A la par de que Argentina vive uno de los peores momentos de la pandemia, inserta en medio de la segunda ola del Covid-19, del otro lado del mundo, concretamente en Australia, se vive una realidad totalmente diferente. Con una población de más de 25 millones, tuvo menos de 30 mil contagios, un número muy por debajo de nuestro país, que ya lleva casi 3 millones de infectados con 40 millones de habitantes.

Juan Pablo Ballarino es un sanfrancisqueño de 30 años que hace unos tres años que reside en Sydney, Australia, lugar al que llegó con el sueño de poder trabajar de su profesión y estudiar, lo que está cumpliendo ya que está terminando sus estudios de posgrado.

"Recuerdo muy bien que empezamos a leer noticias a principios de enero del año pasado, pero Australia, puntualmente Sydney, tiene una relación muy cercana, muy estrecha, comercial, de turismo, educativa, con China y se hablaba ya, pero como de una situación aislada en China. Para febrero ya empezaron a haber casos en otros lados. Ya recuerdo que en marzo había casos en Sydney y para principios de abril estábamos esperando que el gobierno emitiera los comunicados de cuarentena y frenar un poco la circulación", recordó Ballarino sobre los inicios de la pandemia de coronavirus.

En ese sentido, recordó cómo fueron los primeros meses y los comparó con Argentina: "Uno al vivir lejos de su hogar es como que tiene una doble realidad o va viendo paralelamente qué pasa en casa, recuero que Sydney estaba teniendo muchos más casos que en Argentina, por ejemplo cuando Argentina tenía 200 casos, Australia tenía 800 por día, y Argentina ya había entrado en medida estrictas de cuarentena y Australia todavía no había tomado ninguna decisión".

"Todos pensamos que se estaban equivocando, que estaban haciendo las cosas muy lentas. Y el gobierno tomó la postura, lo decían, cada día que ganaban era un día más que se podían preparar. Bloquearon el país con los aeropuertos como primera medida, bloquearon las fronteras entre las ciudades y empezaron con cuarentenas localizadas y restricciones en el tránsito por la ciudad y sobre todo en las ciudades más grandes como Sydney y Melbourne. Y sí tuvimos cuarentena como tal diría por un lapso de un mes o menos. Sí hubo una cuarentena en la que salías únicamente para actividades esenciales o las compras, al menos que tengas un permiso no podías ir a trabajar bastante similar a Argentina solo que fue por tres o cuatro semanas hasta que empezaron a bajar los casos", agregó.

Si bien aseguró que la cuarentena en un principio fue un poco "invasiva", tuvo resultados positivos: "Fue para comienzos de abril o finales de marzo, y fue intensa. No podías salir de tu casa más que para ir al súper, no podías usar el transporte público en determinados horarios, pero tuvo un impacto muy positivo porque los casos empezar a bajar drásticamente".

Sobre las medidas que se fueron tomando, ejemplificó con los testeos masivos. "Esa fue por así decirlo una gran diferencia, la potencia con la que el sistema de salud intervino. Las herramientas que tenía Australia creo que hicieron que se pueda controlar mucho más rápido. Creo que después de ese mes cuando los casos empezaron a bajar empezaron a habilitar más actividades, de a poco se podía volver a los gimnasios después se podía ir a los cines hasta que llegó un momento en que empezaron a llevar los casos a cero", dijo.

Según señaló, sólo Melbourne, la segunda ciudad más grande del país, tuvo un brote cuando se terminó la primera ola, cerca de julio, por lo que padeció una cuarentena mucho más estricta por varios meses. "El resto de las ciudades hizo una cuarentena estricta por varias semanas cuando los casos llegaron a cero se empezó a tener un poco más de salida, de circulación, hasta que llegó un punto que en esta nueva normalidad ya se empezó a circular normalmente, ya podías ir a los bares de vuelta a los cafés con estas nuevas medidas haciendo reservas, registrándote en aplicaciones cada vez que llegabas a un lugar, pero era una cuestión de no tener casos. Cuando resurgían casos volvían a hacer restricciones y a mover las fases. Pero hace meses que están sin casos. Ha habido algunos pequeños brotes, que son en líneas generales por ciudadanos australianos que van a hacer negocios o que viajan con algún permiso afuera y vuelven a los hoteles de cuarentena, y por lo general el 80% de los casos los agarran en los hoteles de cuarentena. Entonces ya Australia no ha tenido más rebrotes. Se vive en la cotidianeidad una vida normal, sobre todo cuando comparamos con lo que pasa en casa", contó.

