familiares explicaron que quisieron hacer pública esta situación para poder ayudar a quienes estén pasando por lo mismo, ante el conocimiento que adquirieron para acortar pasos en los trámites.

Sin las drogas

En diálogo con El Periódico, sus hijas relataron que María Catalina trabajó siempre como empleada doméstica y lo seguía haciendo hasta hace apenas poco más de un año, cuando un día fue a ver a su médica por un ardor que sentía en su estómago. Los estudios no le dieron bien y su hija Claudia, quien trabaja como enfermera en un sanatorio local, rápidamente fue ganando tiempo para conseguir la atención y estudios que necesitaba, conocedora de los tiempos en el sistema de salud. 

Así, para cuando se confirmó el diagnóstico de cáncer, ya tenía listos varios de los papeles para presentar ante la obra social. Sin embargo, fueron muchas las complicaciones burocráticas y finalmente su madre falleció sin recibir la segunda parte del tratamiento que le había indicado su médica especialista en oncología que la atendía en una clínica de la ciudad, Costanza Mac Cormick.

En este punto, las mujeres destacan la buena atención y predisposición de quien fue titular del PAMI San Francisco hasta el año pasado, Elba Constantino, y aclaran que los rechazos a sus pedidos eran resueltos en los estamentos centrales de la obra social en Córdoba o Buenos Aires, pese a la ayuda de la delegada local. Las cosas se iban a complicar con el nuevo gobierno y la salida de Constantino, ya que desde hace casi seis meses la oficina local de PAMI no tiene designada a una nueva autoridad, en consonancia con la “motosierra” que esgrime el Gobierno nacional.

También elogiaron la atención y el trabajo judicial realizado por la Defensoría Pública Federal de San Francisco, a cargo de Esteban Lozada, y otros organismos como Apradoc (Córdoba), Amigos del Bien y Lalcec, que colaboraron en lo que estuvo a su alcance. Pese a todo, las drogas pedidas nunca llegaron.

Claudia y Valeria, junto a sus hermanos Nahuel y Julio, hicieron pública la situación.
Claudia y Valeria, junto a sus hermanos Nahuel y Julio, hicieron pública la situación.

Tarde y mal

Las mujeres admiten que aunque hubieran tenido la medicación a tiempo para la segunda parte de la quimioterapia eso no les garantizaba una curación, pero creen que al menos podrían haber evitado los sufrimientos y dolores que atravesó su madre, que en la primera etapa del tratamiento había respondido bien y se esperanzaba con ganarle al cáncer. Y además, cuestionan por qué una paciente y sus familiares tienen que enfrentar tantos problemas, contratiempos y rechazos en una cobertura que el Estado debe garantizar; creando una angustia más además de la propia enfermedad.

“Si era por voluntad del Pami ya hubiésemos arrancado el tratamiento tarde y mal desde el principio, porque nos mandaron las drogas al mes y algo, cuando ya habíamos hecho dos o tres ciclos del tratamiento con drogas que conseguimos y compramos nosotros. Para una persona con cáncer el tiempo vale mucho”, explica Claudia.

Ante la demora de la obra social de los jubilados, la familia recibió ayuda en la clínica donde se realizaba la quimioterapia, y Apradoc, una entidad sin fines de lucro que presta las drogas en caso de tenerlas o las consigue a un precio menor. Así pudieron conseguir las drogas para la primera parte del tratamiento, algunas teniendo que pagarlas, y que luego iban reponiendo cuando las entregaba el Pami.

“La fuimos bicicleteando, como se dice, con lo que conseguíamos nosotros y después con lo que nos llegaba”, sintetiza Valeria, y aclara que algunos gastos de internaciones y medicamentos el Pami no los cubría o los cubría parcialmente, por lo que si no fuera por la ayuda familiar su madre no podría haberlos afrontado con su jubilación mínima.

Sin tratamientos

Según el relato de sus hijas, tras una primera parte en el tratamiento, la segunda parte consistía en inmunoterapia con la aplicación de la droga nivolumab. Pero el pedido les fue rechazado una y otra vez en el Pami, aduciendo que dicha droga no se encontraba catalogada para aplicar en ese tipo de cáncer, pese a los requerimientos de la especialista en oncología, a quien la familia debió pedirle numerosos informes con detalles que la obra social exigía, lo que obligaba a estar siempre gestionando trámites.

Ante esto, acudieron a la Defensoría Pública Federal, que rápidamente judicializó el caso a fines de 2023 y pese a una medida cautelar ordenada por el juez federal Pablo Montesi que exigía a la obra social entregar la droga con urgencia ante la gravedad del cuadro de salud, el Pami no cumplió con la entrega, dilatando el proceso con distintos rechazos.

“En el medio mi mamá perdió masa muscular, en los últimos dos meses ya no no se pudo levantar de la cama y teníamos que asistirla. Necesitábamos cama ortopédica y silla de ruedas. Una compañera me prestó la silla y la cama la alquilamos en Amigos del Bien, y con ellos lo resolvimos en apenas un día, porque con el Pami eran dos millones de papeles, pedidos y conseguir turnos médicos con plazos muy lejanos. Si era por el Pami fallecía en una cama común, por eso decimos que funciona mal y que los tiempos de ellos no son los del paciente”, subraya Claudia, que por sus contactos como enfermera pudo agilizar varios trámites.

La vida de María Catalina se apagó el último 11 de mayo. Apenas dos días antes, su hija Claudia recibió un llamado desde Buenos Aires por el cual una autoridad del Pami le informaba que la droga que les habían rechazado durante meses ahora sí se la aceptaban. Pero no siguió con el procedimiento porque ya el estado de su madre era terminal y sus urgencias ya eran otras. María Catalina nunca recibió la droga. Ya era tarde.

AUMENTO DE CASOS

Esteban Lozada, defensor público ante el Juzgado Federal, explicó a El Periódico que pese a judicialización del caso y la medida cautelar favorable del juez, organismos como el Pami pueden incumplirlas y por ello deben estar realizando nuevas presentaciones con exigencias de multas o sanciones a los responsables. Y en la Justicia, todo eso lleva tiempo, en detrimento de las urgencias de una enfermedad.

Y además, reconoció que en los últimos meses en la Defensoría tuvieron un aumento en la cantidad de casos por problemas en la entrega de medicación de parte del Estado nacional, que es su área de competencia.

ADVERTENCIA DE LALCEC

Meses atrás este medio también informó sobre el caso de Laura Repiso, una sanfrancisqueña que no tenía cobertura de obra social y estaba en tratamiento de quimioterapia por un cáncer de mama. La mujer había relatado una situación de demoras en las entregas por parte del organismo nacional que debía otorgarle las drogas.

En ese entonces desde la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec) en San Francisco advirtieron la grave situación que atraviesan pacientes oncológicos debido a la falta de medicamentos para sus tratamientos.

"Sabemos que son muchas las personas enfermas que no están recibiendo su medicamento, incluso aquellas que cuentan con PAMI y Apross, que directamente los hacen esperar muchísimo o ni les mandan", afirmaron desde la institución ante la consulta de este medio.