Aunque poco se hable de ello, muchos son los padres que por una razón u otra deben hacerse cargo en soledad de sus hijos. Entre ellos se encuentra Diego Seghezzi, quien tras el fallecimiento de su esposa hace algunos años cuida de Tiago (12) y Felipe (9). 

La jornada para los tres arranca a las 6.30. “Suena el despertador y ahí arranco con Tiago que ya va a la secundaria. Lo dejo en el colegio y me vengo a levantarlo a Felipe para prepararlo para ir a la escuela. De ahí ya me voy al trabajo, donde es una vorágine que te lleva, cada cinco minutos surge algo nuevo que resolver, no se sabe a qué hora salís, pero igual trato de ir a buscarlos”, cuenta el papá. que trabaja como secretario de Gobierno en la Municipalidad de Frontera.

Los chicos también son cuidados por sus abuelos, que ayudan a Diego con el trajín diario de ir a buscarlos al colegio o darles el almuerzo.

Los chicos tienen actividades fuera de la escuela. Felipe juega fútbol en Tiro y Gimnasia y Tiago en Crecer. A pesar de que tienen distintos días de práctica y en distintos horarios, Diego los lleva y los va a buscar. “Trato de no perder esa conexión con ellos, porque la tarde es el momento que tenemos, ese rato al menos vamos hablando en el camino. A la noche hago de comer y cenamos juntos”, cuenta.

Apoyo

Cuando Diego perdió a su mujer, María Florencia, Felipe tenía 3 años y Tiago 6. “Se tornó bastante duro. Hay dos caminos. O desbarrancás o seguís a como dé lugar”, asegura.

En el camino, fueron de gran apoyo sus padres. “Les agradezco eternamente a mis viejos. Mi vieja, por ejemplo, me ayuda muchísimo en la educación, creo que tiene que ver con que fue maestra y directora de escuela”.

También agradece a sus amigos, a quienes tampoco descuida.

Día del Padre

Diego, que les organiza cada cumpleaños, también recibe su agasajo en fechas especiales. “Son amorosos los dos. Tiago es un encanto pero es más reservado; Felipe, en cambio, se te tira arriba. Para el Día del Padre, una vez me sorprendieron con un desayuno preparado por ellos. Yo estaba medio dormido y escuchaba ruido de platos, me preguntaba ‘qué estarán haciendo’ y me aparecieron con una bandeja y un desayuno para sorprenderme. También me hacen dibujitos que los tengo guardados, o me sorprenden con cosas que hacen en la escuela”.

Y concluye: “Tengo programado hacer algo el sábado a la noche, para festejar con mi papá. Y tengo preparada una sorpresa para el domingo”.

Los domingos, fútbol

“Los domingos –asegura el papá- son nuestros días. Desayunamos, almorzamos, vamos a la plaza, a andar en bici, o al cine. Es el día que compartimos a full”.

Sin embargo, la cita casi obligada es la cancha de fútbol. “Los fines de semana solemos estar en una cancha de fútbol. Yo voy a jugar y ellos me acompañan, se juntan con los hijos de los otros chicos que juegan, se van relacionando con chicos de distintas edades”, cuenta.