Vacunación

Si bien podría pensarse que la vacunación ayudó, no fue determinante en la baja de casos, sino más bien las causas podrían buscarse en las características geográficas del país, opinó Ballarino.

"Con respecto a la vacunación son bastante criticados porque se tardó más de lo previsto para iniciar el proyecto que fue muy bien elaborado, preparado y explicado, pero por diversos problemas entre que no se ponían de acuerdo los estados, entre que las dosis no llegaban a tiempo y entre que hubo problemas con uno de los proveedores más grandes, en este momento está pausada la vacunación. Dividieron a la población en categorías y se había empezado a vacunar a la gente mayor. Posiblemente se siga vacunando a la gente mayor. Pero en este momento tenía entendido que el presidente y el ministro de salud se iban a comunicar la semana siguiente con los nuevos plazos. Pero es un porcentaje ínfimo el de la población que está vacunada al día de hoy", sostuvo.

Seguidamente, relató: "Creo que la vacunación no ha tenido ningún tipo de incidencia en como está hoy Australia. Ellos, por ser una gran isla y por la dispersión geográfica que tienen entre las ciudad y el aislamiento geográfico natural que tienen, llevaron una estrategia de casos cero, donde hubo medidas fuertes al principio y, una vez que se logró que no haya casos al cerrar los vuelos internacionales y el del turismo internacional, mantuvieron una economía interna cerrada y de esa manera hace meses que no tienen casos pero no es por la vacuna, se estima que para octubre ya va a estar toda la población vacunada y posiblemente ahí sí se pueda volver a volar, a salir del país, a circular libremente".

Adiós al barbijo

Respecto a cómo viven el día a día en Australia, el profesional indicó que se vive en una "nueva normalidad" y que se ha vuelto a parámetros "relativamente normales".

"Desde julio del año pasado ya se puede circular libremente, se pude ir a gimnasios, al teatro, a estadios con 40 mil personas, porque no hay casos, si vuelve a haber un foco de contagios se vuelve a ir para atrás pero la verdad vivimos normalmente. El barbijo un tiempo para las fiestas se volvió obligatorio por lo menos en Sydney en el transporte público pero ya nadie más está usando barbijo. Hace dos meses dijeron 'ya no hay mas casos, no es necesario' y no se ven barbijos, no se usa en la calle, se vive normal", afirmó.

De todas maneras, en esta nueva normalidad sí es necesario seguir aún algunos protocolos. Por ejemplo, los lugares de encuentro, como los bares, trabajan con reservas y capacidad limitada, y se mantiene la distancia de un metro y medio. "Esas cosas que yo creo que ya vinieron para quedarse por un tiempo pero el resto se vive totalmente normal. Lo que sí lo que no podemos hacer los residentes temporarios es dejar el país porque han sido bien claros que si nos queremos ir y el país nos recibe podemos ir, pero Australia no nos va a dejar entrar de vuelta. Mientras uno no se vaya del país, adentro se vive de manera relativamente normal", dijo Ballarino.

El sanfrancisqueño se animó a opinar acerca de las causas que, cree, hicieron que las realidades entre un país y otro sean tan distintas hoy: "Para que hoy estén parados en veredas distintas creo que hay una serie de variables. Tal vez la más importante es que Australia tiene un aislamiento geográfico, porque es un continente oceánico, lo separa un océano de los otros país, entonces le fue bastante más fácil tener políticas fuertes de cierre de fronteras. Tiene una amplitud geográfica muy grande internamente, las ciudades están muy separadas unas de otras lo cual también facilitó el cierre de fronteras internas".

"Hay una diferencia también muy grande en la capacidad económica, nos separan dos mundos, de un país de un primer mundo a un país de tercer mundo. El Estado ha puesto una maquinaria económica al servicio de la sociedad enorme, han subsidiado sueldos, han ayudado a las empresas con un sistema de salud que funciona, esas tres variables sumadas a una variable estructural que se tiene, donde acá la corrupción es realmente muy castigada, muy mal vista y hay cierto respeto por la autoridad", agregó.

Finalmente, la cultura es otro factor que pudo influir, opinó: "También culturalmente son mucho más anglosajones, no hay mate, no hay jarra de fernet en el boliche, no hay beso a la hora de saludarse".

"Todas esas variables conjugadas han hecho que hoy Australia esté en una situación mucho más favorable", concluyó.